Pese a las medidas de control y la gran cantidad de precios fijados por el gobierno peronista, o precisamente por ellos, el índice de precios al consumidor (IPC) de Argentina se anotó el pasado mes de abril la mayor subida interanual en tres décadas.
Según el dato publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de inflación interanual es ya del 58%, lo que supone el dato más alto desde enero de 1992, cuando el país, entonces gobernado por Carlos Menem (1989-1999), comenzaba a salir de uno de sus recurrentes periodos de hiperinflación.
El dato intermensual también sigue disparado: en abril la subida fue del 6%, lo que significa que en sólo 30 días los argentinos han perdido un 6% de su poden adquisitivo. Además, respecto al dato de marzo, que fue el más alto en los últimos 20 años, sólo se ha producido un retroceso de siete décimas.
No es la energía
Otro dato interesante es que el sector que mayores subidas está experimentando no es de la energía, sino el de los alimentos y bebidas no alcohólicas que, destacando las subidas de aceites, pan y cereales –entre el 8 y el 15 % en función de la región– y de carnes y lácteos –del 5 al 7%–. De hecho, el precio de los alimentos acumula una subida del 28% en lo que llevamos de año.
Críticas al Gobierno y en el Gobierno
El recrudecimiento de la inflación es uno de los puntos centrales del conflicto en el seno del gobieno y del peronismo, dividido entre los partidarios del presidente, Alberto Fernández, y de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Con una población que aún recuerda varios procesos hiperinflacionarios que destrozaron la economía argentina, la altísima tasa de inflación actual es también una de las razones por la que la popularidad del presidente Fernández está por los suelos, ya que con una aprobación del 17% es el segundo más impopular de toda Hispanoamérica, sólo por detrás de la de Nicolás Maduro.