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Los rascacielos de madera, una nueva realidad impulsada por la transición energética

Suiza quiere levantar un rascacielos de madera de nada más y nada menos que 100 metros de altura.

Suiza quiere levantar un rascacielos de madera de nada más y nada menos que 100 metros de altura.
Mjøstårnet. | Alamy

La transición energética es un proceso que está buscando reducir las emisiones de CO2 y avanzar hacia un mundo más "verde", o al menos esos son sus principales ideales. Ahora, la alternativa que están proponiendo frente a la construcción con hormigón, es la construcción con madera. Pese a la deforestación que puede provocar este nuevo cambio, los ecologistas lo venden como una nueva alternativa por las propiedades que tiene la madera para luchar contra el cambio climático.

Sea como fuere, la era de los rascacielos de madera parece ser una realidad que está creciendo, y que lo seguirá haciendo en los próximos años. Hasta ahora, el edificio Mjøstårnet de 18 pisos y levantado en Noruega era el más alto del mundo fabricado con este material natural. Sin embargo, el título ya le ha sido arrebatado por Ascent, una construcción levantada en Wisconsin y que cuenta con 25 pisos y más de 85 metros de altura. En total este nuevo rascacielos, el más alto del mundo fabricado en madera hasta ahora, tiene 259 apartamentos, una piscina en el sexto piso y gimnasio.

Sin embargo, el título de ser el más alto del mundo le va a durar tan solo cuatro años, si todo va según lo previsto. Y es que, Suiza quiere levantar un rascacielos de madera de nada más y nada menos que 100 metros de altura. En la ciudad de Winterthur verá la luz este proyecto impulsado por Schmidt Hammer Lassen Architects (SHL). En esta ocasión, la torre tendrá 32 pisos en los que se instalará un hotel, espacios comerciales, restaurantes, spa y un mirador panorámico en la ciudad.

Estos nuevos edificios de madera usan el material tanto para las vigas como para el total de la construcción. Entre los pros que destaca el propio portal Ecologiahoy, se encuentra la solidez, los bajos precios y la eficiencia energética. Pero, entre los contras también señalan la falta de ética, la posible deforestación que esto puede generar al usar un bien escaso, que además tarda años en renovarse. También comentan esos posibles ataques de plagas, como las termitas, y el menor precio en la reventa por usar este material que es más perecedero.

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