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Sánchez advierte a sus barones tentados de bajar impuestos: sólo podrán hablar de la no rebaja del IRPF en elecciones

La premisa de Moncloa es clara, no quieren aventuras al estilo Ximo Puig.

La premisa de Moncloa es clara, no quieren aventuras al estilo Ximo Puig.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

La rebaja fake del IRPF lanzada por el Gobierno el pasado jueves ha dejado al margen de cualquier incentivo fiscal a mileuristas y clases medias. A las rentas altas directamente las castiga con un nuevo Impuesto de Patrimonio. Pero esa reforma estética –salvo para castigar–, sobre todo, tiene una función política: la de aparentar que se ha reducido el IRPF sin hacerlo y sin perder recaudación, pero, sobre todo, generando una mascarada con la que frenar la espantada de los barones del PSOE hacia postulados defensores de la rebaja real de impuestos. Líderes autonómicos socialistas como Ximo Puig ya habían planteado pseudo rebajas del IRPF para poder competir en las próximas elecciones autonómicas de mayo de 2023. Pero la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha dejado claro que esa no es la vía. Y ha sentado ya el principio base: con la pseudo rebaja lanzada desde Moncloa es suficiente. Y el Gobierno no aceptará que ninguno de los barones socialistas vaya a más y presente rebajas reales y adicionales al anuncio del Gobierno central.

Punto final a las aventuras autonómicas socialistas de anuncio de pseudo rebajas de impuestos. O, por lo menos, eso es lo que quiere y pretende el Gobierno de Pedro Sánchez.
El mismo jueves que Moncloa presentaba su no rebaja fiscal, María Jesús Montero tenía tiempo para remitir un mensaje a los barones socialistas: nada de nuevas aventuras al estilo Ximo Puig.

Lo cierto es que la rebaja anunciada por el presidente y candidato valenciano tampoco es un alarde de reducción de impuestos. Pero eso era lo de menos para Sánchez: la cuestión es que todo el mensaje abanderado por Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Nadia Calviño basado en que las rebajas de impuestos son lo menos indicado en este momento y hasta un problema para la población, se iba literalmente por el sumidero al apadrinar los barones anuncios contrarios a ese lema.

Y Montero dejó claro esa misma tarde que, quien siga ese senda –la de asumir las tesis de Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno– encontrará la ira de Moncloa.

El mensaje de la titular de Hacienda no pudo ser más nítido: que ya se ha rebajado el IRPF con la no rebaja lanzada por Moncloa; que si los barones quieren hablar de rebajas, esa es la que tienen que promocionar; y que, a partir de ahí, prietas las filas porque ni hay permiso para impulsar rebajas complementarias –ni reales, ni meramente estéticas y publicitarias–.

Y es que la decisión de Ximo Puig sentó en Moncloa como un jarro de agua fría. De hecho, en Presidencia, ni tan siquiera conocían el anuncio de Puig con antelación.

Ejecutivo se ha negado sistemáticamente a una deflactación real del IRPF. Todo lo contrario, ha puesto el foco en el nuevo impuesto a los grandes patrimonios. En privado, cargos socialistas han reconocido que la rebaja de Puig es mínima pero, aún así, han recibido la orden de mostrarse en contra.

El malestar del equipo de Sánchez con Puig radica hasta en el umbral de rentas elegido para el anuncio fiscal regional. Puig lo ha puesto en 60.000 euros, claramente por encima de los 21.000 euros de la no rebaja del IRPF de Pedro Sánchez.

Ahora, el principio base de los socialistas ha quedado claro: de rebajas, nada de nada. Otra cosa es que los barones decidan enfrentarse a su examen electoral obedeciendo a un líder como Sánchez, muy imperativo, pero en aparente caída libre.

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