
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, presentó el pasado viernes el informe ‘Sostenibilidad del Consumo en España’, elaborado por el Joint Research Centre de la Comisión Europea y el Ministerio de Consumo.
El documento calcula la huella de consumo de los ciudadanos españoles en base a 16 indicadores de impacto ambiental agregados en torno a cinco grandes áreas: alimentación, movilidad, vivienda, bienes del hogar y electrodomésticos. Asimismo, se establecen recomendaciones sobre cómo deben cambiar los hábitos de consumo hacia modelos más sostenibles. A este respecto, Garzón afirmó que hay que "apostar por una profunda transformación del sistema de producción y consumo". "Es necesario que nos replanteemos nuestros hábitos de vida", agregó.
Buena parte del contenido del informe se centra en analizar los hábitos alimenticios de la población, con el foco puesto en la ganadería y la carne. De esta, se propone reducir su consumo en hasta un 50% para "reducir nuestra huella de consumo".
Asimismo, para ilustrar los cambios de consumo propuestos, el Ministerio plantea tres perfiles de ciudadano con patrones de vida diferentes. Así, por ejemplo, Ana, una mujer soltera de 23 años es la que tiene menor impacto ambiental, ya que nunca se mueve en coche, es vegetariana y comparte piso con otras personas.

Por otro lado, Pablo, un hombre soltero de 25 años, vive solo y tiene coche de gasolina, pero es semi-vegetariano y "comparte electrodomésticos con otros seis vecinos", lo cual le ayuda a reducir su huella de consumo. Finalmente, una familia compuesta por María, Javier, y su hija Alba, son los menos sostenibles: comen carne, conducen dos coches, uno de ellos diésel, viven en una casa independiente con aire acondicionado y no comparten sus electrodomésticos.
De esta forma, el ministerio de Alberto Garzón –al que habría que preguntar si estaría dispuesto a compartir su robot de cocina con los vecinos– señala claramente cuáles son los modos de vida acordes con la agenda ecológica del Gobierno.
Según la metodología manejada por Consumo, el sector de la alimentación genera el 52,1% del impacto ambiental de la huella de consumo de España, siendo además el principal vector en una gran mayoría de ellas.
La segunda área con más impacto ambiental es la movilidad (17,1%), especialmente asociada al uso del coche privado. Le sigue la vivienda (16,2%) por el consumo de calefacción. En total, las tres acaparan más de cuatro quintas partes (85,3%) de toda la huella de consumo en España. Es por esto que Garzón, en su cuenta de Twitter, ha abogado por reducir en un 25% o 50% en el peso de carnes y productos lácteos en la dieta.
Como se puede comprobar, según la metodología de la Comisión Europea, una reducción del 25% o del 50% en el peso de carnes y productos lácteos en la dieta produciría una mejora muy sustancial en la mayoría de indicadores ecológicos. ¡La dieta mediterránea es una solución! pic.twitter.com/Xz8QV8P9cs
— Alberto Garzón🔻 (@agarzon) May 20, 2022
En comparación con el conjunto de la Unión Europea, la huella de consumo de España se sitúa por encima de la media en dos de las áreas analizadas: alimentación (+26,3%) y electrodomésticos (+4,9%). Por el contrario, el país se encuentra por debajo de la huella europea en los impactos relativos a la vivienda (-29%), los bienes del hogar (- 15,3%) y la movilidad (-5,5%).