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Los fenómenos laborales del Gobierno: los demandantes de empleo se disparan a niveles de 2013

Enero se salda con 126.194 nuevos demandantes de empleo, que es mayor que el número de los 70.744 nuevos parados ¿Qué está pasando?

Enero se salda con 126.194 nuevos demandantes de empleo, que es mayor que el número de los 70.744 nuevos parados ¿Qué está pasando?
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz | EFE

El mercado laboral ha comenzado el año con mal pie. España destruyó en enero 215.047 empleos y el paro se incrementó en 70.744 personas, un resultado nefasto que no hace más que confirmar el evidente frenazo del empleo que el Gobierno se niega a admitir.

Tradicionalmente, enero es de los peores meses del año en términos de desempleo por el fin de los contratos propios de las fechas navideñas. Sin embargo, esta vez, el dato de cierre del primer mes de 2023 es especialmente malo porque supone multiplicar por cuatro los 17.173 parados que sumó el mismo mes del año pasado. En un intento desesperado por encontrar cualquier lectura positiva a las cifras, el Ministerio de Trabajo titulaba su nota de prensa de la siguiente forma tan poco habitual (no suelen destacar la media de la serie histórica en los encabezados).

El paro aumenta en 70.744 personas, una subida más suave que en la media de la serie histórica en el mes de enero

En términos interanuales tampoco enero se saldó con buenas noticias. Aunque el paro descendió en 214.681 personas el primer mes del año, se trata de una cifra cuatro veces menor que la de 2022 (más de 800.000) y que también está por debajo de todos los eneros de 2015 a 2018. En total, y según los datos que publicó Trabajo ayer jueves, el número de parados oficiales alcanzó la cifra de 2.908.397 personas.

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Maquillaje de la temporalidad y el paro

Cabe recordar que las cifras de paro del mes de enero son así de débiles a pesar del descarado maquillaje de los fijos discontinuos del Gobierno. Como ya hemos publicado en Libre Mercado, es cierto que el Ejecutivo de PSOE y Podemos no son los creadores de la figura laboral de los fijos discontinuos. Sin embargo, sí son los responsables de la avalancha de contratos de este tipo que se ha producido a lo largo de todo 2022 y principios de 2023 .

El motivo es que la entrada en vigor de la contrarreforma laboral de Yolanda Díaz del pasado año prohibió el contrato por obra y servicio y puso numerosas trabas a los contratos temporales, por lo que las empresas que necesitan algunos trabajadores solo para un periodo concreto del año (agricultores, comerciantes, restaurantes...) se vieron abocadas a transformar los contratos en una opción que usaba muy poco hasta entones: la modalidad de fijo-discontinuo. Sin embargo, este cambio implicaba un importante beneficio estadístico para el Gobierno porque maquilla dos aspectos fundamentales: la temporalidad y el paro.

Una vez más, las cifras confirman el truco. El número total de contratos registrados durante el mes de enero fue de 1.200.749 y supone una bajada de 395.583 (-24,78%) sobre el mismo mes del año 2022, otro mal dato. De este total, 530.306 eran considerados indefinidos, lo que representa el 44,16%. El Gobierno festeja que esta cifra supone un incremento de 291.634 contratos (+122,19%) sobre igual mes del año anterior. Pero hay trampa.

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En la tabla anterior se observa también que, de los 530.306 contratos "indefinidos" del mes de diciembre de los que presume el Gobierno, 119.895 son indefinidos a tiempo parcial (de menos horas), que sumados a los 173.968 fijos discontinuos hacen que más del 60% de los contratos indefinidos de los que jacta el Gobierno sean precarios.

Los demandantes de empleo se disparan

Además, la modalidad de fijo discontinuo es la mejor fórmula para meter a los parados debajo de la alfombra. Los meses del año que los empleados fijos discontinuos no trabajan (como un camarero al que contratan en verano o un agricultor que va a una campaña específica) no cuentan como desempleados en las listas del paro. En el Ministerio de Trabajo se niegan a dar el dato del número de fijos discontinuos que están inactivos porque no lo tienen "depurado".

"Desde hace ya unos meses, precisamente, por este impacto de la reforma laboral y por el efecto de los fijos discontinuos entendemos que el paro registrado es una variante que ha perdido poder explicativo para medir el fenómeno de las personas que quieren trabajar y no pueden" señaló ayer el director de Randstad Research, Valentín Bote. Es por eso que la ETT ha empezado a poner en el foco a los demandantes de empleo, donde se ha producido otro efecto de la legislación laboral del Gobierno. Esta categoría aumentó en enero en 126.194 personas, el peor dato de la última década.

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Curiosamente, los 126.194 nuevos demandantes de empleo suponen un aumento mayor que el aumento de parados, lo que estaría relacionado con los fijos discontinuos que no trabajan. Así, en España ya hay 4,5 millones de demandantes de empleo, de los cuales 1,13 millones son ocupados (que pueden estar trabajando y buscando un nuevo trabajo, estar en ERTE o ser fijos discontinuos que no trabajan) y 2,9 parados oficiales. Randstad calcula que hay unos 500.000 fijos discontinuos inactivos (Trabajo no da el dato) más otro medio millón de personas que no trabaja y no cuentan como parados porque tiene disponibilidad limitada o están haciendo algún curso de formación del paro. En total, hay un millón de personas que no trabajan bajo la alfombra.

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Hay un último fenómeno que lleva sucediendo desde la reforma de Díaz: el aumento de la mortalidad de la contratación indefinida. Solo en el mes de enero, unas 39.323 personas firmaron más de un contrato indefinido en ese mes. Es decir, ese contrato indefinido se firmó para unos pocos días, por lo que tiene fecha de caducidad y no tiene ninguna naturaleza indefinida. Son indefinidos zombies.

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