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José María Rotellar

El Gobierno presiona los precios: la inflación se multiplicó por 76 antes de la guerra

La política de gasto público disparado de Sánchez tensiona al alza los precios y dificulta que la política monetaria sea efectiva.

La política de gasto público disparado de Sánchez tensiona al alza los precios y dificulta que la política monetaria sea efectiva.
La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, este viernes 21 de octubre. | Europa Press

El Gobierno insiste constantemente en que la inflación es importada, derivada del coste de la energía, por caída de oferta, y de las materias primas, pero no es así: la inflación comienza a repuntar intensamente en noviembre de 2020, mucho antes de que estallase la guerra (como se puede apreciar en el siguiente gráfico), y el problema energético se deriva de los prejuicios del Gobierno con determinadas fuentes de energía, que ha rechazado sin contar con fuentes alternativas baratas, abundantes y eficientes. De ahí el problema de coste.

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Sostiene que no es una inflación estructural, porque, de momento, se evitan los efectos de segunda ronda ante la moderación de los salarios -aunque no es lo que el Gobierno practica en el campo de revisiones de rentas sobre los que tiene competencia-.

Sin embargo, se olvida de que la inflación sí que se ha insertado con fuerza en todo el proceso productivo, como muestra el hecho de que el último mes los precios de los alimentos se incrementasen un 14,4% interanual y subiesen cinco décimas intermensual, con lo que esa subida de precios sí que se va convirtiendo en estructural, al igual que la subyacente, que se mantiene casi invariable en el 6,2%.

Por otra parte, el descenso de la inflación interanual en el que el Gobierno confía se debe más a un efecto estadístico que a una reducción de precios real, partiendo, además, de un nivel alto de precios ya alcanzado, con lo que la pérdida de poder adquisitivo y de competitividad no se recuperarán con dicha bajada estadística artificial.

Habla de aceleración de la inflación debido a la guerra, pero no es así: de noviembre de 2020 a febrero de 2022, la tasa interanual aumenta en 8,7 puntos, mientras que de febrero de 2022 a julio de 2022, el punto más alto de inflación interanual, lo hace en 2,9 puntos. O dicho de otra manera, de noviembre de 2020 a febrero de 2022, la tasa interanual se multiplica por 76, mientras que de febrero de 2022 a julio de 2022, el punto más alto de inflación interanual, se multiplica por 1,4.

Se felicita también por la moderación de la inflación debido a la bajada de impuestos indirectos a la energía, cuando es una medida que se negaba a adoptar y que es original del PP, que ha tenido efecto, como se puede comprobar con el IPC a impuestos constantes.

Y se felicita de sus medidas en materia de energía para moderar la inflación, destacando que su tope ibérico hace que España tenga el menor precio del mercado mayorista europeo, pero se olvida de que, en primer lugar, ese tope lo pagan los propios consumidores por otra vía en su factura. En segundo lugar, no dice que España tuvo el mayor coste energético en los hogares durante todo el primer semestre de 2022, con 0,3282 kwh, como señala Eurostat:

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Fuente: Eurostat

La realidad es otra: realmente, con su política es a las rentas bajas a las que más perjudica, pues con la inflación creciente, especialmente en productos básicos, al negarse a bajar los impuestos ligados a ellos, es a quien más les hace sufrir un impacto negativo, ya que son los que más proporción de su renta destinan al consumo -prácticamente, toda- y quienes más soportan, sobre su renta, la subida de impuestos por la inflación. Política económica que no deja de presionar al alza los precios, pues alimenta los cuellos de botella con su ingente gasto público, mermando recursos a los ciudadanos y haciendo que muchos de ellos no puedan llegar a fin de mes.

La inflación es siempre un fenómeno monetario, pero el Gobierno, con su gasto exponencial dificulta que la corrección de la misma vía drenaje de liquidez se consiga antes, obligando a que las medidas de política monetaria tengan que ser más duras y más largas en el tiempo, empobreciendo más a los ciudadanos.

Sánchez es responsable de una gran parte de la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, que ven cómo los precios han crecido un 12,45% desde que él gobierna, con los precios de los alimentos disparados, la luz por las nubes, el combustible intocable y la calefacción convertida en bien de lujo para muchas familias, mientras él persiste con su política de presión sobre los precios con su gasto enorme derivado del mecanismo en el que primero incrementa la confiscación vía subida de impuestos y luego lo reparte con las subvenciones que él establece, para que antes de las elecciones todos sepan a quién le deben la ayuda.

Lo que sí que sabrán los ciudadanos es que le deberán a él la merma económica con la que va a dejar España de seguir con esta equivocada política económica.

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