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La reforma de Sánchez frena ahora la entrada de gas barato para consumir el caro que colapsa los depósitos españoles

El frío está tardando en llegar, el gas acumulado no se ha consumido, y los depósitos de GNL están tan repletos que los metaneros no pueden descargar.

El frío está tardando en llegar, el gas acumulado no se ha consumido, y los depósitos de GNL están tan repletos que los metaneros no pueden descargar.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes 31 de octubre. | Europa Press

Pedro Sánchez ha alterado por completo el mercado y el consumo de gas natural en España con su sistema de fijación de un precio intervenido para este combustible. Lo que él vendió como un brutal éxito que imitaría la UE ha acabado consiguiendo que Bruselas lo esquive y hasta que alerte contra sus efectos por disparar el consumo artificialmente y elevar, por lo tanto, las necesidades de aprovisionamiento.

Una de las últimas consecuencias indeseadas de ese plan Sánchez acaba de materializarse: el gestor técnico del gas ha comunicado ya la ralentización de la entrada de más gas por el gasoducto que procede de Francia. Y la causa no es otra que el colapso de los depósitos de gas licuado españoles provocado por los efectos colaterales del decreto de Pedro Sánchez y la necesidad de dar prioridad al consumo de su gas licuado. El pequeño problema es que ese gasoducto francés traía gas más barato. Con lo que ahora consumiremos gas más caro gracias al efecto llamada de compras de aprovisionamiento generado por el desastre organizado en un mercado que siempre había funcionado bien.

La "nota de operación nº 4/2022- 27 de octubre" del gestor técnico del gas español comunicó este hecho. Su lenguaje fue técnico, pero su consecuencia, fácil de entender:

"DECLARACIÓN DE SITUACIÓN DE OPERACIÓN EXCEPCIONAL NIVEL 0", señaló el texto. Y aclaró: "Altos niveles de existencias en tanques de las plantas de regasificación". La explicación de la nota detalló: "Continúa la situación de altas temperaturas, alta utilización de la capacidad de inyección en AASS, alta importación de gas y, por tanto, altos niveles en taques en el conjunto de plantas de regasificación".

Traducido: la reforma de Pedro Sánchez ha rebajado por decreto el precio de mercado del gas natural empleado para generar electricidad, creando un incentivo artificial al uso de este combustible. Para colmo, ese incentivo no es gratis: no lo pagan las gasistas, pero sí lo paga el consumidor en el recibo de la luz por medio de la tristemente famosa "compensación".

Como consecuencia de esa predilección por el gas tocado por el dedo político, las órdenes de abastecimiento de gas se sucedieron a toda velocidad ante la cercanía del invierno. Pero el frío está tardando en llegar; el gas acumulado no se ha consumido; y los depósitos de gas licuado están tan repletos que no se pueden descargar los metaneros con contrato de suministro a España mientras se agolpan en las costas. Para colmo, la regasificadora de El Musel (Gijón) permanece cerrada. También por decisión política y nadie sabe con qué argumentos técnicos. Y ahora resulta que hay que hacer hueco a los metaneros como sea.

El cuadro dantesco y más propio de La Casa de los Líos se completa con el bloqueo generado de gas argelino. Hasta que Sánchez reventó las relaciones con Argelia -por regalar el Sáhara a Marruecos- casi la mitad del gas consumido cada día en España procedía de los dos gasoductos argelinos. Y venía por tubo y, por lo tanto, como gas, no licuado, con lo que los depósitos de gas en estado líquido (GNL) estaban más disponibles y no saturados como ahora. Porque teníamos el suministro asegurado por medio de los gasoductos.

Ahora no. Y el lío se ha desatado.

Las notas del gestor técnico del gas español dieron más detalles: "En el marco de las medidas paliativas de actuación y, con objeto de poder garantizar la capacidad de naturaleza firme suscrita por los usuarios, incluyendo los slots de descarga, se minimizará la oferta de capacidad diaria e intradiaria de naturaleza interrumpible de acceso a PVB mientras esta Situación de Operación Excepcional persista".

Es decir: se para la compra del gas que sea interrumplible. ¿Y cuál es ese? Pues el gas procedente de Francia. ¿Y por qué estamos comprando gas por ese gasoducto? Porque el gas licuado es notablemente más caro -factor que Sánchez no debió evaluar o no le importó al regalar el Sáhara a Rabat-. Y para evitar un desplome electoral mayor por la escalada del precio del gas, se decidió incumplir la promesa política de enviar gas desde España al norte de Europa -para ayudar a Alemania a combatir los cortes de gas ruso- y utilizar el gasoducto pirenaico para importar gas desde Francia en vez de exportar. ¿Justo lo contrario de lo que anunció en rueda de prensa Teresa Ribera? Sí. ¿Justo lo que nunca se ha confesado oficialmente? Sí. ¿Y justo lo que ahora se bloquea perdiendo una fuente de gas barato? También cierto.

Otra nota de operación del gestor del gas, la nº 4/2022- 17 de octubre, explicó el problema de fondo: "Desde el mes de agosto-2022, se viene experimentando una importante reducción de la demanda industrial respecto a lo inicialmente programado", por la crisis económica que tampoco admite el Gobierno. "Adicionalmente, se está registrando un uso elevado de la inyección en AASS por parte de los usuarios alcanzándose en la actualidad un nivel de llenado de los mismos del 93%, por lo que estas infraestructuras apenas están pudiendo aportar flexibilidad para absorber las desviaciones de la demanda durante el mes de octubre".

Y fruto de todo ello, "se está produciendo un desacoplamiento entre los aprovisionamientos programados por el conjunto de los usuarios en el mes de octubre y el conjunto de demanda y exportaciones de GN y GNL, más allá de la flexibilidad que puede aportar la capacidad de almacenamiento subterráneo y en tanques, a pesar de la elevada capacidad de esta última y de la versatilidad que genera su gestión conjunta. Esta situación no es un hecho aislado del Sistema Gasista Español, sino que se repite en otros países de nuestro entorno", aclaraba la nota intentando disculpar el hecho.

"Consecuencia de lo anterior, se están registrando episodios sostenidos de muy altos niveles de ocupación en los tanques de todas las plantas de regasificación del Sistema que está previsto que se mantenga, al menos, hasta la primera semana de noviembre-2022, pudiendo impactar en la fecha actualmente programada de las diferentes operaciones logísticas", sentenciaba.

Traducido de nuevo: todo un lío provocado por la decisión de manosear, a base de decretos, un mercado que siempre había funcionado bien.

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