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La verdadera realidad de la "gran dimisión" en EEUU que ahora preocupa a Yolanda Díaz

Mientras en Estados Unidos las empresas hacen cola por encontrar trabajadores, en España son los ciudadanos quienes llenan las colas del paro.

Mientras en Estados Unidos las empresas hacen cola por encontrar trabajadores, en España son los ciudadanos quienes llenan las colas del paro.
4 millones de americanos renuncian a su puesto de trabajo cada mes. | Alamy

Desde principios de 2021, y con los primeros brotes de recuperación tras la pandemia de coronavirus, un extraño fenómeno viene sorprendiendo a los sociólogos y economistas de todo el mundo. Estamos hablando de la gran renuncia o gran dimisión, una tendencia surgida en Estados Unidos por la cual millones de ciudadanos comenzaron a abandonar voluntariamente sus trabajos para, por ejemplo, buscar uno nuevo o lanzarse al emprendimiento.

Si atendemos a los datos disponibles, el número total de renuncias registradas ascendió a 50 millones solo en 2021. Es decir, alrededor de 4 millones de americanos renunciaron a su puesto de trabajo cada mes, lo que contrasta con la situación de años anteriores, cuando las cifras se situaban, aproximadamente, entre 2 y 3 millones mensuales.

Al observar la evolución histórica, podemos percatarnos de que las renuncias (línea azul en el gráfico posterior) se han elevado en los últimos dos años a niveles máximos de este siglo. Todo ello, al mismo tiempo que la tasa de paro se ha desplomado (línea naranja) y las ofertas de trabajo (línea negra) aumentan hasta niveles nunca vistos. Consecuentemente, los puestos ofertados se sitúan sensiblemente por encima de las personas que buscan empleo. Sencillamente, los números no cuadran, y esto está generando millones de puestos vacantes.

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Evolución de dimisiones, ofertas de empleo y tasa de paro en EEUU.

Asimismo, lejos de frenarse, la gran renuncia permanece aún vigente. De esta forma, de acuerdo con una encuesta de Resume Builder, 1 de cada 4 trabajadores americanos tendría pensado renunciar a su empleo y buscar uno nuevo durante el año 2022.

¿El despertar de la clase trabajadora?

Uno de los primeros en alertar del fenómeno de la gran renuncia, y el primero en acuñar el término, fue Anthony Klotz, psicólogo y profesor de negocios en la Texas A&M University. Este académico creía que la crisis de la pandemia hizo reflexionar a millones de trabajadores sobre la compatibilidad de su vida personal y laboral, haciéndoles "dar la espalda al trabajo de oficina", reconoció en declaraciones a Bloomberg. Klotz llegó incluso a dar consejos sobre cómo abandonar el trabajo de una manera sencilla y tranquila y explicó, por ejemplo, de qué forma anunciar la renuncia a los compañeros de trabajo.

"Sabemos que cuando los seres humanos entran en contacto con la muerte y la enfermedad en sus vidas, dan un paso atrás y hacen preguntas existenciales", afirmó Klotz. "Creo que hay muchas personas que están considerando hacer un cambio en sus vidas y eso con frecuencia implica un giro en sus carreras", agregó. Asimismo, el académico asegura que, "de ahora en adelante, el trabajo se adaptará a nuestra vida personal, y no será nuestra vida personal la que se adapte al trabajo".

Este tipo de argumentos, compartidos ahora por la mayoría de expertos y periodistas, han creado un relato idílico sobre la gran renuncia. A fin de cuentas, todo este fenómeno se basaría en que los ciudadanos se han dado cuenta, por fin, tras décadas siendo explotados, de que el trabajo no es lo más importante. Y, como resultado, han decidido tomar las riendas de su vida renunciando al empleo que les mantenía infelices.

Pero… ¿y si no fuese del todo así?

Las verdaderas razones de la ‘gran dimisión’

Pese a que, como hemos constatado anteriormente, el nivel de dimisiones en Estados Unidos se sitúa en niveles récord, lo cierto la tendencia de incremento lleva vigente desde hace mucho tiempo. Concretamente, el número de renuncias no ha parado de aumentar a ritmo estable desde el año 2010. Sí, es cierto que desde el 2021 las dimisiones se han disparado a una velocidad mayor, pero como compensación de la caída previa durante los primeros meses de la pandemia.

