Cuando a principios de 2021 se filtró una propuesta del Ministerio de Seguridad Social que consistía en ampliar el periodo de cálculo de las pensiones de los 25 años actuales a los 35 años, José Luis Escrivá negaba la mayor. "No hay nada de eso" decía el ministro.
Ha pasado más de un año, y a Escrivá ya no le quedan más balones que echar fuera. El ministro ya no puede disimular más y ha reconocido que está decidido a recortar las pensiones por la puerta de atrás a los futuros jubilados.
¿Por qué decimos que es un recorte por la puerta de atrás? Porque en los primeros años de la carrera profesional de un empleado lo lógico es ganar menos salario. Luego, a raíz de que ese trabajador va cogiendo experiencia, su remuneración aumenta.
Actualmente, cuando un trabajador pasa a jubilarse, la pensión que le va a quedar se calcula con los últimos 25 años de vida laboral. Si en lugar de ser 25 son los últimos 30 años (que ha propuesto esta semana Escrivá y frente a los 35 iniciales) la prestación que le corresponderá a este ciudadano cuando pase a la jubilación va a ser menor por una simple media aritmética.
Este tijeretazo a las pensiones puede suponer un recorte de más de 800 euros al año por jubilado, aunque viendo que el sistema de Seguridad Social pende de un hilo no podemos decir que no sea necesario. De hecho, Bruselas es lo que quiere que hagamos.
Pero la hipocresía del Gobierno aquí es que vende un discurso siempre a favor de los pensionistas (les actualiza las pensiones al IPC a este un número de votantes tan suculento: más de nueve millones), aunque el agujero de la Seguridad Social sea mayor, mientras recorta derechos a los futuros jubilados de forma sibilina, pero muy dañina como quiere hacer ahora.