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José María Rotellar

El incierto escenario económico y laboral tras el rebote técnico del empleo

Para que la mejoría de la economía y del mercado laboral no sea simplemente puntual es necesario realizar diversas reformas estructurales para consolidarse en el tiempo.

Para que la mejoría de la economía y del mercado laboral no sea simplemente puntual es necesario realizar diversas reformas estructurales para consolidarse en el tiempo.
Entrada a una oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) | Europa Press

La publicación de la Encuesta de Población Activa del IITR-2021 arroja unos datos importantes en cuanto a la creación de empleo, pero, desde la alegría que supone el que haya más personas que encuentren un puesto de trabajo, no podemos dejar de destacar toda la realidad del horizonte económico que tenemos ante nosotros.

De esa manera, es cierto que se produce un fuerte incremento del empleo en este trimestre, lo cual siempre es una buena noticia, porque significa que más españoles han recuperado su empleo, su vida, su esperanza. Ahora bien, esta mejora coyuntural de la economía y del mercado laboral debería aprovecharse como palanca para aumentar el crecimiento potencial de la economía, para que la mejoría no se quedase en algo pasajero, sino que se consolidase e incrementase en el tiempo.

Para ello, es necesario realizar diversas reformas estructurales, como retornar lo antes posible a la senda de estabilidad, controlar el gasto, no subir impuestos, especialmente los directos, eliminar trabas, crear seguridad jurídica, reformar las pensiones y mejorar la flexibilidad del mercado laboral, entre otras. Sin embargo, el Gobierno no está haciendo nada de esto ni parece que vaya a hacerlo, sino que se queda en este dato temporal, importante pero pasajero si no se hacen esas reformas que precisa la economía española y que el Gobierno no lleva a cabo.

En este sentido, hay que recordar varios datos de esta EPA que enmarcan adecuadamente el rebote que se produce:

  • Hay más de 400.000 personas que formalmente tienen un puesto de trabajo que no han trabajado, la mayoría por ERTE, respecto al IITR-2019, antes de la pandemia.
  • El número de ocupados, pese al aumento, es de los más bajos de los últimos años, con excepción de 2020, donde casi toda la economía estaba cerrada. Además, lo sujeta, en gran parte, el fuerte incremento de empleo público, no tanto el aumento de actividad.
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Además, respecto al IITR-2019, antes de la pandemia, el empleo desciende en 133.300 ocupados.

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El paro desciende en el trimestre, pero en términos anuales hay 175.900 parados más y respecto al IITR-2019, antes de la pandemia, hay 313.200 parados más.

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La tasa de paro se encuentra en un nivel muy elevado, un 15,26%, con 3.542.800 personas, a las que hay que sumar los más de 400.000 que no trabajan aunque formalmente computen como ocupados. Sigue habiendo 1.157.900 hogares con todos sus miembros en paro.

Por tanto, como decimos, el dato de la EPA es motivo de alegría en el corto plazo, desde luego, pero no es lógica la euforia del Gobierno cuando seguimos con muchas personas sin trabajo, que sí que lo tenían antes de la pandemia, cuando hay cientos de miles en ERTE que no saben si van a poder volver a su empleo y cuando el Gobierno no está haciendo nada para reformar la economía y hacerla crecer no solo con el fuerte rebote técnico de ahora, sino para el medio y largo plazo.

El Gobierno tiene en su mano no desaprovechar la oportunidad de emplear el rebote técnico para impulsar el crecimiento estructural de la economía española, pero, si no hace reformas, hará que España pierda esta oportunidad.

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