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El número de renuncias en EEUU mantienen la tendencia habitual al alza.

Y es que, pese a que las cuasi místicas explicaciones que se dan a la gran renuncia, lo cierto es que se trata de un fenómeno relativamente fácil de entender desde la teoría económica.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que el nivel de desempleo en EEUU ha caído sin cesar, precisamente, desde el año 2010 (con la salvedad de la pandemia). Esta relación no es ni mucho menos casual, ya que las situaciones cercanas al pleno empleo incentivan a los trabajadores a buscar oportunidades mejores sin el miedo de mantenerse en el paro por largos periodos de tiempo. Además, este fenómeno potencia que sean los empresarios quienes compitan entre sí por ofrecer mejores condiciones a los empleados, impulsando al alza los salarios.

Por otro lado, al desagregar las tasas de dimisión por sectores en Estados Unidos, encontramos que estas son especialmente altas en ámbitos como el comercio minorista, el ocio o la hostelería; precisamente, los sectores con más rápida recuperación tras la pandemia, alimentada mediante potentes estímulos monetarios y subsidios gubernamentales. Esto explicaría los desajustes entre el alto número de puestos de trabajos ofrecidos y los profesionales realmente dispuestos a trabajar en sectores con salarios no especialmente elevados.

¿Y en España?

"Voy a convocar a los agentes sociales para abordar el tema de la gran dimisión en nuestro país", anunciaba la ministra Yolanda Díaz a principios de mayo. La reunión, finalmente, ha tenido lugar durante la mañana de ayer lunes, y a ella han acudido representantes de la patronal y los sindicatos. Tras el encuentro, todas las partes han coincidido en que en "ningún caso" existe en España un problema de "gran dimisión o renuncia", pero aun así han anunciado que se volverán a reunir en dos semanas para aportar medidas concretas.

Y pese a los anuncios de la ministra y las continuas conversaciones para abordar esta supuesta problemática, el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, ha insistido que en el mercado laboral español no hay un problema generalizado de vacantes, sino que está localizado en algunos sectores como la construcción, la agricultura, el transporte o la hostelería. Además, ha cargado la responsabilidad sobre los empresarios, a los que ha pedido "pagar adecuadamente" y respetar los derechos laborales para evitar que la mano de obra "se esfume como la espuma".

En cualquier caso, lo que sí parece claro es que en España no se está dando ninguna gran dimisión. En este sentido, si atendemos a los datos del Ministerio de Seguridad Social, el número renuncias ha ascendido a apenas 4.000 mensuales en marzo. Se trata de una cifra cercana al máximo histórico, pero se mantiene en línea con la tendencia al alza experimentada desde el año 2012, y paralela a la reducción de la tasa de paro desde el fin de la crisis financiera. Además, el ratio de puestos vacantes en España es el más bajo de Europa, junto a Grecia y Bulgaria.

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Evolución de renuncias en España.

¿Quiere esto decir que los españoles están muy contentos con su trabajo? Ni mucho menos. Según la consultora Hays, el 54% de los profesionales se encuentran desmotivados y el 71% querría cambiar de empleo, Pero, simplemente, no lo hacen. A fin de cuentas, la alta tasa de paro –del 13,5%, frente al 3,6% en Estados Unidos– y la rigidez del sistema dificultan enormemente que los españoles emprendamos cambios en nuestra trayectoria laboral.

En este sentido, la legislación laboral España se mantiene, pese a la reforma laboral de 2012, mucho más rígida que en Estados Unidos. Así, por ejemplo, mientras Heritage le otorga 76 puntos sobre 100 a la libertad laboral en EEUU, España obtiene una nota de 62, por no hablar de otros indicadores de libertad empresarial, carga impositiva, etc. Todo ello lleva a que, mientras en Estados Unidos las empresas hacen cola por encontrar trabajadores, en España–país con más desempleo de la OCDE– sean los ciudadanos quienes llenan las colas del paro.

Por último, un factor que podría explicar parte de los puestos vacantes en España es el grave problema de desajuste entre la enseñanza oficial y el mercado laboral, tanto por las carencias del sistema educativo, como por las propias preferencias de los estudiantes. A este respecto, como ya analizó Libre Mercado, muchos jóvenes estudian materias que no demanda el mercado o en sectores escasamente remunerados.

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