Pedro Sánchez aprovechó el debate sobre el estado de la nación para asestar un impuestazo sin precedentes a eléctricas, petroleras, gasistas y bancos con el objetivo de embolsarse 7.000 millones de euros en los próximos dos años.
La excusa del presidente del Gobierno para ejecutar este palo fiscal es que "las empresas no pueden amasar mayor riqueza en plena crisis". Sin embargo, hay que recordar que, desde que llegara a Moncloa, el Ejecutivo formado por PSOE y Podemos ha ideado casi una veintena de subidas de impuestos que no sólo afectan a empresas que se están enriqueciendo sin límites, sino que golpean a las rentas medias y bajas, esas a las que se supone que un gobierno de izquierdas debe proteger.