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El subsidio del 75% a los vuelos de Canarias perjudica al turismo y encarece los billetes

El aumento del subsidio y el consecuente encarecimiento de los vuelos lleva a que los turistas nacionales gasten hasta un 12% menos en las islas.

El aumento del subsidio y el consecuente encarecimiento de los vuelos lleva a que los turistas nacionales gasten hasta un 12% menos en las islas.
Los autores indican que el sistema es ineficiente y produce efectos no deseados. | Alamy

Con el fin de abaratar los viajes a quienes residen fuera de la península y así potenciar su desarrollo económico, las subvenciones a los desplazamientos a dichos territorios han estado presentes en España desde hace décadas.

Ya durante la dictadura franquista, se estableció una subvención a los enlaces aéreos entre la Península y las provincias de Canarias, Ifni y el Sáhara español, establecida por "la necesidad de facilitar el intercambio y la relación con dichas provincias", y que fijaba un subsidio del 12% sobre el precio del billete.

Más adelante, las sucesivas legislaciones han ampliado el alcance de los subsidios hasta abarcar también los trayectos marítimos y aéreos entre los territorios peninsulares españoles y Baleares, Ceuta y Melilla. De hecho, en julio de 2018 se aprobó incrementar el porcentaje de descuento hasta el 75%, desde el 50% que se venía aplicando a partir del 2007. El cambio fue negociado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy aunque aprobado por Sánchez.

Lo que no se esperaban los legisladores a la hora de establecer y ampliar estas ayudas –o quizás sí, pero decidieron no tener en cuenta por motivos políticos y electoralistas –es que las mismas podrían tener efectos negativos no deseados.

Esto es precisamente lo que se han propuesto investigar los economistas españoles Juan Luis Jiménez, Jorge Valido y Alfonso Antonio Pellicer en un reciente artículo publicado en la Journal of Air Transport Management. Concretamente, los investigadores han tratado de esclarecer si el aumento de la subvención del 50 al 75% ha afectado negativamente al consumo que realizan en Canarias los turistas nacionales de la Península.

Pero ¿cuáles son los potenciales motivos de que pudiera darse esta disminución en el consumo de los turistas? Pues, esencialmente, que al establecerse el subsidio para los residentes isleños, las aerolíneas tratarían de compensarla subiendo más los precios, de forma que los billetes serían más caros que antes para los no residentes. Y este encarecimiento acabaría lastrando el presupuesto de los turistas y haciéndoles gastar menos dinero dentro de las islas.

La primera de estas tesis, la de que el aumento de la subvención incrementaría los precios, ya ha sido demostrada anteriormente en otros estudios. Por ejemplo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) constató que tras el incremento en el subsidio, los billetes se encarecieron un 12% para los trayectos entre la Península y las Islas Canarias, y un 15% con Baleares. Y probó que el 81% y el 69% de esas subidas, respectivamente, estuvieron causadas directamente por el aumento del subsidio.

Las conclusiones de la AIReF son consistentes con las emitidas por un informe de la CNMC, así como con la literatura académica disponible, que tiende a demostrar las aerolíneas establecen precios mayores en rutas de transporte subsidiadas.

Un sistema "ineficiente"

Así que, partiendo de esta base, el economista Juan Luis Jiménez y sus colaboradores, han investigado si el aumento del subsidio al 75%, además de encarecer los billetes, también ha mermado el desembolso de los turistas en las islas. Para ello, han tenido en cuenta los datos de la Encuesta de Turismo de Residentes entre julio 2015 y septiembre 2019, considerando únicamente a la población residente en Península, que viaja en avión y que efectúa gastos turísticos en el destino. Y como método de análisis, han empleado un modelo econométrico de diferencias en diferencias, así como utilizado las oportunas técnicas de control en función de las características de los viajes o del tipo de población (edad, género, renta...).

Como resultado, los economistas no han encontrado evidencias de que quienes viajaron a Baleares hayan visto modificado su comportamiento. Pero las situación es bien diferente en el caso del archipiélago canario. Concretamente, el gasto diario de cada turista nacional en Canarias menguó entre un 9,6% y un 12,2%. Según los expertos, este menor gasto supone una pérdida de consumo interno en el archipiélago de más de 23 millones de euros al año, lo que lastra su PIB. Y, pese a que, a priori, el impacto no parezca de gran magnitud, hay que tomar en cuenta que el estudio en cuestión contabiliza únicamente a los turistas nacionales que decidieron viajar a Canarias, no incluyendo a los extranjeros ni a aquellos que dejaron de viajar por culpa del encarecimiento de los billetes.

Los autores insisten, no obstante, en que "no es la necesidad de subvención lo que se pone en duda, sino las consecuencias del sistema elegido. El sistema es ineficiente, produce efectos no deseados y tiene alternativas mejores. Pero la decisión de mantenerlo es política".

¿Qué pasa con los isleños que van a la Península?

Pero ¿y qué ocurre con el comportamiento de los isleños cuando viajan a la Península para hacer turismo? En este caso, un estudio paralelo también liderado por Juan Luis Jiménez, publicado en la Journal of Travel Research, y que sigue la misma estrategia econométrica, ha encontrado que los canarios realizan estancias hasta un 15,57% menos prolongadas en la Península con motivo del aumento del subsidio, mientras que el gasto diario se vio inalterado.

En el caso de los turistas baleares, el gasto en destino sí varió, al incrementarse entre un 7,5 y un 11,2%, pero la longitud de la estancia cayó cerca del 10%. Estas menores estancias, según los economistas, puede explicarse por cambios en la frecuencia de viajes. Es decir, que al tener los billetes más baratos, viajan más, pero durante menos tiempo.

En cualquier caso, los investigadores critican que la opacidad en los datos ofrecidos por los institutos estadísticos nacionales y el hecho de que estos no incluyan datos de los turistas hospedados en alojamientos como AIRBN, dificulta un análisis más detallado y la obtención de conclusiones definitivas. Los economistas, asimismo, lanzan un dardo a la clase política, incidiendo en que, para poder evaluar una política pública, deben conocerse todos los efectos que se producen tras su aplicación, "de tal manera que sea evaluada por estos y no solo por sus intenciones".

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