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El forestal jubilado que defiende un mítico bosque alemán de las turbinas de los ecologistas

Vecinos y ecologistas locales están al frente de las protestas por la instalación de un parque eólico en un valioso bosque alemán.

Vecinos y ecologistas locales están al frente de las protestas por la instalación de un parque eólico en un valioso bosque alemán.
El ecologista y ex agente forestal junto al Reinhardswald | Familia Rapp

Hace dos semanas, los vecinos y activistas que llevan diez años defendiendo el Reinhardswald en Alemania recibieron la noticia de que el gobierno regional había aprobado la instalación de los primeros 18 aerogeneradores del futuro parque eólico que se quiere levantar en la zona. De nuevo salieron a la calle y de nuevo las diversas asociaciones que claman contra quienes quieren destrozar el bosque "de los Hermanos Grimm", como se conoce popularmente, anunciaron que intentarían pararlo en los tribunales.

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Protesta contra el proyecto | Bastian Kulp

La historia del Reinhardswald, un bosque casi milenario en el corazón de Alemania, es una especie de David contra Goliat de ecologistas locales contra los que ocupan las instituciones. La ministra de Medio Ambiente de Hesse pertenece a Los Verdes y ha defendido la construcción de los aerogeneradores señalando que la lucha contra el cambio climático y el impulso de las energías alternativas servirá para proteger todos los bosques. Desde el Gobierno y las empresas tras el proyecto se defiende que el área que ocuparán los molinos es una zona degradada, con árboles de poco valor o afectados por tormentas y plagas. Los vecinos insisten en que la instalación de los primeros molinos destrozaría el paisaje, afectaría a todo el ecosistema y además abriría la puerta a la instalación de más aerogeneradores. La zona, resumen, pasaría a ser territorio industrial, con construcción de carreteras, tráfico de camiones y el impacto visual de unos molinos gigantescos que además afectarían a aves protegidas.

Herman-Josef Rapp es considerado "la voz" del Reinhardswald. Con 78 años, está jubilado pero sigue peleando por el bosque que contribuyó a conservar en diversos cargos de la oficina forestal de Hesse y cuya historia lleva divulgando toda su vida. En la última concentración contra el gobierno regional llamó, "conmovido hasta las lágrimas", a seguir luchando contra la construcción de los aerogeneradores, que se prevé que estén levantados en dos años. En LD, trata de explicar por qué este bosque es especial de entre los muchos que tiene Alemania ("aproximadamente un tercio" del territorio) y que han marcado su "literatura, su música" y también su forma de entender la vida.

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Recreación de los aerogeneradores en el paisaje del Reinhardswald

En la lista de grandes bosques "simbólicos" alemanes (el más conocido, la Selva Negra), el Reinhardswald ocupa, cuenta Rapp, un lugar "privilegiado" y ha sido descrito como el "tesoro de los bosques europeos". "Es un paraíso de 200 kilómetros cuadrados sin apenas carreteras ni senderos; un bosque antiguo, histórico", con hayas y robles centenarios cuya conservación permite observar, "como si fuera un museo", cómo era la relación del hombre con el bosque en siglos pasados. También destacan castillos como el Sababurg, el zoológico histórico de Sababurg, los vestigios de monasterios y los pequeños pueblos que tenían como principal economía la madera y cuyas calles aún lo atestiguan. Subraya también su valor cinegético y cómo ese carácter quedó reflejado en los cuentos de los Hermanos Grimm, "sin olvidar el factor ecológico" de su flora y fauna. "Da igual si se instalan 18 o 70 turbinas (como barajan futuras fases del proyecto): el paisaje quedaría destruido, los cimientos del ecosistema dañados. El funcionamiento de las turbinas y las infraestructuras necesarias para instalarlas transformarían un lugar muy valioso en territorio industrial", denuncia.

La "religión" del clima

El agente forestal dice que lleva desde 1972 defendiendo este bosque, pidiendo que se convirtiera en parque natural o en reserva de la biosfera y combatiendo en su día la construcción de un complejo hotelero de 6.000 camas para defender este "tesoro" que ha trabajado por hacer conocido en todo el país. Ahora él y el resto de activistas llevan diez años peleando contra los planes del parque eólico: "Estuve desde el primer instante del lado de los que piensan que hay que apoyar las energías alternativas pero no sobre todas las cosas ni a cualquier precio". "Aquí sería desastroso", insiste Rapp, que cuenta que tiene paneles fotovoltaicos en casa para demostrar que no está en contra de las energías verdes y que pide reflexión y mesura ante proyectos que producirían daños irreparables.

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Primeros trabajos en el bosque | Oliver Penner

La "voz del Reinhardswald" rechaza rebatir las "mentiras" y "afirmaciones absolutamente falsas" de quienes, como Los Verdes, defienden que estos planes no suponen una agresión al bosque. "Invocar el cambio climático y la salvación de los bosques" para justificar "la intervención más dura en el territorio de Hesse, destruyendo su esencia" es un argumento, en su opinión, propio de "sobremesa", sin la suficiente hondura. Hay que medir muchas variables y hacer reflexiones "serias y honestas" antes de decidir intervenciones de esta envergadura, insiste, "la época de las guerras religiosas ya debería haber terminado".

Él y las distintas asociaciones en defensa del bosque piensan seguir litigando en los tribunales: "El bosque es algo más que la suma de sus árboles, está ahí para todos, merece nuestro compromiso", dice Rapp, orgulloso de conservar sus convicciones de juventud a sus 78 años y prometiendo seguir en la batalla con la vista puesta "en nuestros niños, en nuestros nietos".

Verdes contra verdes

Voces como la de Rapp y otros ecologistas tradicionales chocan cada vez más con el mensaje oficial del ecologismo actual y de los postulados de Los Verdes. Otro ecologista de la Deutsche Wildtier Stiftung, el biólogo Klaus Richarz, alertaba hace unos días en Die Stern sobre las consecuencias de los aerogeneradores en la fauna, en particular en aves protegidas, como el milano real o la cigüeña negra y en cómo voces como la suya estaban siendo ignoradas.

En la entrevista, el biólogo explica cómo la última generación de aerogeneradores, mucho más altos (alcanzan los 241 metros) están permitiendo su instalación en pleno bosque o en sus alrededores. "Todo el mundo quiere energía limpia pero nadie quiere los molinos delante de su casa", lamenta.

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Sobre cambio climático y política, el biólogo recuerda cómo Los Verdes han pasado de apoyar la naturaleza y el entorno a poner por encima las políticas climáticas bajo el argumento de que "si cambia el clima, desaparece también la biodiversidad". El partido en la región, mientras, defiende que "toda la zona" se beneficiará de esta energía verde e insiste en el poco valor de la futura ubicación de los molinos ilustrándolo con una foto con árboles caídos. Defienden también que se tomarán medidas para que el impacto en la fauna sea mínimo.

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