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Por cada euro que recaude el impuesto bancario, el crédito al sector privado bajará en diecisiete

En total, el nuevo impuesto a la banca reducirá en 50.000 millones la financiación ofrecida a familias y empresas

En total, el nuevo impuesto a la banca reducirá en 50.000 millones la financiación ofrecida a familias y empresas
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero | EFE

El gobierno de coalición compuesto por PSOE y Podemos ha anunciado la creación de un nuevo impuesto aplicado sobre el sector bancario. Con este nuevo tributo a la banca, el Ejecutivo pretende recaudar 3.000 millones de euros a lo largo del bienio 2022-2023, lo que arrojaría unos ingresos de 1.500 millones por ejercicio. La aplicación del impuesto consistirá en aplicar un gravamen del 4,8% sobre los ingresos del sector. Algunas comunidades, como Cataluña, han tomado nota y han anunciado sus propias medidas de castigo fiscal al sector.

A lo largo de las últimas semanas, han salido a la luz distintos informes y estudios que apuntan algunos de los motivos por los cuales este nuevo tributo causará un importante daño. El más directo es el que ha elaborado el servicio de estudios de Morgan Stanley, que advierte de un descenso del 11-15% en los beneficios de la banca española.

Sería absurdo dar por bueno, entonces, que este impuesto es un castigo menor que la banca puede asumir sin mayores dificultades. De hecho, hay motivos de sobra para pensar que el daño causado al sector va a golpear a toda la economía española.

1. Ya pagan más impuestos.

De entrada, hay que tener en cuenta que el tipo de referencia aplicado al sector financiero en el Impuesto de Sociedades no es el mismo que el del resto de empresas de nuestro país. Así, tanto la banca como las compañías petroleras enfrentan un recargo especial que sitúa su tipo general en el 30%, cinco puntos porcentuales por encima de todas las demás ramas de actividad.

2. El tipo efectivo que paga la banca también es superior.

Si tenemos en cuenta el efecto de las deducciones fiscales sobre las bases imponibles del gravamen, encontramos que la banca también abona un tipo efectivo más alto que el tributado por la gran mayoría de las empresas de nuestro país. Así, los datos facilitados por la Agencia Tributaria sitúan este umbral en el 24,8%, por encima del ocio (23,5%), las aseguradoras (22,8%), los servicios empresariales (22,2%), la construcción (22,1%), el comercio (21,1%) y la industria (19,7%).

3. Los márgenes del sector son muy reducidos.

La banca europea lleva años lidiando con un escenario de reducidos tipos de interés que complican enormemente la generación de negocio. El margen neto de intereses, medido como la diferencia entre los ingresos por préstamos y los gastos por pago de depósitos, asciende a poco más del 1,04% de su total de activos. Las dos entidades con mejor resultado en este indicador, Sabadell y Bankinter, se quedan en un 1,3%.

4. Se trasladará a la economía real.

El Ejecutivo insiste en que las empresas del ramo no podrán trasladar el efecto del nuevo gravamen a sus clientes en forma de comisiones y avisa de que la CNMV vigilará que así sea. Sin embargo, hay tres grandes frentes en los que parece evidente que veremos peores condiciones: peor remuneración de los depósitos (retrasando la salida del actual entorno de "tipo cero" para compensar el sobrecoste fiscal), condiciones más adversas en la concesión de hipotecas y crédito al consumo (con una reducción de 50.000 millones en la financiación a empresas y familias) y menor rentabilidad en bolsa (con el consecuente descenso del valor generado por la banca en los mercados cotizados, golpe directo a los ahorradores e inversores). También es de esperar que la remuneración de los asalariados del sector se resienta, con los consecuentes efectos directos, indirectos e inducidos en la demanda.

5. Llega en un momento de incertidumbre.

No olvidemos, por último, que el escenario macroeconómico no puede ser más complejo. España lidia con una crisis cada vez más intensa y la mayoría de expertos dan por hecho que terminaremos el año 2022 en recesión. A esto hay que sumarle que nuestro país es el más rezagado de Europa en el proceso de recuperación económica tras la pandemia del coronavirus. Y, por último, no olvidemos que el Banco Central Europeo sigue sin aclarar qué estrategia de largo plazo tomará ante la galopante escalada de la inflación, lo que deja al sector en un escenario de franca incertidumbre.

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