Menú
José María Rotellar

No hay nada que celebrar con la evolución del PIB: por qué es un dato pésimo

El PIB crece lo mismo que en el trimestre precedente, con fuertes caídas en consumo de los hogares e inversión.

El PIB crece lo mismo que en el trimestre precedente, con fuertes caídas en consumo de los hogares e inversión.
La vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño | EFE

El PIB se estanca en el cuarto trimestre de 2022, con un escuálido 0,2% de incremento trimestral, según los datos de avance de la Contabilidad Nacional Trimestral, quedándose prácticamente plano y abriendo la puerta a que en la próxima revisión de marzo pueda ajustarse negativamente, cuando se cuente con todos los indicadores del trimestre, dada la aceleración en el empeoramiento de la mayoría de ellos, como, por ejemplo, muestran los datos de empleo de la EPA.

1-2.jpg

De esa manera, el PIB crece lo mismo que en el trimestre precedente, con fuertes caídas en consumo de los hogares e inversión, que indica un deterioro muy importante de la economía por expectativas, pérdida de poder adquisitivo y encarecimiento de la financiación.

Este dato, que deja, desgraciadamente, a la economía española estancada y en el umbral del crecimiento negativo, es todavía peor si tenemos en cuenta que se produce en un trimestre, el cuarto, en el que la campaña de Navidad tiene mucha fuerza.

Ya el tercer trimestre había sido un fiasco, pese a la gran temporada turística que se produjo, que mostraba que el resto de actividades están ralentizándose a pasos agigantados.

El dato interanual crece un 2,7%, cuando en el tercer trimestre crecía un 4,8%. Es decir, crece dos puntos menos.

2-2.jpg

En el conjunto de 2022, el PIB creció un 5,5%, es decir, 1,5 puntos por debajo de la previsión que el Gobierno tenía en su cuadro macroeconómico.

3-2.jpg

Además, ese menor crecimiento se da sobre un crecimiento de 2021 también muy inferior al estimado por el Gobierno entonces: en el plan presupuestario remitido a Bruselas en octubre de 2020 estimaba un crecimiento de la economía española para 2021 del 7,2% sin fondos europeos y del 9,8% al incorporar el efecto de los fondos europeos cuando la economía terminó creciendo también un 5,5% en dicho año, es decir, también casi una cuarta parte menos que lo previsto sin fondos europeos y casi la mitad que lo que el Ejecutivo previó

Eso hace que la economía española se encuentre todavía a casi tres puntos de recuperar el nivel previo al coronavirus, siendo una de las pocas economías desarrolladas que no lo ha logrado, estando a un punto de ello tras pasar tres años. Es decir, la economía española es más pobre que hace tres ejercicios.

4.jpg

Y esa tendencia no va a mejorar a lo largo de 2023, donde el Gobierno vuelve a estimar un crecimiento por encima del consenso del mercado. Aunque últimamente haya tenido alguna revisión al alza, sigue siendo un crecimiento pequeño, insuficiente para que se recupere la economía española y, probablemente, tendrá que ser revisado a la baja en cuanto la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación y el incremento de cuotas hipotecarias con motivo de la subida de tipos cobren toda su fuerza a lo largo de 2023.

La economía se mantiene anestesiada por el ingente gasto público desplegado por Sánchez, que está generando una enorme losa de deuda para varias generaciones y que va a dejar maltrecha a la economía, con muchos problemas estructurales, que irán saliendo a la luz en los próximos meses, en forma de herencia envenenada.

El consumo de los hogares se desploma y cae un 1,8% trimestral. En tasa interanual crece 2,2 puntos menos que el trimestre anterior.

5.jpg

De igual manera, cae la inversión un 3,8% trimestral. En tasa interanual crece 3,9 puntos menos que el trimestre anterior.

6.jpg

Especialmente fuerte es la caída de la inversión en bienes de equipo, que lo hace un 5,8% trimestral y un 0,7% interanual.

