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El apagón nuclear que decretó Angela Merkel es una de esas políticas que pasarán a los libros de historia: ninguno de sus objetivos se ha cumplido.

Tres gráficos para explicar la idea más absurda de la década (¡y no es del Gobierno español!)

El apagón nuclear que decretó Angela Merkel es una de esas políticas que pasarán a los libros de historia: ninguno de sus objetivos se ha cumplido.

El apagón nuclear que decretó Angela Merkel es una de esas políticas que pasarán a los libros de historia: ninguno de sus objetivos se ha cumplido. Los alemanes pagan ahora mismo una de las facturas eléctricas más caras de Europa; las fuentes de energía más contaminantes siguen presentes en su mix (sobre todo, el carbón, una rareza en otros lugares pero que mantiene un peso considerable en la generación eléctrica en el país germano); y las emisiones de CO2 están muy por encima de las que presenta su vecino francés.

Y entonces, ¿para este viaje hacían falta estas alforjas? Pues probablemente estamos ante una de las decisiones menos comprensibles que recordamos. En la histeria anti-nuclear que siguió al apagón de Fukushima, el Gobierno germano decretó el cierre de sus centrales. Querían ponerse la etiqueta de ser los más verdes de Europa. Pues bien, no lo han conseguido.

Ahora, una década después, podemos hacer balance. A eso dedican Nuria Richart y Domingo Soriano el episodio de esta semana: a la decisión más absurda de los últimos años por parte de cualquier Gobierno europeo. Ninguno de los ejecutivos españoles se ha metido en semejante berenjenal. En Libre Mercado pensamos que muy bien no lo hemos hecho en España en materia energética y que la factura de la obsesión verde y anti-nuclear está siendo muy alta. Pero peor todavía es lo que han decidido en Berlín.

Algunos dirán que esto es "mal de muchos, consuelo de..." Pero también es cierto que desde España casi siempre miramos a los países del norte de Europa con una cierta envidia, como si allí lo hicieran casi todo bien mientras que aquí fracasamos en todos nuestros objetivos. Pues bien, también los aparentemente eficientes alemanes toman caminos que no llevan a ninguna parte. No sólo eso, perseveran en el error cuando es evidente que han metido la pata. Las cifras que se encontrarán en La Pizarra de Domingo Soriano, esos tres gráficos de los que habla su título, hablan por sí mismas. Hace años había un anuncio de televisión que hablaba de la solvencia de la tecnología alemana; no se refería a cómo logran que se enciendan sus aparatos eléctricos, eso seguro.

Episodios anteriores de La Pizarra dedicados a la energía:

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