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De Valencia a Bilbao: así serán las nuevas "casas feministas" con cocina más grande y sin dormitorio principal

Las principales teorías feministas sobre habitabilidad sostienen que el diseño actual de las viviendas es fruto del heteropatriarcado.

Las principales teorías feministas sobre habitabilidad sostienen que el diseño actual de las viviendas es fruto del heteropatriarcado.
La cocina es más amplia y se comunica con el salón. | Pexels

Las principales teorías feministas sobre habitabilidad sostienen que la distribución actual de las viviendas es "fruto del heteropatriarcado y del papel de cuidadoras que se ha adjudicado tradicionalmente a las mujeres". Por ese motivo, en los últimos años han comenzado a proliferar las construcciones con "perspectiva de género". Este tipo de estructuras pronto serán obligatorias en el País Vasco y también se están estudiando en Cataluña y la Comunidad Valenciana.

Para identificar si una casa garantiza "la habitabilidad con perspectiva de género" y evita desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito doméstico, hay que comprobar el tamaño de la cocina y su disposición. Otra de las características propias de una vivienda feminista es que existe un espacio propio para la colada y no hay un dormitorio principal.

Una de las normativas más desarrolladas, aunque todavía no ha entrado en vigor, es el nuevo decreto de habitabilidad del Gobierno vasco. Esta norma establece que las viviendas de nueva construcción deben tener un mínimo de 25 metros cuadrados, de los cuales al menos siete deben destinarse a la cocina. Además de ampliar el tamaño de cocina, se busca crear espacios abiertos e interrelacionados, por lo que es preferible un diseño tipo cocina-comedor o situar la cocina al lado del comedor "de forma que se pueda unir o tener conexión visual" para evitar "la exclusión o la discriminación" de la persona encargada de cocinar.

"Para incorporar la perspectiva de género en las políticas de vivienda, es más importante que nunca garantizar la visibilidad de todos los ámbitos donde se llevan a cabo tareas domésticas y garantizar la participación en estas tareas de todas las personas", ha explicado Laura Pérez, concejala de Feminismos y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona, en declaraciones a la revista Qüestions d’habitatge.

Desaparece el dormitorio principal

Otra de las ideas que pretende introducir esta regulación es la "desjerarquización" de los espacios, por lo que ya no puede existir un dormitorio principal más amplio con baño incorporado. El decreto del País Vasco establece que todos los dormitorios deben tener como mínimo 10 metros cuadrados, sin diferenciar unos de otros, porque "el lavabo en suite jerarquiza claramente un dormitorio y determina una ocupación desigual del grupo de convivencia". En el caso de que haya tres habitaciones, se permite que una de ellas ocupe 8,5 metros cuadrados.

"El análisis de las jerarquías espaciales pretende detectar y visibilizar situaciones de desigualdad, subordinación o desequilibrio en el uso de la vivienda por parte de hombres y mujeres", explica Pérez. En este caso, el dormitorio principal debe desaparecer porque las casas feministas tienen que ser "no jerárquicas y no androcéntricas para romper con los binarismos y el reparto tradicional de los roles que reproducen desigualdades de género", señala.

La idea es crear habitaciones multiusos que permitan "adaptar la vivienda a las distintas etapas de la vida así como a los nuevas necesidades y formas de vida modernas", según explica el propio proyecto del decreto vasco. De este modo, "se posibilita la creación de espacios más versátiles, y flexibles que se adaptan a las circunstancias" de cada familia.

"Uso simultáneo" del cuarto de baño

Las nuevas construcciones feministas también constarán de "un espacio reservado para el ciclo de lavado de ropa, que podrá ubicarse en la cocina, en el aseo o en un recinto específico para esa función". De esta forma se garantiza "la funcionalidad del entorno físico" y se facilita la "corresponsabilidad".

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En una casa feminista, el váter debe separarse del lavabo.

Y en lo que respecta al cuarto de baño, debe facilitarse su "uso simultáneo". Desde el Instituto Municipal de Vivienda de Barcelona proponen hacerlo a través de "cuartos compartimentados por usos, que permiten la utilización simultánea sin tener que duplicar la dotación completa de elementos", es decir, separar el váter del lavabo con un tabique para que dos personas utilicen ambos elementos a la vez.

La perspectiva de género también ha guiado la normativa que compete a las áreas comunes en portales y urbanizaciones, que deben proyectarse y ejecutarse con una configuración espacial destinada a evitar la existencia de "ángulos muertos, retranqueos, esquinas, zonas oscuras y demás espacios que puedan poner en peligro la seguridad de las personas usuarias".

Por el momento esta normativa no es obligatoria, pero ya supone una guía para elaborar la normativa que condicionará las construcciones de las futuras casas feministas destinadas a acabar para siempre con las desigualdades de género, según sus ideólogos.

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