El impuesto al aire acondicionado ya está en el BOE. El Gobierno ha dado luz verde este miércoles a su última ofensiva fiscal con la aprobación del reglamento del nuevo Impuesto a los Gases Fluorados de Efecto Invernadero. Entra en vigor mañana.
Se trata de un tributo que afecta a todo tipo de equipos de refigeración, como aires acondicionados o congeladores, por lo que la lista de sectores sobre los que repercutirá es infinita: alimentación, automoción, pequeños comercios que vendan estos aparatos... El Impuesto a los Gases Fluorados lleva vigente en España desde el año 2013, pero la novedad es que el Gobierno lo ha modificado ahora con una evidente intencionalidad recaudatoria.
Objetivo: recaudar
Desde su inicio, el tributo "ha sido muy controvertido por las excesivas complejidades en su gestión, control y tramitación. Hay numerosos tipos tributarios para cada tipo de gas fluorado. Por ejemplo, el del aire acondicionado tiene su propio tipo. También hay muchas exenciones. Es un lío" explica a Libre Mercado la abogada especializada en Impuestos Especiales y Aduanas, Natalia Hidalgo. Por ello, el Ministerio de Hacienda ha decidido llevar a cabo una profunda reforma del mismo, "que simplifica su gestión de cara a los sujetos obligados (espíritu de la norma), pero que en mi opinión lo que se hace es pasar a un sistema de tributación por reventa a tributación por fabricación. Y con ello, la AEAT va a conseguir anticipar (y aumentar) la recaudación" explica la experta.
Según el Gobierno, la modificación del impuesto "no supone cambios ni en el ámbito objetivo ni en el tipo impositivo del impuesto, pero sí introduce mayor sencillez en su funcionamiento, lo que redundará en un control más efectivo del mismo y en un mejor cumplimiento". Es decir, en más dinero para el Estado.
Así, el Gobierno ha puesto el foco en los fabricantes o importadores que usen gases fluorados para elaborar sus electrodomésticos o equipos de refrigeración, mientras que va a dejar de gravar a algunos intermediarios que no le estaban aportando excesivos beneficios al fisco. Según la experta, a Hacienda se le estaba escapando recaudación y, por ello, pretende engordar sus arcas poniendo el foco en menos sujetos pasivos, pero que sean "más grandes", aclara Hidalgo. Un ejemplo práctico del dinero que se le escapa a Hacienda lo tenemos en un taller de mecánico, que recarga el aire acondicionado del coche con un gas adquirido en Portugal que no ha tributado.
Hasta 100 euros más por el aire acondicionado
La Asociación de Empresas del Frío y sus Tecnologías (AEFYT) tiene claro que este cambio va a repercutir en el producto final. Lo mismo le ocurre a la Confederación Nacional de Instaladores y Mantenedores, que ya ha hecho números. Esta patronal asegura a Libre Mercado que, con este nuevo sobrecoste, el precio de los equipos va a subir de un 5% un 10%. Este implicaría que un aire acondicionado de 1.000 euros podría pasar a costar entre 50 y 100 euros más, admiten, "aunque todo dependerá de la política comercial del fabricante y ahora no es buen momento para subir los precios" añaden.
La Confederación Nacional de Instaladores y Mantenedores destaca como una de las novedades más perjudiciales para el consumidor final es que "antes de la norma, la primera carga de gas fluorado en el aire acondicionado de un hogar o de un coche no estaba gravada y ahora sí".
De hecho, hasta una veintena de asociaciones empresariales, entre las que se encuentran AFEC, AEFYT, CNI, AMASCAL o CONAIF, ya presentaron diversas alegaciones al anteproyecto porque la propuesta "repercutiría en los hogares o el pequeño comercio". En plena tormenta inflacionista asfixiando a consumidores y empresas, no podría haber peor noticia.
Como ya publicó Libre Mercado, el Ejecutivo ha intentado ocultar sus ansias recaudatorias escondiendo este cambio en una norma sobre "Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno" que nada tiene que ver con los gases fluorados. Así, el pasado 8 de julio, el Gobierno de Sánchez daba el primer paso para ejecutar esta subida de impuestos por la puerta de atrás.
El argumento ecologista
Cada vez es más habitual que el Gobierno utilice la excusa de la protección del medioambiente para justificar sus subidas fiscales. En el caso de los gases fluorados no es una excepción, ya que el texto del BOE está repleto de argumentos ecologistas.
Para el Ejecutivo, el impuesto "se erige como un pilar importante de la fiscalidad medioambiental, que justifica su mantenimiento". Por ello, el Gobierno ya prometió a Bruselas su incremento en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Concretamente, en el componente 28, titulado "Adaptación del sistema impositivo a la realidad del siglo XXI" y dentro de la "Reforma de medidas fiscales que contribuyen a la transición ecológica".