7.jpg

Esas fuertes caídas en consumo de los hogares y en la inversión muestran la pérdida de confianza, el empeoramiento de expectativas y la pérdida de poder adquisitivo y aumento de costes empresariales, que hacen que disminuyan consumo e inversión.

Las exportaciones caen un 1,1% trimestral, que indican una pérdida de competitividad y una disminución por pérdida de renta de los extranjeros. Las importaciones caen un 4,2% trimestral, reflejo del descenso del consumo y de la merma en la renta disponible por pérdida de poder adquisitivo de los residentes.

8.jpg

Así, la demanda nacional se queda en una aportación al crecimiento de 0,6 puntos interanual, que es un crecimiento 2 puntos inferior al del trimestre interior, que da muestras del empeoramiento interno de la economía, debido a la pérdida de poder adquisitivo. Igualmente, la demanda externa se queda en una aportación al crecimiento de 2,1 puntos, con un descenso de una décima respecto al crecimiento del trimestre anterior, donde, no lo olvidemos, fue la parte de la economía que mantuvo la actividad con más fortaleza.

Eso es fruto de una reducción a la mitad del crecimiento de las exportaciones y de una reducción a la cuarta parte del crecimiento de las importaciones.

9.jpg

Especialmente preocupante es la fuerte reducción en el crecimiento interanual de las exportaciones de servicios, que pasan de crecer un 51,5% a hacerlo un 13,9%. En los servicios es donde se concentra gran parte de la fortaleza exportadora de España, de manera que esta reducción es muy significativa y preocupante, en la que puede influir, además del descenso de la renta del exterior, también una pérdida de competitividad por incremento de costes, que puede llevar a perder mercados.

10.jpg

La industria apenas crece un 0,1% trimestral; la construcción cae un 0,3%; los servicios se estancan en un 0,3%, una décima menos que el ya exiguo 0,4% del trimestre previo. El comercio y hostelería caen un 0,6% trimestral y las actividades de ocio caen un 7% trimestral.

11.jpg

En términos interanuales, los sectores económicos también se ralentizan: la agricultura cae un 2,6%; la industria crece 3,2 puntos menos que en el trimestre previo; la construcción crece 1,2 puntos menos que en el trimestre anterior; los servicios crecen 8 décimas menos que en el tercer trimestre; el comercio pierde la mitad de su crecimiento.

El crecimiento del PIB nominal a 1,329 billones de euros se debe, sobre todo, a la inflación, como muestra el hecho de que el deflactor implícito del PIB aumente un 5,2% interanual, 7 décimas más que el trimestre anterior.

Sigue cayendo el empleo en términos de contabilidad nacional, en concordancia con los malos datos de la EPA del cuarto trimestre. De esa manera, cae un 0,1% en horas trabajadas y registra un punto menos en las jornadas a tiempo completo que el dato del trimestre anterior. En tasa interanual se ralentiza el registro de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, al crecer un 2%, es decir, 8 décimas menos que lo que crecían en el tercer trimestre, que ya era, a su vez, 2,3 puntos menos que en el segundo trimestre.

El coste laboral unitario se encarece un 3,2%, un fuerte incremento que supone una presión adicional a los costes de las empresas, que puede constituir un freno a la producción, la actividad y el empleo.

Esto lleva a que la productividad disminuya 1,3 puntos en puesto equivalente a tiempo completo respecto al crecimiento del trimestre anterior quedándose en un 0,6% interanual, y que se quede en un 0% (1,5 puntos menos que en el trimestre previo) cuando se mide por hora trabajada.

Esta intensa desaceleración -por mucho que el Gobierno trate de vender datos parciales- es fruto de la política económica equivocada del Gobierno, sólo preocupado en su bienestar en lugar de preocuparse por el bienestar de los ciudadanos y de la economía.

Con su incremento de gasto, aumento de impuestos, elevación de déficit y deuda e inseguridad jurídica, ahuyenta inversiones y dificulta la actividad económica, perjudicando la creación de puestos de trabajo, dejando maltrecha a la economía española, que sigue a un punto de recuperar su nivel de crecimiento previo a la pandemia.

Temas

En Libre Mercado

    0
    comentarios