Tal y como advirtió Libre Mercado, el problema de la inflación viene de lejos, está aquí para quedarse y no tiene nada de fenómeno temporal. Ante semejante escenario, cada vez conocemos más estimaciones sobre el efecto que tendrá la subida generalizada de los precios en la recaudación fiscal y el bolsillo de los contribuyentes.
¿Qué sabemos, de momento, sobre esta cuestión? Vayamos por partes:
- Empecemos por las estimaciones referidas al Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). Según la presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), Cristina Herrero, la subida de los precios está generando al menos 3.500 millones de euros adicionales en los ingresos que obtiene la Agencia Tributaria por esta vía.
- Pasemos ahora a los tributos que gravan la venta de carburantes. La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AEOPP) estima que Hacienda está recaudando al menos 3.000 millones de euros "extra" cada año por el encarecimiento de los combustibles. Ahora bien: este cálculo engloba tanto el IVA, que ya ha sido comentado de forma general en el párrafo anterior, como el Impuesto Especial de Hidrocarburos (IEH) que sería el gravamen que nos ocupa. Así pues, el aumento recaudatorio generado a través de esta última figura fiscal ascendería a 1.900 millones anuales.
- Centrémonos ahora en el Impuesto sobre la Renta (IRPF). Al no deflactar las tarifas y no indexar los demás componentes del gravamen, Hacienda también se beneficia de la inflación en el tributo directo por excelencia. Para ser precisos, el impacto esperado para el conjunto del año 2022 se sitúa en el entorno de los 4.110 millones de euros, según un estudio de la Fundación Disenso elaborado por José Félix Sanz, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense.
Así las cosas, si sumamos estos tres epígrafes, encontramos que el efecto combinado de la inflación en estas tres figuras fiscales alcanza los 9.510 millones de euros. Para poner esta cifra en perspectiva, basta con decir que solo hay cuatro ministerios con un nivel de gasto superior a dicho umbral, mientras que un total de dieciocho divisiones gubernamentales manejan presupuestos inferiores.
No hay que olvidar, además, que algunas de estas figuras fiscales ya arrastraban problemas asociados a la inflación desde hace tiempo. Por ejemplo, entre 2008 y 2019, el encarecimiento del IRPF asociado a la no deflactación de las tarifas y la no indexación de los demás componentes del impuesto supuso un pago "extra" medio de 480 euros por contribuyente. De modo que llueve sobre mojado y la fuerte subida de los precios que vivimos en 2021 y 2022 solo empeorará más las cosas.