Pedro Sánchez afirma en su decreto de recortes de luz y gas que España está a salvo del riesgo de un corte de abastecimiento del gas que todos los ciudadanos y empresas necesitan para calefacción y para generar electricidad en las centrales de ciclo combinado. El presidente refleja en el decreto los datos del año pasado de compras de gas ruso: un 9% del total consumido en España. Y oculta los datos oficiales actualizados del último mes de junio, donde se puede comprobar cómo Rusia es ya, por su culpa al haber permitido esas compras, el segundo proveedor de España con nada menos que el 24,4% del total y tras haber multiplicado por cuatro las compras a Putin en pleno ataque a Ucrania.
El decreto del Gobierno altera los datos con pleno conocimiento e incluye un párrafo en el que señala lo siguiente: "Mientras que un cese de las importaciones de gas ruso podría generar escasez de gas en buena parte de los Estados miembros, España cuenta con una elevada seguridad de suministro, fruto de la baja dependencia de gas ruso, así como de la gran capacidad de plantas de regasificación que permiten acceder al mercado global de gas natural licuado (GNL)". La falsa afirmación la apoya en unos datos maliciosamente desactualizados: "En 2021, las importaciones de gas ruso sólo supusieron menos del 9 % del total. Si dichas importaciones se suspendieran, España cuenta con el 34 % de capacidad de regasificación de la Unión Europea, que permitiría sustituir las importaciones de gas ruso por GNL de otros proveedores. De hecho, España se configura como la puerta de entrada del mercado de gas natural licuado de Europa".
Esos datos están totalmente desactualizados. Tras la visita de Pedro Sánchez a Zelenski en el mes de abril para demostrar el enorme respaldo de La Moncloa al pueblo ucraniano, España elevó la compra de gas ruso en mayo un 52%. Y en el último mes con datos oficiales definitivos del gestor técnico del gas, directamente Sánchez ha permitido que se multipliquen por cuatro las compras realizadas en junio a la misma Rusia que ataca a Ucrania y que paga sus bombardeos con los ingresos procedentes del mercado de la energía.
En el mes de junio, las compras de gas natural procedente de los yacimientos rusos ha sido de un total de 8.752 GWh. Y la compra en el mismo mes de junio del año pasado se limitó a 2.163 GWh. Esto se traduce en que el último junio, y tras esa visita de Sánchez a Zelenski, la compra de gas ruso ha sido un 304,6% superior. O, dicho de otra manera, la compra se ha multiplicado más que por cuatro veces.
El incremento de la compra de gas a Rusia, de hecho, ha sido de tal magnitud que, en estos momentos, el segundo proveedor de gas natural a España ya es Rusia, sólo por detrás de EEUU. A EEUU, España le compra el 29,6% del total y a Rusia, el 24,4%.
Rusia ha adelantado, de este modo, incluso a Argelia, nuestro clásico proveedor estrella. El gas argelino ya sólo representa el 21,6%, pese a haber superado en el pasado el 40% del total. Y la causa no es otra que la voladura de las relaciones con Argelia después de que Pedro Sánchez hiciera saltar por los aires los tratados de amistad fruto de su regalo unilateral del Sáhara a Marruecos.
El decreto de Sánchez oculta todo ello, ofrece datos desactualizados y, pese a todo, añade: "Sin embargo, para cumplir con los acuerdos solidarios de reducción de demanda alcanzados en el Consejo Extraordinario de Ministros de Energía del 26 de julio, así como para reducir la dependencia energética del gas natural, es necesario la adopción de medidas de efecto inmediato orientadas a un uso responsable de la energía que permite minimizar el impacto sobre la economía y la seguridad de suministro de una interrupción parcial o total del suministro de gas por parte de Rusia, y evitar que el peso de estas posibles situaciones recaiga sobre los más vulnerables".