Dos años ha tardado Pedro Sánchez en adoptar la rebaja del IVA de los alimentos desde que los precios iniciaron una escalada obvia y estable. Y, al menos, cuatro meses ha tardado desde que la oposición reclamó con insistencia esta medida. Tanto el PP como VOX exigieron la rebaja del IVA de los alimentos y el Gobierno se negó con argumentos falsos como que carecía de poder para alterar la directiva europea que regula este impuesto. Lo cierto es que, sólo tomando esos cuatro meses, Sánchez, gracias a ese retraso en la aprobación de la rebaja, ha conseguido recaudar 300 millones de euros más de los contribuyentes españoles. Todo ello en un entorno en el que acumula ya 54 subidas de impuestos oficiales.
Feijoo propuso al Gobierno oficialmente rebajar el IVA de los alimentos básicos en septiembre. "Si Sánchez lo hubiera escuchado, los españoles se hubieran ahorrado 300 millones de eros. Es más, todas las medidas anunciadas hoy por Sánchez para 2023 han sido pagadas por los españoles en 2022", destacan fuentes del PP.
Vox, por su parte, reclamó en noviembre a Pedro Sánchez una explicación oficial al hecho de que no se adoptara la rebaja. Y la respuesta fue una evasiva asegurando que el Gobierno estaba atado por el hecho de que "el IVA es un impuesto armonizado en la Unión Europea". Fue en esa misma respuesta firmada por el Ejecutivo el pasado 7 de noviembre cuando los equipos de Sánchez aseguraron una frase tremenda: "En muchas ocasiones la rebaja de tipos del IVA no se traslada al precio final de los bienes y servicios, ni supone un abaratamiento de su precio para el consumidor final", cuando lo cierto es que el IVA es un impuesto que obligatoriamente se suma al coste del bien o servicio.
Sánchez, para colmo, ha aprovechado su reforma para eliminar la ayuda de 20 céntimos en la compra de gasolina y para confirmar que no piensa compensar la subida real de un 15% de los precios de la cesta de la compra. Porque la rebaja del IVA no llega a ese nivel de ninguna de las maneras.
Uno de los ejes fundamentales del nuevo plan anticrisis de Sánchez consiste, así, en una reducción leve y temporal de la presión impositiva sobre la comida. De esta forma, el Gobierno ha aprobado suprimir durante seis meses el IVA superreducido de los alimentos, que pasa del 4% al 0%. Y, al mismo tiempo, se rebaja el IVA reducido para ciertos productos alimenticios, pasando del 10% al 5%. Además, Sánchez ha asegurado que el Gobierno hará que estas rebajas se trasladen "de forma inmediata en los precios de los alimentos" de forma que no sea absorbida por los supermercados, aunque no ha explicado exactamente cómo lo lograrán.
En concreto, el IVA pasa del 4% al 0% para el pan, harinas panificables, leche, queso, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, patatas y cereales. Pasa del 10% al 5% para el aceite y la pasta. Pero deja en el actual IVA del 10% el resto de productos con IVA reducido: carnes, pescados, conservas, alimentos preparados, agua embotellada, yogures o café.
Igualmente se mantienen en el 21% los productos sometidos al IVA general: zumos, refrescos o bebidas alcohólicas.