Cortefiel está de moda en bolsa. Lo está no por las subidas –¡ya quisieran sus accionistas!– sino porque por el parqué circulan rumores que apuntan a una posible fusión, alianza o acuerdo con algún gigante del sector. Hace tiempo, en marzo de 2001, que Cortefiel dejó al descubierto sus debilidades y sus necesidades. Fue cuando mostró sus cartas al lanzar una OPA (oferta pública de adquisición de acciones) sobre Adolfo Domínguez. Al fracasar la oferta sobre la empresa del diseñador gallego, Gonzalo Hinojosa, presidente de Cortefiel, dejó claro que necesitaba crecer en España y también en el exterior. Hinojosa era consciente de que necesitaba controlar aún más todo el proceso de su negocio, al estilo Inditex, desde el diseño de la ropa hasta la fabricación pasando por la distribución y la venta.
La fallida OPA sobre Adolfo Domínguez le salió muy cara a Gonzalo Hinojosa. Cara, porque desde entonces la bolsa no ha dejado de castigar a Cortefiel: en los últimos meses el valor ha caído más de un 25% y sólo desde el pasado dos de enero acumula un descenso cercano al 3%. Desde marzo del año pasado, Adolfo Domínguez, que en su tiempo nos enseñó que la arruga además de ser bella era muy cara, ha ganado más de un tres por ciento; Inditex desde mayo de 2001, cuando salió a bolsa, acumula una subida del 50% y desde principios de este año del 7%. Desde aquel fracaso, Cortefiel ha intentado recuperar la solera de otros tiempos pero, todo hay que decirlo, con poco éxito. Hinojosa ha intentado, por un lado, potenciar su propia marca, Cortefiel, y apostar por la moda gallega con la incorporación en sus tiendas de la ropa del diseñador Pedro del Hierro. Sin embargo, fracasó en su intento de vender la marca Yves Sant-Laurent. Al mismo tiempo ha intensificado su presencia en el exterior mediante la compra de nuevos establecimientos y el refuerzo de su marca más deportiva, Springfield.
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