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Ni ha terminado ni hemos visto lo peor: los precios de la luz seguirán disparados entre 3 y 5 años

Los expertos en energía Pedro Mielgo, María Teresa Estevan Bolea y Manuel Fernández Ordóñez analizan los retos que tenemos por delante.

Los expertos en energía Pedro Mielgo, María Teresa Estevan Bolea y Manuel Fernández Ordóñez analizan los retos que tenemos por delante.

Lo peor todavía no ha pasado. Ni la inflación, ni los vertiginosos precios que estamos sufriendo en los productos energéticos. Los análisis de los principales expertos del sector avanzan entre 3 y 5 años de altos precios del gas y la electricidad, con picos todavía no contemplados hasta la fecha.

Así de tajante se mostró el expresidente de Red Eléctrica, y actual presidente de Madrileña de Gas y NGC Partners, Pedro Mielgo, durante el desayuno informativo celebrado en Libertad Digital para analizar la problemática energética que sufrimos, con altos precios de los suministros y unas políticas tendentes a la reducción de la demanda, más que a la puesta en práctica de soluciones para obtener energía abundante y barata.

Además de Mielgo, Libertad Digital contó con sus otros dos expertos de cabecera en esta materia, la Premio Mundial de Ingeniería (equivalente al Nobel de Ingenería), María Teresa Estevan Bolea, y el doctor en física nuclear y divulgador en materia de energía Manuel Fernández Ordóñez, con el objetivo de analizar los problemas que atravesamos, el origen de los mismos y las posibles soluciones que se pueden plantear.

Lo más evidente es la crisis de precios que sufrimos en Europa. No en vano, el precio que pagamos los españoles por los suministros energéticos de luz y gas se han más que duplicado en el último año y medio. Las decisiones de la comunidad internacional sobre la reducción de las emisiones de CO2 con la descarbonización de la economía tienen mucha culpa, ya que han estresado la demanda de gas provocando su súbito encarecimiento desde el verano de 2021 (mucho antes de la guerra de Putin).

Nuestros expertos señalan a la lucha contra el cambio climático, como uno de los pecados originales de occidente que han provocado la crisis que sufrimos. Básicamente unas políticas climáticas que, como recordaba Estevan Bolea, nada tienen que ver con la naturaleza de los periodos relacionados con el clima en nuestro planeta y que han ido alterando periodos fríos con periodos cálidos a lo largo de cientos y miles de años. "Creer que el hombre tiene la capacidad de alterar estos ciclos es absurdo", decía.

No sólo eso. Manuel Fernández Ordóñez añadió un absurdo casi mayor, y es que cumplir con los objetivos de descarbonización para 2050, es decir, 0 emisiones en ese año habría que instalar cada día 1,5 millones de paneles solares durante los próximos 11 años. O construir una central nuclear cada 19 días durante los próximos 11 años. Es decir un absurdo.

Sin embargo, los impuestos a la emsisión de CO2 no sólo continúan encareciendo la energía sino que se han multiplicado por 10 en los últimos 5 años.

¿Qué nos espera en 2023?

Mielgo hizo el análisis a corto y a largo plazo. "Todas las decisiones que se toman en el sector de la energía son a largo plazo" y "pensar que en 2 semanas vamos a arreglar cuarenta años de desaguisados en política energética es una ingenuidad", se quejaba. Uno de esos despropósitos es que "en los últimos cuarenta años no se han hecho estudios de prospectiva para poder definir un mix energético y, por lo tanto, una política energética a largo plazo que defina qué tipo de energía queremos en el futuro. Sólos e hizo un borrador en 2009 y antes, en 2007, un estudio presentado por UNESPA".

La tesis de Mielgo es sencilla de entender: la crisis de precios que sufrimos es debida "fundamentalmente al gas. Hay problemas de carestía y hay problemas de pobreza energética por el gas." Las políticas que se han puesto en marcha en Europa para eliminar el suministro de gas ruso implican de facto un incremento significativo del volumen del mercado mundial de Gas Natural Licuado (GNL). "Para eso hace falta construir nuevas capacidades de licuefacción en muchos países, nuevas capacidades de regasificación en los países productores, una redimensión de la flota de metaneros, gasoductos para modificar las rutas internas de transporte de gas y repensar las rutas marítimas para atender a una demanda creciente y todo esto, siendo optimistas, tarda entre 3 y 5 años. Esto es matemática pura." Esto significa que durante los próximos 3-5 años vamos a sufrir altos precios de la energía. Lo que tengamos después de esos cinco años, "va a depender de lo que hagamos ahora", advertía Mielgo.

Manuel Fernández Ordóñez, recordaba que preocupa mucho el aumento de la demanda de gas este año y el próximo por los motivos que indicaba mielgo y señalaba que algunos análisis señalaban que el próximo invierno la oferta de gas no va a cubrir la demanda.

Finalmente, Mielgo recordaba que en 2023 la amenaza de precios caros es muy fuerte, tal y como dijo el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía Fatih Birol, quien señaló que este invierno podríamos pasarlo, pero que el próximo va a ser mucho más duro. Una afirmación que repitió poco después Von der Layen.

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