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Susana Criado

Las telecos, por las nubes

Excelente, envidiable e imprevista. Éstos son tres de los muchos adjetivos que nos muestran cómo ha sido la trayectoria en bolsa del sector de telecomunicaciones desde el pasado 11 de septiembre. Desde los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono en Estados Unidos, Telefónica acumula una ganancia del 30% y su filial de móviles del 40%. Brillante es también la evolución del resto de las operadoras europeas. Así, desde aquel día France Telecom sube un 56%, Deustche Telecom un 32%, KPN un 40% y Sonera un abultado 79%.

La recuperación de estas grandes compañías se apoya en varios pilares. En primer lugar tenemos los planes destinados a reducir el elevado endeudamiento que acumularon en la desenfrenada carrera de adquisición de empresas y la compra de licencias UMTS. Los últimos datos indican que esos planes –centrados en la venta de activos no estratégicos, de inmuebles y segregación de negocios– comienzan a dar sus frutos: las operadoras han cancelado o han prometido cancelar hasta 8 billones de pesetas, el 15% del total de su endeudamiento. Telefónica, por ejemplo, ha aplazado la OPA –oferta pública de adquisición de acciones- planeada sobre su filial brasileña CRT; al mismo tiempo ha anunciado su intención de recaudar medio billón de pesetas mediante la venta de activos de medios de comunicación y la externalización de algunas funciones como la gestión de facturas.

El retraso en la implantación de la tecnología UMTS es otro de los pilares que sustenta esta recuperación. En principio ese retraso es negativo porque las operadoras no saben cuándo estará la nueva tecnología en el mercado –los Gobiernos dicen que estará todo preparado para la primavera de 2002 y las operadoras hablan de 2003- y no saben tampoco cuándo empezarán a rentabilizar sus gigantescas inversiones. Sin embargo, ese retraso es muy positivo porque permitirá que las operadoras mejoren sus balances, que pospongan y racionalicen las inversiones que necesita la puesta en marcha de esta tecnología y que lleguen a acuerdos destinados a compartir infraestructuras y ahorrar gastos.

El tercer lugar tenemos la esperanza de que algunos países europeos como Alemania o Gran Bretaña apoyen el negocio de móviles por distintas vías: rebajando las cantidades que a las operadoras les resta por pagar por las licencias, flexibilizando el calendario de pagos o ampliando la concesión de las licencias. Esta es la esperanza que les ha dado el gobierno francés a todas las operadoras tras reducir a la octava parte el precio de las licencias de telefonía móvil de tercera generación. También se especula en el mercado con un nuevo recorte en la tasa del especto radioeléctrico en España. Ciencia y Tecnología impuso a las operadoras una tasa anual de 960 millones de euros, que luego la rebajó en un 65% y que ahora puede sentirse presionada por el nuevo modelo galo.

Tres pilares que animan a un sector que aún tiene mucho que correr para alcanzar sus máximos anuales. Telefónica tendría que subir más de un 45% para acariciar sus máximos anuales, aquellos 21,75 euros que rozó a principios de año; su filial de móviles tendría que caminar otro tanto para superar el nivel de la OPV, los 11 euros, y coquetear con sus máximos anuales, los 11,85 euros.

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