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La explotación no genera riqueza: los datos que tumban las falacias sobre el capitalismo y la esclavitud

De los 25 millones de traslados esclavistas, más de la mitad fueron desplazamientos forzosos dentro de África o desde África a Medio Oriente.

De los 25 millones de traslados esclavistas, más de la mitad fueron desplazamientos forzosos dentro de África o desde África a Medio Oriente.
Las cifras desmontan el discurso de la izquierda sobre el capitalismo, la esclavitud y EEUU. | Pixabay/CC/Engin_Akyurt

El diario The New York Times publicó hace ahora tres años un artículo sobre el llamado "Proyecto 1619". La cabecera argumentó en dicha nota que el año 1619 constituye un parteaguas en la historia de Estados Unidos, puesto que en dicha fecha recibió el primer barco de esclavos. Según el NYT, el legado de la esclavitud todavía estaría presente en la sociedad del país norteamericano.

La noción de que los Estados Unidos de 2023 están directamente ligados a las dinámicas esclavistas que arrancan en 1619 ha sido popularizada por el citado "Proyecto 1619" al que aludía el periódico en su primer posicionamiento sobre esta cuestión. Este mismo año 2023, el NYT volvió a la carga y publicó una entrevista con la creadora de dicha iniciativa, Nikole Hannah-Jones, quien defiende que "el capitalismo en los Estados Unidos fue moldeado, en gran parte, por la esclavitud".

¿Es esto cierto? De entrada, no está de más recordar que la lacra de la esclavitud es mucho más antigua que el advenimiento y el desarrollo del capitalismo. Durante más de 5.000 años, la esclavitud fue parte esencial de los sistemas sociales, políticos y económicos de todo el mundo. Esta práctica estaba particularmente extendida en Grecia y Roma, pero también tenía arraigo en India, China, Corea y otras civilizaciones antiguas. En China, por ejemplo, se ha documentado que la esclavitud existía al menos desde el año 1800 a.C.

El economista Thomas Sowell ha documentado cómo al menos catorce millones de esclavos africanos fueron trasladados a través del desierto del Sáhara o enviados a través del Golfo Pérsico y otras vías fluviales hacia otras naciones del norte de África o Medio Oriente". Sin embargo, Sowell reduce a once millones la cifra de africanos que fueron esclavizados para ser llevados al otro lado del Atlántico. Así, el comercio de esclavos existió principalmente en África: los africanos capturaban a otros africanos y los árabes organizaban parte importante de este comercio de personas.

De los aproximadamente 11 millones de esclavos llevados al "Nuevo Mundo" entre los siglos XV y XIX, 5,53 millones fueron transportados a Brasil, mientras que 1,2 millones de africanos fueron vendidos a Jamaica, 911.000 terminaron en Saint-Dominique (hoy Haití), 890.000 acabaron en Cuba y 608.000 desembocaron en Barbados.

En el caso de Estados Unidos, las cifras son aún más reducidas, puesto que el número de esclavos que llegaron al país norteamericano se estima en el entorno de los 472.000. Muchos de ellos trabajaban en plantaciones de tabaco y arroz. Incluso una destacada autora anticapitalista de izquierdas, Ulrike Hermann, reconoce en su libro El fin del capitalismo que, "por paradójico que parezca, la explotación no genera riqueza. Esa es la gran conclusión a la que se puede llegar analizando la experiencia de todas las colonias que dependían del trabajo esclavo. Pese a estas prácticas, el desarrollo económico de Brasil, Jamaica o el territorio estadounidense de Mississippi siempre figuró por debajo de los niveles medios del continente. Es cierto que los propietarios de las plantaciones se hacían muy ricos pero, en términos generales, la economía no avanzaba (...). No es casualidad que la industrialización que enriqueció a Estados Unidos se diese, principalmente, al norte del país". Hermann añade que "por tanto, la trata de esclavos fue más un fenómeno económico marginal, por cínico que suene, y no se puede afirmar que esto explique, en modo alguno, por qué surgió el capitalismo".

Benjamin Franklin fue uno de los padres fundadores de los Estados Unidos. Ayudó a redactar la Declaración de Independencia, de la que fue uno de sus primeros firmantes. Pues bien, Franklin escribió entonces que importar esclavos extranjeros solo conduciría a la debilitación del Estado y su economía. En la misma línea se manifestaron autores esenciales para el advenimiento del capitalismo como David Hume o Adam Smith, que criticaron la esclavitud no sólo con argumentos morales que ya aparecían en la Escuela de Salamanca, pero también con razonamientos económicos.

Por ejemplo, Adam Smith se posicionó contra la esclavitud en su obra principal Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, que se publica en 1776. Smith tenía claro que sería extremadamente difícil lograr que los propietarios de esclavos empatizasen con sus cautivos, puesto que ello acarreaba admitir la gravedad de haber perpetrado tales situaciones. Sin embargo, el escocés consideraba importante advertir también de que la esclavitud era un sistema económicamente inviable y mucho más costoso que el mero recurso a mano de obra normal y corriente. Aunque el trabajo esclavo parezca ser una forma de trabajo más barata, porque solo implica el mantenimiento básico que asegura la existencia física del esclavo, en realidad sería la forma de producción más cara, porque la productividad del esclavo será necesariamente baja, en la medida en que no tiene ningún incentivo para ir más allá de lo mínimo necesario. Por otro lado, es evidente que una economía donde una parte importante de la población está subyugada pierde potencial por el lado de la oferta y la demanda.

Sin embargo, los anticapitalistas siguen incurriendo en el error de pensar que el capitalismo tiene sus raíces en el colonialismo y sus dinámicas esclavistas. Las guerras coloniales se atribuyen al capitalismo, a pesar de que el capitalismo ha tenido más éxito en los mismos países que fueron menos activos en términos de expansión colonial. América del Norte o Estados Unidos no fueron "metrópolis", sino "colonias".

Por tanto, el capitalismo y el éxito económico de los Estados Unidos no hunden sus raíces en la esclavitud. Sucede, más bien, al contrario. La esclavitud, que existía desde hacía 5.000 años, llegó a su fin tras la aparición del capitalismo hace unos 200 años. El éxito del capitalismo en Estados Unidos no se apoya en la existencia pasada de la esclavitud, sino en su abolición.

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Rainer Zitelmann es empresario, doctor en Historia y Sociología y autor de más de 20 libros. Sus últimos lanzamientos en español son "El capitalismo no es el problema, es la solución" (Unión Editorial, 2021), "Los ricos en la opinión pública" (2022) y "En defensa del libre mercado" (Unión Editorial, publicación prevista en 2023).

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