El pasado martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, justificó su plan de ahorro energético por la petición desde "Europa de un esfuerzo de solidaridad, de responsabilidad" para "hacer frente al chantaje energético de Putin", en alusión al acuerdo en Bruselas para reducir el uso del gas. "Ahorrar energía es un esfuerzo que podemos hacer entre todos, significa ahorrar en recursos económicos para nuestras familias; significa ser más fuertes frente a Putin en su chantaje energético a Europa", dijo el presidente en el mensaje en el que también tachó de "egoístas" e "insolidarias" posiciones como la de Isabel Díaz Ayuso.
Sin embargo, el país que más está sufriendo ese "chantaje energético" y que más sufrirá si llega un corte definitivo, Alemania, no ha impuesto de momento por ley ese ahorro de energía. El Gobierno lleva meses apelando a la necesidad de ahorrar, preparando un plan de racionamiento del gas a la industria y tratando de corregir aceleradamente los años de dependencia del gas ruso, pero por el momento, en lo que a los ciudadanos se refiere, autoridades federales y locales se han limitado a hacer recomendaciones: los llamamientos al ahorro apelan, por ahora, a la responsabilidad ciudadana.
Las administraciones locales están elaborando de forma individual planes de ahorro con medidas dispares: por ejemplo, en Darmstadt o Hannover han eliminado el agua caliente en las duchas de las piscinas y en Kassel han decidido eliminar la iluminación nocturna de edificios públicos. Pero no existe una normativa estatal, por el momento, del calado de la aprobada por el Ejecutivo de Sánchez.
Por eso, en el país se está hablando con asombro de los planes españoles, destacando cómo se ha convertido en el país que ha adoptado de forma más "drástica" las directrices europeas para ahorrar energía ante el próximo invierno a pesar de su dependencia mucho menor del gas ruso.
Sánchez, cuyos planes le están costando numerosas críticas, tiene el consuelo de que su "solidaridad" está siendo aplaudida entre algunos columnistas del país, la izquierda y las asociaciones ecologistas. Greenpeace y la asociación alemana de ayuda al medio ambiente han pedido al Gobierno alemán que imponga por ley las restricciones energéticas "tomando como modelo a España". Reclaman al ministro de Economía alemán que pase de la voluntariedad de las medidas de ahorro energético a que sean obligatorias.