La Fundación Disenso, ligada a Vox, ha encargado un estudio sobre el esfuerzo tributario y el sacrificio fiscal real que realizan los españoles para pagar los impuestos. El estudio prueba que los españoles son, tras una eterno listado de subidas de impuestos en la era Sánchez y todas las subidas previas acumuladas a lo largo de décadas, unos de los contribuyentes más bombardeados a impuestos a cambio de menos prestaciones. Ni Francia, ni Alemania, ni Holanda, ni Canada, ni Suecia, ni ninguno de esos mitos de los que se habla habitualmente, exigen tanto sacrifico a unas familias que reciben tan poco. Bienvenidos al infierno fiscal.
El estudio ha sido elaborado por el catedrático José Félix Sanz, uno de los mejores microsimuladores fiscales de España. Y las conclusiones plasman con evidencia científica lo que la inmensa mayoría de hogares y empresas perciben día a día: España se ha convertido en un auténtico infierno fiscal.
"Este documento ha realizado una breve revisión crítica de las medidas agregadas de carga fiscal, cuyo máximo exponente es el índice de presión fiscal. También se han introducido otros indicadores como el sacrificio fiscal y la presión fiscal ajustada a sacrificio". Es decir, el análisis no recoge sólo la recaudación fiscal y su peso sobre el PIB, como suele presentar los datos el Gobierno. El documento ha llevado a cabo una investigación real del esfuerzo de las familias y negocios para afrontar esos pagos fiscales. Es decir, ha evaluado en el fondo cuánto se paga teniendo en cuenta lo que se percibe por ello y la capacidad real de afrontar esos niveles de sacrificio fiscal.
"Se ha computado la presión fiscal, el sacrificio y la presión fiscal ajustada a sacrificio para un total de 40 países, agregados en diferentes conglomerados considerados relevantes. El cómputo de estos índices confirma que los impuestos que pagamos los españoles no son tan bajos como, en ocasiones, nos pretenden hacer pensar", señala el estudio.
Así, "se analizan los niveles de presión y sacrificio fiscal de los 40 países considerados más relevantes del mundo, tanto por su nivel de desarrollo humano como por la importancia de sus relaciones económicas", tomados en el año 2020 —es decir, antes de las últimas baterías de impuestos de Pedro Sánchez—. Y una de las grandes conclusiones refleja que "cuando comparamos la carga fiscal de España con la que soportan el resto de países de este selecto grupo, observamos que la presión fiscal que soporta España (36,83%) es la decimoquinta más alta del grupo (15/40)". Ese indicador es el que publicita habitualmente el Gobierno. Lo cierto es que no salimos nada bien parados en presión fiscal pura y dura —sin contar con el esfuerzo necesario para poder pagar esa recaudación fiscal—. Pero ese indicador no mide el sacrificio llevado a cabo para pagar los impuestos. Simplemente evalúa la recaudación.
"España tiene una presión fiscal 2,8 puntos superior a la media de los 40 países (34,03%) y 10,10 puntos por encima de la media ponderada por población (26,73%). Dicho de otro modo, la presión fiscal española es casi un 8% superior a la media de estos 40 países y el español medio soporta una presión fiscal un 27,42% superior a la soportada por el habitante promedio de los 40 países analizados", subraya el texto.
Sacrificio y esfuerzo fiscal
Pero los verdaderos sustos llegan al empezar a analizar los datos de sacrificio y esfuerzo fiscal: "España ocupa también puestos relativamente elevados: el puesto 16 según el índice de Frank (16/40) y el 17 según el índice de Bird (17/40). En definitiva, la presión y el sacrificio fiscal de los españoles se encuentran bien asentados en el segundo cuartil de la distribución. Es decir, la carga fiscal española es relativamente elevada cuando se compara con la de los 40 países más influyentes del planeta", en contra de lo que defiende el Gobierno.
Pero la bomba llega al comparar la economía española con sus verdaderas competidoras. "Cuando comparamos la carga fiscal de España con la que soportan los siete países del G-7 observamos que: la presión fiscal que soporta España (36,83%) es la cuarta más alta (4/8) del grupo, siendo ligeramente superior a la media aritmética de los 8 países (36,12%) y 4,4 puntos superior a la media ponderada por población (32,43%)".
Y, por si fuera poco, en términos de sacrificio fiscal, "España es el país que realiza el mayor sacrificio fiscal según el índice de Frank (1/8) y el segundo, después de Italia, si se utiliza el índice de Bird (2/8). Asimismo, el sacrificio fiscal español es manifiestamente superior a las medias aritmética y ponderada de los países del G-7".
Pero las conclusiones a las que llega el estudio dan un paso más y, en este caso, incluyendo economías no comparables a la nuestra: "El ranking de la presión fiscal española (13/29) se ubica en un valor intermedio alto. En este caso, aunque la presión fiscal española sigue siendo ligeramente superior a la media aritmética de los 29 países, la media ponderada por población es superior en algo más de 3 puntos porcentuales". Pero, sobre todo, "en este nuevo conglomerado" de 29 países, España realiza "un gran sacrificio fiscal relativo, ocupando el puesto 5/29 ó 6/29, dependiendo del índice de sacrificio utilizado". Y ese es el dato clave: el que muestra el sacrificio real llevado a cabo por los contribuyentes españoles para pagar los impuestos. Ahí, sólo Grecia, China, Portugal, Turquía y, dependiendo del índice empleado, Italia, son capaces de empeorar el panorama español.
Otra área económica de especial relevancia para España es la eurozona, "compuesta por los 19 Estados de la Unión Europea que han adoptado el euro como moneda oficial, formando así una unión monetaria". Las tablas del estudio resumen "la presión y el sacrificio fiscal de estos 19 países con sus respectivos rankings. Como puede comprobarse, la presión fiscal española dentro de este grupo de países se encuentra en niveles intermedios (11/19)", pero, una vez más, los índices de sacrificio se disparan y se encuentran en niveles "significativamente elevados –6/19 y 9/19–".