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La UE incluye al escarabajo pelotero en la lista de alimentos comestibles

Las larvas de escarabajo podrán utilizarse para elaborar barritas, cereales de desayuno, pastas, sopas, pizzas, chocolatinas o sucedáneos de carne.

Las larvas de escarabajo podrán utilizarse para elaborar barritas, cereales de desayuno, pastas, sopas, pizzas, chocolatinas o sucedáneos de carne.
Un escarabajo pelotero o escarabajo de estiércol. | Alamy

La Unión Europea da luz verde a la comercialización como "nuevo alimento" de larvas de escarabajo del estiércol –conocido popularmente como escarabajo pelotero–, como parte de su campaña de regulación en favor de los alimentos provenientes de insectos, considerados más ecológicos.

Concretamente, el Diario Oficial de la Unión Europea estableció el pasado 5 de enero, a través de un reglamento de la Comisión, que se autorizaba la comercialización de las formas "congelada, en pasta, desecada y en polvo" de las larvas del insecto Alphitobius diaperinus (escarabajo del estiércol). La especie recibe este nombre porque alimenta a sus larvas con excrementos –boñiga, estiércol, o como quieran llamarle–, siendo precisamente esas larvas las que podrán ser comercializadas.

La aprobación llega tras el visto bueno de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, que da el pase a las larvas del Alphitobius diaperinus, aunque avisa de que su consumo puede provocar reacciones a las personas alérgicas a los crustáceos y a los ácaros del polvo. Recalca, asimismo, que "otros alérgenos podrían acabar encontrándose en el nuevo alimento de estar presentes en el sustrato con el que se alimenta a los insectos".

Las formas autorizadas del escarabajo podrán utilizarse para la comercialización de una diversidad de productos, como barritas de cereales, panes, cereales de desayuno, pasta, sopas, pizza, fideos, aperitivos, patatas fritas, galletas, bocadillos, chocolatinas o sucedáneos de carne, entre otros.

El reglamento establece que la autorización entrará en vigor veinte días desde su publicación, es decir, el próximo miércoles 25 de enero. Desde ese momento, no obstante, tan solo una compañía podrá comercializar los mencionados alimentos procedentes de larvas de escarabajos: se trata de Ynsect NL B.V., empresa francesa que solicitó la aprobación, y a la que se permite vender el "nuevo alimento" durante un período de cinco años.

Grillos, gusanos, langosta...

El escarabajo del estiércol es el último insecto aprobado por la UE para el consumo humano, pero en los últimos meses y años las autoridades comunitarias han dado luz verde a "nuevos alimentos" procedentes de diversas especies.

En Libre Mercado informábamos este mes de enero de la inclusión del polvo de grillo doméstico entre los insectos autorizados para la comercialización y consumo dentro de la UE. La empresa solicitante es Cricket One, una compañía vietnamita que asegura en su web que los grillos son "una fuente alternativa de proteínas que no daña el planeta".

Por otro lado, la Unión Europea también autoriza ya el gusano de la harina (el primer insecto que logró la aprobación de Bruselas), así como la langosta migratoria.

Los españoles no quieren insectos

Pese a la insistencia de las autoridades por incentivar la alimentación basada en insectos (considerada como más ecológica y eficiente en términos de recursos naturales necesarios para producir cada kilogramo de proteína) lo cierto es que los consumidores no parecen estar muy interesados en su utilización.

Concretamente, un reciente estudio del grupo FoodLab de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), investigó los parámetros que contribuirían a mejorar la aceptación del consumo de insectos. Y para ello, se basaron en las respuestas de 1.034 españoles encuestados. Las conclusiones son claras: una inmensa mayoría, el 86%, nunca ha comido insectos, mientras que solo un 13 por ciento los ha probado. La principal razón que aducen para no consumir insectos es el asco (38%).

Cuando se preguntó a los encuestados sobre si estarían dispuestos a incluir los insectos en su dieta habitual, solo un 16% responde que sí, mientras que un 82% asegura que no lo haría. El 71% afirma que no cocinaría insectos en casa, y el 73%que no los comería en un restaurante.

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