Ahogados por la subida de la luz, el gas y las hipotecas, los criadores de pollos advierten de que, "si el Gobierno sigue mirando para otro lado, a partir del mes de agosto, no habrá pollo ni en supermercados ni en restaurantes". La asociación Defiende tu avicultura asegura que cada vez son más los compañeros que empiezan a plantearse tirar la toalla.
"Algunos ya les hemos comunicado a nuestras integradoras -las empresas a las que les crían los pollos- que, en cuanto se termine la crianza actual, que dura 45 días, ya no vamos a poder seguir adelante, porque estamos en pérdidas. Ahora mismo, gastamos más en criarlos de lo que ingresamos y, en el momento en el que la oferta no cubra la demanda, lógicamente va a haber un desabastecimiento", explica Alexis Codesal, presidente de la asociación.
Excesiva dependencia del sector energético
El principal problema de los avicultores es su excesiva dependencia del sector energético, ya que "las condiciones ambientales que requieren los pollos son prácticamente de incubadora". Las grandes empresas, como puedan ser Oblanca o Coren, se encargan de proporcionarles los pollos y el pienso. Sin embargo, durante los 45 días que dura la crianza, son ellos los que tienen que cuidarlos en sus instalaciones, manteniendo una luz, una temperatura y una humedad predeterminada, por lo que no pueden elegir cuándo poner o quitar la calefacción, por ejemplo.
"A nosotros nos los traen con horas de vida y los tenemos que tener a 33 grados el día que llegan y a 20 grados el día que se van, por lo que, en el transcurso de esos 45 días, la temperatura tiene que ir descendiendo gradualmente", apunta Codesal.
Lo que cuesta criar un pollo
Hasta mediados de 2020, criar cada pollo les costaba 32 céntimos. Sin embargo, "como ha subido tanto la luz y el gas", ahora mismo les cuesta 49 céntimos. "A nosotros, las integradoras nos pagan aproximadamente entre 40 y 42 por pollo criado, por lo que, dónde antes teníamos entre 8 y 10 céntimos de beneficio, ahora tenemos entre 7 y 9 de pérdidas", explica el avicultor.
A pesar de que el precio final que los consumidores pagamos por el pollo también ha subido en los últimos meses, denuncian que las grandes empresas siguen sin repercutirles a ellos esa subida. "Dicen que tienen que cubrir los gastos que les han subido de pienso, de la luz de los mataderos o del gasóleo que necesitan para el transporte, pero parece que ellos sí tienen derecho a compensar todo eso y nosotros, no", lamenta Codesal.
Las reclamaciones al Gobierno
Precisamente por eso, reclaman al Ejecutivo central que tome cartas en el asunto: "Lo que tiene que hacer el Gobierno es hacer que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria, que obliga a que ningún eslabón trabaje a pérdidas, y es evidente que nosotros lo estamos haciendo".
Su indignación crece cuando trata de explicar por qué el Ejecutivo prefiere mantenerse al margen. "Lo que está haciendo el Gobierno es ponerse de perfil. Quiere falsear el dato del IPC y no quiere que se repercuta el precio real al consumidor y, para eso, nos utiliza a nosotros como amortiguador".
Los sindicatos no les representan
Ante la delicada situación del sector, la asociación Defiende tu avicultura reclama al ministro de Agricultura, Luis Planas, que, al menos, acceda a reunirse con ellos, ya que asegura que las grandes asociaciones como UPA, Asaja o Coag no les representan. "En estas organizaciones no hay prácticamente ningún avicultor, siempre se han dedicado más a otras ganaderías y la avicultura nunca les ha interesado -denuncia Codesal-. Solamente UPA se está moviendo un poco por la presión que estamos haciendo".
De hecho, esa fue la razón por la que hace tan sólo unos meses, los criadores de pollos decidieron organizarse por su cuenta: "El pasado 7 de marzo, ya le presenté al ministro un escrito con más de 200 firmas en el que le exponíamos la dramática situación a la que nos veíamos abocados. Ahora mismo, tenemos 626 firmas, que representan 32,5 millones de plazas, aproximadamente el 30% del total. Es decir, somos, de lejos, la asociación más representativa del sector".
Su caso recuerda al vivido con la Plataforma Nacional del Transporte que, al no ser reconocida como interlocutor válido, convocó una huelga que ahora podría volver a repetirse. La diferencia es que aquí las consecuencias para los consumidores podrían ser, si cabe, mucho peores. "En el sector del transporte, por un lado, están los autónomos y, por otro, las grandes operadoras logísticas, que tienen camiones propios, pero, entre los criadores de pollos, no existen grandes empresas, aquí todo son negocios familiares o negocios pequeños", advierten.
Sin alternativas
Con todo, el presidente de Defiende tu avicultura insiste en que el desabastecimiento puede ser una realidad, ya que importar pollos tampoco es una opción: "A Portugal somos nosotros los que se los vendemos, porque no tienen capacidad, y en otros países el pollo es muchísimo más caro que en España. Para que te hagas a la idea, en Francia cuesta aproximadamente el doble y en Alemania, el triple. Y si quisiéramos traerlo de otros países, como Marruecos o Brasil, no cumpliría con los estándares europeos de calidad y bienestar animal, porque son muy exigentes".
De esta forma, la única alternativa viable serían los pollos ecológicos, aquellos que son criados en libertad. Sin embargo, al margen de su alto precio, Codesal advierte de que "no habría en España hectáreas suficientes para abastecer a toda la población". No en vano, según sus cálculos, mientras en nuestro país se crían unos 650 millones de pollos en intensivo cada año, los pollos ecológicos apenas llegan al millón.