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El "corredor verde" de Sánchez acaba con el futuro exportador de gas de España: Marsella ya tiene dos regasificadoras

BarMar es una imposición gala para evitar que la exportación nuclear francesa tenga competencia de una potencial exportación de gas natural español.

BarMar es una imposición gala para evitar que la exportación nuclear francesa tenga competencia de una potencial exportación de gas natural español.
Pedro Sánchez, ayer lunes, durante su visita a una planta de la francesa Renault | Europa Press

España tenía un proyecto capaz de exportar hidrógeno y gas natural. Se llamaba Midcat. La ministra Teresa Ribera nunca lo quiso porque el gas natural no le parecía verde: le parecía "un proyecto ruinoso". Macron puso por delante el interés de Francia de exportar electricidad nuclear y se opuso a ese tubo. Y Sánchez ha renunciado a él a cambio, dice, de un "corredor verde" de hidrógeno supuestamente pactado con Francia.

Lo cierto es que el hidrógeno puede ser el futuro, pero no es el presente. Y España es, en el presente, una gran potencia en regasificación de gas natural pero sin posibilidad de exportar todo su potencial gasístico. Y lo es en medio de una crisis provocada, precisamente, por el corte del gas ruso y la necesidad de más gas en el mercado, donde España podría haber jugado un papel privilegiado en el tablero energético europeo. Pero ya será muy difícil que lo haga, porque lo cierto es que el "corredor verde" de Sánchez destroza el futuro exportador de gas de España: Marsella es la ciudad de conexión del tubo y resulta que ya tiene dos regasificadoras, con lo que no tiene ningún sentido gastarse el dinero en una infraestructura que lleve algo que ya se puede llevar por barco y regasificarlo allí.

Marsella es, casualmente, el feudo regasificador de Elengy. Se trata de una compañía que "opera tres terminales en Francia: Montoir-de-Bretagne en la costa atlántica, y Fos Tonkin y Fos Cavaou en la costa mediterránea. Los dos antiguos terminales son propiedad total de Elengy. Fos Cavaou es propiedad de Fosmax LNG, una subsidiaria de Elengy, su principal accionista", como señala la propia compañía en su documentación. Y Fos Tonkin y Fos Cavaou se encuentran, precisamente, a disposición del tratamiento del gas natural que llega a Marsella por medio de buques metaneros y en estado licuado.

¿Alguien querría gastarse el dinero del presupuesto público para llevar gas a un sitio donde ya se puede llevar en barco y regasificarlo de inmediato sin tener que gastarse ni un euro en construir el tubo submarino y sin esperar los siete años previstos de espera hasta terminar la construcción y puesta en marcha? La respuesta es, obviamente, negativa. Por lo tanto, sólo cabe un respuesta: ese gasoducto no será -en caso de construirse definitivamente- como el Midcat, que estaba diseñado para exportar gas natural e hidrógeno. Sólo será un tubo diseñado para llevar hidrógeno. Y, hoy por hoy, ese no es el marcado estrella de España, ni muchísimo menos. Lo que está claro es que todo el gran mercado regasificador de gas natural -en lo que España es una potencia mundial- se queda sin un proyecto para poder exportar toda esa fuente de riqueza. Porque el "corredor verde" de Sánchez no ha contado con el gas natural.

Fos Tonkin comenzó su andadura en 1972. Tiene una capacidad de 1,5 bcm/año y una capacidad de almacenaje de 80 000 m3.

Fos Cavaou es mucho más grande y más moderna. Comenzó a operar en 2010. Dispone de una capacidad operativa de 8,5 bcm/año y de 330.000 m3 de almacenaje.

Es decir, que cuenta con una infraestructura más que suficiente como para regasificar el gas desde allí.

"Como experto en GNL (gas natural licuado) desde hace más de 50 años, y con la vista puesta en el pulso de los cambios del mercado de GNL, Elengy innova constantemente para: Proporcionar a sus clientes servicios de alta calidad al mejor precio: atracar y descargar GNL, servicios de regasificación, flexibilidad dentro del día; transformar sus terminales en centros de GNL, mediante el desarrollo de nuevos servicios: recarga de buques, transbordo, servicios de carga para petroleros de GNL a pequeña escala y petroleros de carretera; y apoyar la creciente popularidad del GNL en todo el mundo, en línea con la estrategia del grupo ENGIE, a través de asociaciones estratégicas o servicios de consultoría para proyectos de terminales de GNL en tierra o en alta mar", subraya la compañía francesa.

Y en uno de sus feudos, Marsella, es donde Macron ha decidido que vaya el punto final del proyecto de Sánchez. Porque lo cierto es que se trata de una imposición gala para evitar que la exportación de electricidad nuclear francesa tenga competencia de una potencial exportación de gas natural español. El hidrógeno no es, hoy por hoy, una preocupación para Francia.

Fue el propio Sánchez el que anunció que el MidCat sería sustituido por una nueva conexión entre Barcelona y Marsella: un "corredor verde" llamado a transportar hidrógeno verde y bautizado como BarMar, según el comunicado oficial que los tres países publicaron tras el encuentro.

El BarMar consistirá en un gasoducto submarino de unos 360 kilómetros. Sobre los plazos con un plazo de construcción de entre "cinco, seis o siete años". Desde medios franceses, de hecho, se apunta que "como muy pronto" el BarMar estaría construido en 2030 y recuerdan, además, que la producción y consumo de hidrógeno verde es todavía insignificante. Como el proyecto de Sánchez.

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