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España languidece en el Índice de Libertad Económica: ya está en la zona baja de la OCDE

La clasificación de 2022 deja a nuestro país nuevamente en evidencia.

La clasificación de 2022 deja a nuestro país nuevamente en evidencia.
La libertad económica languidece en España bajo gestión de Calviño | EFE

El Índice de Libertad Económica vuelve a estar de plena actualidad. La edición de 2022 acaba de ser publicada en España, de la mano de la Fundación Heritage y el Instituto de Estudios Económicos, y sus resultados dejan a nuestro país en la zona baja de la clasificación para la OCDE, lejos de las posiciones de referencia.

La idea de hacer un estudio de estas características se ha atribuido históricamente al Premio Nobel de Economía, Milton Friedman, que consideraba esencial la medición objetiva del grado de apertura al capitalismo vigente en cada país. Treinta años después del colapso de la Unión Soviética, los resultados han tendido a mejorar en la mayoría de países emergentes, pero en la OCDE se observa una brecha entre aquellas economías avanzadas que apuntalan su libertad económica y siguen progresando y aquellos países desarrollados que repliegan su aceptación del mercado y sufren un progresivo declive como resultado.

Suiza es la economía de la OCDE con mejor nota, puesto que recibe 84,2 puntos sobre 100. No anda lejos Irlanda, cuya nota es de 82 puntos. A continuación figuran Luxemburgo y Nueva Zelanda, con 80,6 puntos en ambos casos, y Estonia, que recibe 80 puntos. Las diez primeras posiciones del índice incluyen también a Países Bajos (79,5 puntos), Finlandia (78,3 puntos), Dinamarca (78 puntos), Suecia (77,9 puntos) y Australia (77,7 puntos).

Por encima del promedio de la OCDE figuran también otros países como Islandia (77 puntos), Noruega (76,9 puntos), Canadá (76,6 puntos), Alemania (76,1 puntos), Lituania (75,8 puntos), Letonia (74,8 puntos), Corea del Sur (74,6 puntos), Chile (74,4 puntos), República Checa (74,4 puntos) y Austria (73,8 puntos).

Reino Unido se anota 72,7 puntos, a la par con la nota media para toda la OCDE. Las siguientes posiciones, que se corresponden con la franja media-baja de la tabla, son para Estados Unidos (72,1 puntos), Portugal (70,8 puntos), Eslovenia (70,5 puntos), Japón (69,9 puntos), Eslovaquia (69,7 puntos), Bélgica (69,6 puntos) o Polonia (68,7 puntos).

España solo alcanza el número 29 de los 38 puestos que recoge el índice para la OCDE, con una nota de 68,2 puntos. Nuestra posición solo se sitúa por delante de Israel (68 puntos), Hungría (66,9 puntos), Francia (65,9 puntos), Costa Rica (65,4 puntos), Italia (65,4 puntos), Colombia (65,1 puntos), México (63,7 puntos), Grecia (61,5 puntos) y Turquía (56,9 puntos).

El informe de la Fundación Heritage y el Instituto de Estudios Económicos incluye doce categorías: derechos de propiedad, efectividad judicial, buen gobierno, carga impositiva, gasto público, estabilidad presupuestaria, libertad de empresa, flexibilidad laboral, estabilidad monetaria, apertura comercial, facilidad inversora y solvencia financiera. En promedio, España se sitúa 4,5 puntos por debajo de la nota media alcanzada por la OCDE en cada uno de estos campos de estudio.

En clave fiscal, el estudio pone de manifiesto que España tiene impuestos más altos y, en cambio, obtiene peores resultados en materia de estabilidad presupuestaria. Así, nuestro IRPF llega al 47%, frente al 39% que alcanza, de media, la OCDE. De igual modo, el Impuesto de Sociedades tiene un tipo de referencia del 25%, en comparación con el 22% que se alcanza en las economías avanzadas. En cuanto al gasto, llega al 45,3% del PIB, por encima del 41,9% que registra la OCDE. Por último, la deuda de las Administraciones Públicas españolas, sube al 117,1% del PIB, muy por encima del 77,2% que se observa en el conjunto de las 38 economías desarrolladas que han sido objeto de análisis.

Durante el último lustro, el crecimiento anual medio de la economía española se ha situado en terreno negativo (-0,1%), frente al 1,3% de avance promedio en el resto de la OCDE. Si nos centramos específicamente en 2020, el año más duro de la pandemia del coronavirus, vemos que el PIB se desplomó un 10,8% en España, frente a la caída del 6-7% que se registró en las economías avanzadas. En cuanto al mercado de trabajo, el paro efectivo para 2021 fue del 15,7%, frente al 7,1% de la OCDE.

El trabajo pone de manifiesto, además, que las economías con mejor resultado en el Índice de Libertad Económica tienen más renta per cápita, niveles más satisfactorios de democratización, indicadores de salud y educación más elevados, tasas de innovación más altas, mejor desempeño medioambiental, menos pobreza y más crecimiento.

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