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José María Rotellar

Los impuestos bajos ayudan a controlar la inflación

Sánchez asfixia a los españoles con su recaudación a costa de la inflación, al negarse a deflactar la tarifa del IRPF y a bajar impuestos.

Sánchez asfixia a los españoles con su recaudación a costa de la inflación, al negarse a deflactar la tarifa del IRPF y a bajar impuestos.
María Jesús Montero en una reciente sesión en el Senado | EFE

Mientras que el Reino Unido acomete la mayor bajada de impuestos de hace casi cinco décadas -le falta acompañarlo de un ajuste del gasto, eliminando el improductivo, que, ojalá, haga también cuanto antes-; mientras que muchos países europeos optan por bajar tributos -desde Alemania a Italia, pasando por Polonia y, por supuesto, siempre por Irlanda-, Sánchez se empeña en gastar lo que no tiene, en endeudar más a los españoles -ya lo ha hecho en casi 330.000 millones de euros más desde que gobierna, y en subir impuestos a los españoles, a los que asfixia con su recaudación a costa de la inflación, al negarse a deflactar la tarifa del IRPF y a bajar impuestos.

Pues bien, si realizamos un análisis del IPC general y el IPC a impuestos constantes -que es el cálculo del índice si los impuestos no se hubiesen ni subido ni bajado- los resultados son concluyentes. Si lo unimos a la evolución del consumo de los hogares, comprobamos también cómo con impuestos bajos el consumo aumenta.

Así, en el caso español, puede observarse claramente, en una serie larga, que cuando se suben los impuestos, aumenta la inflación -tanto el IPC general como el de los alimentos- y suele caer el consumo de los hogares -tanto el consumo total como el que realizan en bienes no duraderos, entre los que destacan los alimentos-:

  • Así, podemos ver que cuando se produjo la bajada del IRPF en 1999, el gasto en consumo final de los hogares y el gasto en consumo de los hogares en bienes no duraderos, englobados como "otros bienes y servicios", aumentaron, más que lo que lo hacía tanto la inflación general como el IPC de los alimentos.

  • Posteriormente, mantuvieron una evolución similar por la buena marcha de la economía -al recalentarse, presiona al alza la inflación-.

  • Dicho recalentamiento fue impulsado desde 2004 por el aumento de gasto público del Gobierno socialista y por la buena marcha económica fruto de la inercia del período 1996-2004. Por eso, no se nota que frene tanto la inflación en ese momento la bajada de IRPF.

  • En septiembre de 2009, Zapatero subió el IVA. Eso provocó que la inflación aumentase considerablemente, más que el consumo, pese a que se reactivó a corto plazo por los fondos del plan E y su efecto en la remuneración de los asalariados.

  • Tras la subida de impuestos de diciembre de 2011, motivado por la pésima herencia recibida de los socialistas, el consumo cayó todavía más de lo que venía haciéndolo ya en esa época de crisis y la inflación creció con fuerza, especialmente tras la subida del IVA a mediados de 2012, como consecuencia de la firma del MoU financiero que permitió sanear las cajas de ahorros.

  • En 2015, con la rebaja del IRPF, vuelve a crecer menos la inflación que el consumo, al liberar renta disponible para los ciudadanos.

  • Desde el tercer trimestre de 2021, el consumo está cayendo notablemente -leve recuperación en la primera parte de 2022, para volver a caer en el segundo trimestre, mientras que se observa un gran crecimiento de la inflación (el análisis llega sólo hasta el IITR-2022 debido a que los datos de consumo en contabilidad nacional están disponibles hasta esa fecha. Para el dato trimestral de IPC se ha cogido el último dato mensual de cada trimestre.)

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  • En cuanto a la comparación del IPC general con el IPC a impuestos constantes desde el inicio de la serie, en ese período, podemos ver dos momentos en los que se produce una variación de impuestos y, por tanto, hay diferencias significativas entre el IPC general y el que hubiese habido de haberse mantenido los impuestos sin variar.

  • Así, tras la subida de impuestos de diciembre de 2011 como consecuencia de la herencia dejada por los socialistas, podemos observar cómo el IPC general se incrementa mucho respecto del que se habría producido de haberse mantenido los impuestos más bajos, a impuestos constantes.

  • Lo mismo sucede en 2022 con el impacto en la rebaja de impuestos en la luz o el gas que el Gobierno ha ido realizando, aunque de manera tardía e insuficiente. El IPC general es más bajo que el que se habría obtenido con los impuestos más altos. También se nota la rebaja de impuestos que algunas CCAA realizaron en 2021 para impulsar la reactivación económica tras la pandemia.

  • El resto del período no tiene diferencias significativas, pues no hubo cambios sustanciales en los impuestos. Sólo se producen pequeñas variaciones de décimas.

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Por tanto, si el Gobierno, en lugar de seguir aumentando el gasto y subiendo impuestos y presionando, así, al alza los precios de manera artificial y obligando al BCE a un ajuste mayor de su política monetaria, rebajase los impuestos, ayudaría a controlar la inflación y que las decisiones de política monetaria no tuviesen que ser tan abruptas -pese a que gran parte de esa actual urgencia y de los movimientos duros son consecuencia del error del BCE al retrasar tantos meses su actuación-.

Sin embargo, no parece que podamos tener mucha esperanza, pues el Gobierno redobla ahora su política de subida de impuestos y de aumento de gasto, que se recrudecerá todavía más en estos quince meses que restan de legislatura, pues lo más probable es que el presidente Sánchez intensifique su electoralismo, tanto en gasto como en impuestos, dejando a la economía española en una situación pésima.

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