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El consumo de gas en la industria se hunde un 31,8% y anticipa un frenazo económico mientras Sánchez sube impuestos

Lo que muestran los últimos datos oficiales del mes de julio recabados por el gestor técnico del gas es un desplome en toda regla.

Lo que muestran los últimos datos oficiales del mes de julio recabados por el gestor técnico del gas es un desplome en toda regla.
Vista de un escaparate en la Gran Vía Madrileña el pasado miércoles 10 de agosto. | EFE

El primer aviso del hundimiento del consumo de gas por la industria y las grandes empresas españolas quedó plasmado el pasado mes de junio, tal y como adelantó Libertad Digital. En medio de todos los anuncios hiperoptimistas del Gobierno de Pedro Sánchez bendiciendo una supuesta recuperación "robusta", los grandes consumidores de gas constataban que la economía se sumergía en un parón y mostraban caídas medias que oscilaban entre el 10% y el 20%, con sectores que llegaban a reflejar parones del consumo en medición interanual de casi un 40%. Y el mes de julio ha agravado notablemente la situación y ha llevado los desplomes hasta un nivel medio del 31,8%, con tres sectores totalmente frenados: el textil, el de generación de electricidad con gas natural y el de refino. Sus caídas quedan entre el 44% y el 58% y confirman que los mensajes de Sánchez eran pura propaganda. Y, mientras, el presidente sigue anunciando más impuestos, subidas de cotizaciones sociales e incrementos de los costes laborales de las empresas.

El consumo de gas natural por las grandes empresas y la industria es un indicador económico adelantado difícilmente manipulable por los políticos y que muestra con gran fidelidad el nivel real de actividad que tienen y prevén tener esas compañías. Si no gastan en gas natural en sus factorías o empresas, es que la actividad ha empezado a caer y no prevén un repunte del consumo. Si ese gasto en gas se desploma, entonces es que la gran industria se prepara para una crisis de grandes dimensiones.

Y, por desgracia, lo que muestran los últimos datos oficiales del mes de julio recabados por el gestor técnico del gas es un desplome en toda regla. La medición es interanual, con lo que se trata del mismo periodo de actividad económica -el mes de julio, en este caso, de 2022 comparado con el de 2021-. Traducido: si se hunde el consumo de gas de la gran industria no es por factores de estacionalidad ni nada parecido. Dicho de otro modo, hay pocas probabilidades más allá de que una fuerte caída del consumo de gas esté anunciando una fuerte crisis.

Y los datos son los siguientes: el sector servicios cae un -7,6%; construcción baja un -12,5%; metalurgia lo hace en un -16,2%; la industria agroalimentaria se desploma un -20,5%; y el área calificada como resto de la industria lo hace en nada menos que un -23,4%.

Y, a partir de ahí, comienzan directamente los dramas: Papel -26,4%. Química/Farmacéutica -34,8%. Textil -44,2%. Generación de electricidad por medio de gas natural -44,4%. Y refino de combustibles -58,0%. Toda una debacle que sólo puede anticipar un fuerte parón de la economía a la vuelta del verano.

Se trata de datos que prueban que el fuerte incremento de los costes sociales y fiscales decretado por el Gobierno, unido a la escala de los precios en general y de la energía en concreto, se han convertido en una mina en la actividad empresarial y económica. Este pasado viernes, de hecho, el INE confirmó el dato de inflación en España: 10,8%. Y los analistas anticipan que puede no haber tocado techo, pese a que el IPC marca nuevos récords de forma mensual. Y el Banco de España, en un reciente informe, señala, además, que un 93% de los alimentos han subido en "tasas extremadamente elevadas" en los últimos meses, por encima, incluso, de la escalada general de la inflación. De hecho, y según este organismo, el precio del aceite ha subido nada más y nada menos que un 56% en los seis primeros meses del año. Y los cereales, los lácteos, los huevos y la carne se encarecieron un 17%, 16% y 10%, respectivamente.

Por compararlo con el Eurozona, desde enero de 2021, en el espacio de la moneda única, el aceite es ahora un 34% más caro, y los cereales y los lácteos y huevos son un 12% y 13% más costosos, respectivamente. Es decir, la subida ha sido mayor en España que en la media de nuestro entorno.

En este mismo estudio, el organismo señala que la evolución futura de los precios de los alimentos está sujeta a una elevada incertidumbre. "Si bien las previsiones disponibles, tanto de instituciones como el Banco Mundial como de los mercados de futuros alimenticios, apuntan a una cierta tendencia a la baja en los próximos años, la continuación del conflicto derivado de la invasión rusa de Ucrania seguiría ejerciendo presiones alcistas sobre estos precios, tanto directas como indirectas", explican en el texto.

Y, en medio de todo ello, las nuevas medidas de Pedro Sánchez consisten en nada menos que elevar aún más los costes de las empresas y negocios con nuevos impuestos y subidas de las cotizaciones sociales.

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