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¿Ha llegado el turno de la India? Así amenaza su economía al dominio chino

India se convertirá este año en el país más poblado en el mundo, y pese a que su economía no es tan boyante, pronto será la tercera potencia mundial.

India se convertirá este año en el país más poblado en el mundo, y pese a que su economía no es tan boyante, pronto será la tercera potencia mundial.
El primer ministro indio Narendra Modi, se da la mano con el presidente chino, Xi Jinping. | Alamy

Dentro de muy poco asistiremos a uno de los acontecimientos demográficos más relevantes de los últimos tiempos: India superará a China en número de habitantes. Sucederá durante el mes de abril de este año 2023, cuando la potencia con capital en Nueva Delhi se convertirá en el país más poblado del planeta Tierra.

Además, el sorpasso poblacional indio coincide con el declive demográfico anunciado este mismo martes por China: según las cifras divulgadas por la Oficina Nacional de Estadísticas, el país de Xi Jinping experimentó en 2022 una caída de población de 850.000 personas, el primer decrecimiento en 60 años. Según los expertos, esta sorprendente caída en la población china se ha producido alrededor de una década antes de lo que preveían las autoridades.

Aunque a priori pudiera parecer una simple curiosidad estadística, este evento ilustra el decisivo peso que la India adoptará en el devenir de la economía y la política mundiales durante las próximas décadas. Este año, el país alcanzará prácticamente los 1.400 millones de habitantes, y casi el 18% de los ciudadanos del planeta serán indios. Una cifra especialmente destacable teniendo en cuenta que esa ingente cantidad de población se agrupa en un territorio casi tres veces más pequeño que el chino.

Sin embargo, el enorme potencial indio se está viendo limitado por un factor fundamental: la ausencia de dominio en el terreno económico. Seamos claros. Sí, la India podrá ser el país más habitado del mundo, pero su peso económico en el mundo sigue a años luz de las potencias occidentales e incluso de China. Así, por ejemplo, Estados Unidos contaba en 2021 con un PIB de 23,3 billones de dólares y China con uno de 17,7 billones, mientras que India apenas llega a los 3,2 billones – una cifra que representa alrededor del 3% del PIB mundial, pese a contar con casi el 18% de la población.

Como se muestra en la gráfica inferior, el PIB per cápita indio ha escalado notablemente en las últimas tres décadas, desde los 1.800 dólares anuales en 1990 hasta los 6.600 dólares en 2021, una vez corregido por inflación. Un crecimiento notable, pero si comparamos con el caso de China, su renta por persona se ha disparado (siempre que nos creamos los datos del régimen socialista) desde los 1.400 dólares hasta los 17.600 dólares.

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Analizándolo en términos relativos, podemos constatar que el PIB por persona en la India se ha multiplicado por 3,6 veces en desde los años 90, mientras que China tiene ahora un PIB per cápita 12,3 veces superior al de entonces. Una diferencia notable, aunque no es menos cierto que su crecimiento ha sido bastante superior al de los países occidentales. Así, por ejemplo, el conjunto de la Unión Europea tiene hoy en día una renta per cápita 1,5 veces mayor que en 1990, dato homologable a Estados Unidos, que la ha multiplicado por 1,6 veces. Al fin y al cabo, según un país se va haciendo más y más rico, cada vez es más difícil crecer a tasas elevadas.

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¿Motivos para la esperanza?

Aunque los datos expuestos no dejan en muy buen lugar a la India en términos económicos, lo cierto es que existen varios motivos para pensar que la influencia del país podría estar al comienzo de un vertiginoso despegue. En primer lugar, si atendemos a las tasas de crecimiento de los últimos años y las previsiones para los próximos, se vislumbra un futuro prometedor. Desde el año 2003, la nación asiática ha cosechado sólidas cifras de crecimiento del PIB superiores al 5%, con las únicas excepciones de la crisis de 2008 y la del coronavirus de 2020. La economía india superó el bache de la pandemia en apenas un año, con un crecimiento del 8,7% en el ejercicio 2021/2021, mientras que en el 2022/2023 se acercará al 7% , y al 6% en el 2023/2024.

