En enero de 2021 el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un acto de la campaña del PSC a las elecciones catalanas del 14 de febrero, y para respaldar a su candidato, el exministro de Sanidad, Salvador Illa, señaló que la masiva marcha de sedes sociales de empresas de Cataluña a otros lugares obedecía al "desgobierno" del Ejecutivo catalán liderado por Junts y ERC.
"Las empresas se han marchado por la crispación, la polarización y la inseguridad jurídica en la que sumió Cataluña el Govern", señaló Sánchez, utilizando el mismo argumento que, entre otros, ha utilizado Ferrovial para justificar el cambio de sede a Holanda y que ha provocado una reacción furibunda de varios ministros y del propio presidente del Gobierno.
Frente a esa inseguridad jurídica, Sánchez contraponía la estabilidad que personificaba Salvador Illa, que aseguró que si llegaba a presidir la Generalidad formaría un Govern "cohesionado", porque Cataluña no podía permitirse el "espectáculo" de la división del Ejecutivo formado por JxCat y ERC.
"Estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de construir un Govern progresista, dialogante y solidario; un Govern que trabaje con decisión y con cohesión. El espectáculo que hemos visto de un Gobierno dividido no nos lo podemos permitir", afirmó Salvador Illa. Una afirmación que hoy adquiere otra dimensión, a la vista de los enfrentamientos continuados que los socios del Gobierno de coalición presidido por Sánchez han mantenido durante estos años.
Y concluía Illa que, tras una "década perdida" por el procés, había llegado el momento de dejar atrás la "política de trincheras" basada en "debates estériles, absurdos e inútiles" para dar paso a "soluciones reales para problemas reales". "No quiero perder ni un minuto más en la guerra de banderas".