Menú

El proyecto que quiere alimentar viejas centrales de carbón con una energía inacabable

Una empresa estadounidense propone reutilizar las viejas centrales térmicas mediante energía geotérmica.

Una empresa estadounidense propone reutilizar las viejas centrales térmicas mediante energía geotérmica.
La central térmica de La Robla, que fue demolida este verano | Europa Press

Con los combustibles fósiles en el punto de mira y en plena crisis energética por la guerra de Ucrania, un proyecto estadounidense afirma haber encontrado la fórmula para que cualquier país del mundo pueda acceder a una forma de energía estable, inagotable y tan verde como las renovables. Aluden a la energía geotérmica, aquella que utiliza el calor generado en la corteza terrestre. Aunque es creciente su uso para climatizar edificios y hay países que ya la emplean para generar electricidad, la energética Quaise afirma que ha encontrado la vía para que cualquier país pueda emplearla independientemente de sus condiciones geológicas. La clave, que podrían romper los actuales límites tecnológicos de perforación y acceder así a las elevadas temperaturas, de 500 grados, que se generan a 20 kilómetros de profundidad.

Como explicó LD, ya hay países capaces de generar electricidad a partir de energía geotérmica de "alta entalpía" o altas temperaturas. El ejemplo más repetido es Islandia, que cuenta con centrales que utilizan las especiales condiciones de su subsuelo, donde se generan grandes temperaturas a una menor profundidad que en otros puntos del globo. Quaise, sin embargo, propone romper los límites de la perforación para que sea posible construir pozos geotérmicos a entre 4 y 20 kilómetros de profundidad con los que se conseguiría disfrutar de esta fuente de energía en cualquier lugar.

Hasta ahora, el pozo más profundo construido por el hombre es el de Kola, abierto por la URSS y abandonado después tras alcanzar más de 12 kilómetros de hondura. La compañía estadounidense se propone batir este récord utilizando haces de ondas milimétricas de alta potencia, una tecnología nacida de la experimentación con la fusión nuclear y que ahora se querría aplicar para pulverizar roca muy caliente a gran profundidad.

La idea de usar esta técnica para perforar el suelo partió de Paul Woskov, un investigador del Centro de Fusión y Plasma del MIT, y en 2018 nació Quaise con el objetivo de hacerlo realidad y que ahora intenta recabar inversores.

En su proyecto, que contempla 2026 como el año en que tendrán listo un primer pozo geotérmico, prevén reutilizar las centrales térmicas que usaban combustibles fósiles para generar electricidad, como la que hace pocos meses se voló en León o las que ha decidido repescar Alemania cuando estaba a punto de jubilarlas ante la escasez de gas.

La compañía sostiene que si logran acceder a las profundidades que planean, obtendrán temperaturas similares a las que se generan en las plantas térmicas quemando carbón. Reutilizar infraestructuras ya existentes, defienden, haría que la implantación de esta fuente de energía fuera más fácil y barata: el objetivo es que las turbinas de las viejas centrales, movidas con el vapor generado con la quema de combustibles fósiles, funcionen ahora con el vapor procedente del pozo geotérmico.

Mientras Quaise trata de resolver retos técnicos como mantener la estabilidad del pozo, la compañía insiste en que si prueban que las perforaciones son posibles el 90% de la superficie del planeta podría beneficiarse de la geotermia de altas temperaturas.

En cuanto a sus planes de reutilizar las infraestructuras de las centrales térmicas, afirman que en 2028 serán capaces de resucitar la primera de ellas mediante energía geotérmica. Defienden que esta estrategia les permitirá aprovecharse de "las infraestructuras energéticas que dominan el mundo hoy en día" y que podrían reorientarse "rápidamente" a esta nueva forma de energía, empleando conocimientos, tecnología y trabajadores de los sectores del gas y el petróleo.

Mientras expertos en geotermia españoles consideran que la propuesta tiene fundamentos "sólidos", los impulsores del proyecto señalan otras hipotéticas ventajas de esta forma de energía: la ausencia de residuos, que pueda implantarse en cualquier país del mundo y el hecho de que, afirman, exige usar "menos del 1% de la tierra y materias primas" que necesitan otras renovables. En unos años se verá si tienen razón.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios