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Resineros, recolectores centenarios del 'tesoro líquido' que esconden los pinos españoles

Los extensos pinares españoles son ricos en resina, un recurso forestal estratégico cuyo trabajo de recogida vuelve a resurgir.

Los extensos pinares españoles son ricos en resina, un recurso forestal estratégico cuyo trabajo de recogida vuelve a resurgir.
Oficio de resinero: los recolectores del oro líquido de los pinos españoles

Los extensos pinares españoles, sobre todo los de las zonas de la llamada España rural, en Castilla y León o Castilla la Mancha, esconden un tesoro natural que se vierte gota a gota en unos curiosos cuencos enganchados en el tronco de los árboles. Estos son colocados para la recolección de la resina, un recurso forestal estratégico de los pinares españoles del que se obtienen muchos productos cotidianos o de aplicación industrial. Desde hace décadas se ha empleado como disolvente y diluyente en barnices y pinturas. Sin embargo el progreso técnico ha permitido aplicaciones más valiosas económicamente en la fabricación de aromas, cosméticos, adhesivos, resinas, aceites esenciales o disolventes industriales.

España es el país europeo con más productores de resina, además de uno de los últimos del viejo continente donde sobrevive esta práctica tradicional de los antiguos resineros, que ahora está viviendo un renacer después de varias décadas en el olvido.

Al pasear por estos pinares es muy fácil percibir el fuerte aroma que desprende este compuesto resbalando por el tronco, es ese clásico ‘olor a pinar’ muy característico en ciertas zonas de Castilla y León, donde se concentra la mayor parte de la extracción nacional de resina.

Según Resina en Castilla y León este oro líquido natural es un recurso forestal clave para muchas comarcas castellano y leonesas como factor de dinamización económica, fuente de empleo rural, para contener la despoblación y herramienta de conservación del propio patrimonio forestal y natural.

Las excelentes aptitudes resineras de las masas de pino resinero castellanas y leonesas han situado a la comunidad de Castilla y León a la cabeza de la producción histórica de la llamada minera nacional, que llegó a alcanzar un pico productivo de 55.000 toneladas en el año 1961. La actividad resinera en España ha vivido un renacer durante los últimos años, motivado por la crisis económica que ha provocado que los jornaleros de la resina vuelvan al bosque para recolectar este producto. Durante la década de los 60 esta actividad económica vivió una época dorada en nuestro país: se recogían entre 40 y 50 mil toneladas de resina que daban empleo a cerca de nueve mil personas, según datos del Ministerio de Agricultura.

Sin embargo, a partir de la primera década del siglo XXI, la producción en China empezó a caer por diferentes motivos y el mercado en Europa entró en una nueva fase. Desde entonces se han reactivado los planes de apoyo resinación, como es el caso de GoResinLab y en 2011, por ejemplo, se constituyó la Mesa de la Resina de Castilla y León para reunir los esfuerzos en torno a este recurso natural, que además es sostenible.

Los datos que ofrece CESEFOR en su web son muy prometedores: la resina extraída de los pinares españoles aporta el 65% de la materia prima necesaria para la industria química del pino a escala mundial, una industria que tiene un volumen de negocio global entorno a los diez mil millones de dólares, proporcionando más de 10.500 empleos industriales y cerca de 220.000 empleos para resineros en todo el mundo.

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José Zurdo en el pinar donde trabaja. | David Alonso

El trabajo en el pinar

La campaña de la resina se inicia en torno al mes de marzo y concluye en noviembre, tras siete meses de duro trabajo. Eso lo sabe muy bien José Zurdo es uno de los jóvenes resineros que trabajan en la zona de los pinares segovianos de Cuéllar, una localidad histórica ubicada entre Segovia y Valladolid. "Cuando era pequeño me daba envidian los resineros que yo veía paseando por el bosque y yo pensaba ¡que a gusto están allí solos!", comenta este arevalense que se desplaza a diario a esta parte de Castilla y León para trabajar tres parcelas con miles de pinos resineros, más de 5000, que es la cifra estándar sobre la que se trabaja en el sector para hablar de autosuficiencia.

Paseando con José por uno de los pinares que tiene cedidos para su explotación comenta orgulloso que sus pinos son muy productivos, "la producción estándar es de 3 kilos y medio por pino es cuando se empieza a sacar dinero. De este pinar hay árboles que llegan a dar 6 kilos por año", explica.

En el ámbito resinero se dice que la resina cambia de nombre al de "miera" una vez sale del árbol, e incluso vuelve a cambiar de denominación al llegar a las fábricas de destilación por el de trementina.

El proceso de producción y extracción que se trabaja en los montes públicos de Castilla y León abarca tramos de pinos de 25 años en 25 años. Es decir, es un ciclo sostenible en el tiempo ya que cuando un pinar deja de producir, pasan 25 años hasta que vuelve a hacerlo, cubriendo de esta forma un ciclo inagotable de descanso, crecimiento y producción.

La resinación se practica en ocho de las nueve provincias de Castilla y León, aunque los pinares de mayor tradición y producción resinera han sido los de las provincias de Segovia, Soria, Ávila y Valladolid, en Galicia, Castilla la Mancha y Andalucía. Es un trabajo duro y eso lo sabe bien José, nuestro resinero, "esto no es hacer más de la cuenta al día hay que organizarse muy bien", afirma, es cuestión de "coger el ritmo al trabajo, que es lo que la gente no sabe", explica, "hay gente que tiene muchos pinos y empieza en diciembre por ansias, por hacer muchos pinos, eso es un error".

El proceso de trabajo

En cuanto al proceso o la técnica de trabajo, el fundamento de la resinación se basa en realizar incisiones sobre el tronco del árbol, provocando la secreción natural de resina procedente de los canales resiníferos, que poco a poco va llenando un cuenco colocado bajo los cortes. Después, en la parte inferior y con la ayuda de la uve (o media luna) se realiza una hendidura en la que se introducirá una lámina metálica rectangular (grapa), que quedará sujeta al cerrarse la madera sobre ella, y cuya función es conducir la miera que resbala por el tronco hacia un recipiente de barro o pote. José muestra uno de los pinos con los que está trabajando esta temporada, "hay que hacerlo a mano, es un trabajo casi artesanal, esto es para escribir un libro", sugiere.

Trabajar en un bosque, en solitario no es algo que preocupe a José Zurdo, de hecho después de unos 10 años recorriendo a diario los pinares castellanos se conoce al dedillo su terreno, "tengo tres parcelas y te andas 20 kilómetros todos los días y acuérdate de dónde estás luego. Cuando estás trabajando en tu pinar te lo mapeas mentalmente", detalla, "en tres años ya le pones nombre a los pinos".

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