Este sólido crecimiento ha contribuido a la consecución de otro hito para la India: el de convertirse en la 5ª economía mundial, ya que en 2022 adelantó en PIB al Reino Unido. Además, los pronósticos hablan de que la economía india podría superar el volumen de la de Alemania en 2027 e incluso superar a la de Japón en 2029. De esta forma, pese a que India aún cuenta con una economía infra dimensionada si se compara con su población, el país podría catapultarse a final de esta década como la tercera potencia mundial, solo por detrás de EEUU y China.

Otro de los motivos de esperanza para la India es su estructura demográfica. A diferencia de China y se equivocada política del hijo único, la nación sudasiática no contempla en el medio plazo graves problemas derivados del envejecimiento de su población ni de una escasa natalidad. Concretamente, la tasa de fecundidad es de 2,11 hijos por mujer en India, frente a los 1,5 hijos de China o los 1,6 de los países de la OCDE, según datos de 2019.

Pensemos en los siguiente datos: actualmente, de cada 1.000 niños nacidos en el mundo, casi 200 son de India. Al mismo tiempo, una de cada cinco personas menores de 25 años en el planeta es de la India, mientras que casi la mitad de los indios tiene menos de 25 años.

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Si observamos la estructura demográfica a través de pirámides de población, podemos comprobar que India cuenta en estos momentos con una base muy destacable de ciudadanos jóvenes e infantes. Con el paso de los años, toda esa masa de población conformará un abultado grupo de mediana edad, sin que ello comporte una reducción drástica de la natalidad. Y eso es mucha gente trabajando, emprendiendo, innovando y haciendo despegar al país.

En contraposición, China cuenta ahora con una población joven menguante y un envejecimiento que se irá acentuando en los próximos años. Como se observa, en 2050 China pasará a tener prácticamente una pirámide poblacional invertida, lo que mermará notablemente el crecimiento potencial de su economía y dificultará el sostenimiento de las ayudas y pensiones públicas.

El reto de la pobreza

Aun con todo, uno de los retos que deberá afrontar la India es el de reducir los niveles de pobreza y constituir una sólida clase media. Los últimos datos del Banco Mundial (2019) confirman que hay más de 129 millones de indios viviendo en pobreza extrema, el dato más elevado del planeta. Aún así, el desempeño del país sudasiático en esta materia ha sido francamente positivo en las últimas décadas. Mientras que en los años noventa casi la mitad de los indios vivían con menos de 2,15 dólares al día, en la actualidad esa cifra se sitúa en el 10%, y continuará reduciéndose en los próximos años.

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Llegados a este punto, India tiene todo de cara para afrontar este siglo como el gran periodo de desarrollo en la historia del país. Los ciudadanos indios están ansiosos por prosperar, su arraigada cultura innovadora les invita a ello, y solo necesitan de las condiciones apropiadas para explotar todo su potencial. Como muestra, solo hay que echar un vistazo a los equipos directivos de las grandes compañías de Silicon Valley: muchas de ellas están encabezadas por CEOs indios: Adobe, Microsoft, Alphabet...

Además, en el complejo escenario geopolítico de hoy en día, con las potencias occidentales cada vez más recelosas de depender en exceso de la dictadura china, India tiene ahora la oportunidad de desplazar a la nación de Xi Jinping como la gran fábrica del mundo. Como muestra, Apple ya está trasladando buena parte de la producción de sus dispositivos al país con capital en Nueva Delhi.

Para permitir este despegue, que hoy en día se centra en industrias como la tecnológica o la farmacéutica, las autoridades deberán acometer importantes reformas que agilicen la economía del país, flexibilicen la burocracia o el mercado laboral y garanticen la seguridad jurídica.

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