Las dudas en torno a la información estadística que suministra el gobierno de Pedro Sánchez siguen acrecentándose conforme pasa el tiempo y conocemos más detalles de lo que está haciendo el Ejecutivo con los datos oficiales que producen sus distintas divisiones de trabajo. Las discusiones sobre la "cocina" de las encuestas demoscópicas del Centro de Investigaciones Sociológicas han resultado ser solamente la punta del iceberg, como demuestran polémicas más recientes en torno al PIB, el IPC o el mercado de trabajo.
Precisamente en el ámbito laboral, cada vez son más las voces que denuncian la contaminación de los datos oficiales propiciada por una forma inadecuada de medir y contabilizar diferentes realidades laborales. El caso de los fijos discontinuos es paradigmático: estos contratos están en vigor hasta que se extinguen, pero solo se activan durante determinados días o meses del año, de modo que, por ejemplo, un trabajador ocupado cada mes de septiembre en la vendimia figura ahora como alguien que cuenta con un empleo indefinido los doce meses del año, a pesar de que once de esos meses los pasa en situación de paro efectivo.
A final de octubre, con la publicación de su Observatorio del Mercado de Trabajo, el think tank Fedea alertó de que esta situación ayudaba a maquillar el paro real a base de inflar el empleo en 441.000 personas. Así, aunque el gobierno hablaba de 2,91 millones de personas en situación de inactividad, al despojar estas cifras de artificios y maquillaje contable se alcanzaba un dato mucho mayor, de 3,35 millones de personas que, en la práctica, estaban en paro.
Siguiendo los criterios estadísticos de referencia en Europa, el investigador Florentino Felgueroso, también vinculado a Fedea, ha reconstruido los datos de paro de los últimos catorce meses y ha comprobado cómo la reclasificación estadística desarrollada por el ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz ha seguido generando graves distorsiones en la medición del empleo y el paro, hasta el punto de que la tasa de paro real estaría subiendo desde junio, pero los datos oficiales estarían ocultando esta situación.
Así, de acuerdo con las cifras que comunica el gobierno de PSOE y Podemos, el paro registrado bajó de 3.257.000 personas en octubre de 2021 a 3.183.000 en noviembre de dicho ejercicio y 3.106.000 en diciembre del citado curso. Ya en 2022, el número de parados en enero sería de 3.123.000 parados, el de febrero de 3.112.000, el de marzo de 3.109.000, el de abril, 3.023.000, el de mayo de 2.923.000, el de junio de 2.881.000, el de julio de 2.884.000, el de agosto de 2.924.000, el de septiembre de 2.942.000, el de octubre de 2.915.000, el de noviembre de 2.881.000 y el de diciembre de 2.837.000.
En cambio, las cifras reales serían las siguientes: en 2021, 3.702.000 desocupados en octubre, 3.656.000 en noviembre y 3.604.000 en diciembre; y en 2022, 3.503.000 parados en enero, 3.479.000 en febrero, 3.306.000 en marzo, 3.231.000 en abril, 3.127.000 en mayo, 3.147.000 en junio, 3.224.000 en julio, 3.285.000 en agosto, 3.224.000 en septiembre, 3.356.000 en octubre, 3.437.000 en noviembre y 3.441.000 en diciembre.
Así las cosas, mientras que en junio de 2022 había una diferencia de 266.000 personas entre el dato oficial de paro y la situación real de los trabajadores que no tienen empleo de manera efectiva, este diferencial subió a lo largo del segundo semestre del año, alcanzando el umbral de los 604.000 trabajadores el pasado mes de diciembre de 2022. En vez de 2.837.000 personas en paro, hay 3.441.000.
El siguiente gráfico muestra la creciente diferencia entre los datos oficiales de paro y la verdadera situación del mercado de trabajo. El maquillaje estadístico y la contabilidad creativa de Yolanda Díaz, al desnudo.
Y las polémicas no acaban aquí. Esta misma semana se han anunciado nuevos cambios metodológicos, esta vez en la Seguridad Social. Estas modificaciones revelan que el dato de afiliados a cierre de 2022 también estaría inflado, al menos en 70.000 afiliados. De igual modo, como ha explicado Libre Mercado, los cambios estadísticos de Escrivá permiten deducir que el paro estaría aumentando en la primera quincena de enero a un ritmo de 8.000 desempleados más cada día.