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Hipocresía verde en Alemania: planean convertir en parque eólico el bosque de los Hermanos Grimm

Un mítico bosque alemán peligra por la construcción de varios aerogeneradores. Los Verdes lo aprueban.

Un mítico bosque alemán peligra por la construcción de varios aerogeneradores. Los Verdes lo aprueban.
Un rincón del Reinhardswald | Flickr/CC/Ephemeral Impressions

La semana pasada, el Gobierno regional de Kassel aprobó la instalación de 18 aerogeneradores en el Reinhardswald, un bosque del centro de Alemania cuya belleza le hace ser considerado popularmente como el escenario de los cuentos de los hermanos Grimm. Se trata del último capítulo de un proyecto que lleva diez años enfrentando al estado de Hesse y sus planes para invertir en energías renovables con vecinos de la zona, contrarios a que los molinos destrocen el paisaje y acaben con un entorno que es refugio de especies protegidas y atracción turística.

La empresa detrás del proyecto, EAM Natur, sostiene que la zona donde se instalarán los aerogeneradores no pertenece a los espacios más singulares del bosque y apuntan que "sólo" tendrán que talarse 250 hayas y robles sanos puesto que es un área afectada por tormentas y plagas. Desde el Gobierno, del que forman parte Los Verdes, afirman que se ha elaborado un estudio exhaustivo para que el proyecto sea respetuoso con el entorno. Los vecinos, comerciantes y ecologistas agrupados en distintas asociaciones han contestado ya que seguirán batallando después de que los años de quejas locales hayan terminado cayendo en saco roto.

El acuerdo recién aprobado contempla la construcción de 18 aerogeneradores de 241 metros de altura. Según la plataforma Rettet den Reinhardswald, constituye la primera fase de un plan que convertiría el bosque en un gran parque eólico: está en proyectos la construcción de otras dos áreas de molinos, con diez y 9, respectivamente, y habría otras tres que podrían ser utilizadas en un futuro con el mismo fin. Paradójicamente, la zona elegida para el plan es de "vientos bajos", denuncia el mismo colectivo. El Gobierno, mientras, estima que los primeros aerogeneradores, que estarían construidos en dos años, servirían para abastecer de energía a 75.000 hogares.

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Castillo de Sababurg, en el corazón del bosque

Desde el colectivo, responden a los intentos de minimizar el impacto del proyecto con datos como los kilómetros de autopista que habría que construir para llevar hasta su lugar las enormes piezas de los aerogeneradores y que supondrían también una tala de árboles no contemplada en las cifras oficiales. También destacan los miles de camiones que circularían por las inmediaciones del bosque y las enormes dimensiones de los molinos, que estropearían para siempre el paisaje.

Tras esta asociación y otras que protestan contra el parque eólico están vecinos, comerciantes e incluso alcaldes de la zona. El pasado domingo salieron a la calle en la pequeña localidad de Gottsbüren: unas 500 personas avisaron de que la instalación de estos aerogeneradores supone transformar el bosque en "territorio industrial" y de que se contempla levantar hasta 144 molinos.

Los Verdes contra los ecologistas

Entre los manifestantes, había algún político independiente que avisaba de que no tiene sentido "destrozar un bosque" con la excusa de disfrutar de una energía sostenible, pero junto a ellos no estaban Los Verdes. De hecho, la ministra regional de Medio Ambiente, Prizka Hinz, que pertenece a este partido, se ha manifestado en contra de sus peticiones. Hace pocos días, Hinz defendió la instalación de los aerogeneradores con estos argumentos: "La energía eólica contribuye al cambio de modelo energético y por tanto a la preservación de la naturaleza. Sin una política climática comprometida pronto no habría más bosques". Los vecinos contestan que apoyar los bosques es también luchar contra el cambio climático.

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En el bosque crecen árboles centenarios. Los impulsores del proyecto sostienen que esas áreas no se verán afectadas

La compañía insiste en que el parque eólico sólo afectará a una zona limitada pero los ecologistas locales señalan que intervenir en una parte tendrá consecuencias en todo el ecosistema. Citan entre los problemas las muertes de pájaros en las turbinas, el ruido durante las obras y el estado en que quedaría el suelo.

Por el momento, los frentes en la administración y en los tribunales para tratar de detenerlo sigue abiertos gracias a plataformas como Naturschutz Initiative y la Schutzgemeinschaft Deutscher Wald, cuyo representante, Bernhard Klug, avisaba hace unos días a la radio local de que aunque de momento se talen pocos árboles, será terreno que no podrá recuperarse para el bosque porque quedará dañado para siempre.

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