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Susana Criado

La silenciosa caída de los bancos

Las consecuencias del atentado del 11 de septiembre en Estados Unidos se extienden como una mancha de aceite sobre las bolsas. Aerolíneas y aseguradoras sufrieron en sus cotizaciones los efectos más inmediatos; después cayeron las empresas relacionadas con el sector turismo y, seguidamente cedieron compañías como EADS y Gamesa cuyo negocio depende de la marcha de la industria aeronáutica.

Ahora los efectos del ataque a las Torres Gemelas llegan a los grandes bancos. Si en los ocho primeros meses del año acumulaban ligeros recortes en sus cotizaciones, en las dos últimas semanas sus precios en bolsa han caído por los suelos. Su caída desde el pasado 11 de septiembre ha sido tan profunda como silenciosa: del 25% en el Bilbao Vizcaya Argentaria y del 19% en el Santander Central Hispano.

¿Por qué este duro castigo a los bancos? Hay que dejar claro que antes del atentado la situación macroeconómica era delicada: deterioro del mercado laboral en Estados Unidos, caída de la productividad y aumentos de la inflación en Europa, descenso en la confianza de empresarios y consumidores a uno y otro lado del Atlántico, y fragilidad en las bolsas... Ahora el escenario se complica porque se teme lo peor: una recesión económica en Estados Unidos que acelere la ralentización de la actividad en la eurozona. Si esto ocurre –y hay que tener en cuenta que la bolsa se mueve en base a expectativas– los bancos ganarán menos dinero.

Las primeras estimaciones indican que los beneficios de estos dos gigantes españoles caerán una media del 8% en 2002. Descenderán los ingresos por comisiones de valores y gestión de activos; se frenarán las salidas a bolsa de nuevas empresas; a pesar de los recortes de tipos de interés bajarán las peticiones de créditos; aumentará la morosidad y habrá que acometer mayores dotaciones para insolvencias. Panorama complicado que, en el caso de los bancos españoles, se retuerce aún más con su elevada exposición a Latinoamérica

Este escenario, aunque tremendamente negativo, es el que en la actualidad descuentan las cotizaciones del BBVA y del BSCH. Tremendamente negativo porque aún no se pueden evaluar la consecuencias de tan reciente atentado y porque la guerra, como dijo George W. Bush, sabemos cuándo ha comenzado pero no cuándo ni cómo terminará.

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