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Así perdí 2,3 millones en bolsa: la trampa de la Fed y sus implicaciones inmobiliarias

La deuda del ladrillo estadounidense, especialmente el de tipo comercial, enfrenta numerosas refinanciaciones en un contexto de tipos crecientes.

La deuda del ladrillo estadounidense, especialmente el de tipo comercial, enfrenta numerosas refinanciaciones en un contexto de tipos crecientes.
Un análisis de la situación financiera del inmobiliario estadounidense. | Alamy

Desde finales de septiembre hasta finales de marzo de 2023, las acciones que tenía depositadas en un fondo inmobiliario estadounidense se devaluaron de 6,13 a 3,81 millones. Esto significa que perdí 2,3 millones en apenas seis meses. Personalmente, es la mayor caída de valoración que he sufrido en mi cartera. Esta caída se debió, principalmente, a la devaluación del suelo comercial que siguió al aumento de los tipos de interés.

Mi dolorosa experiencia personal no es una excepción. De hecho, el fondo en cuestión se encuentra en una posición más favorable que otros vehículos más apalancados. A finales de marzo, Elon Musk advirtió en Twitter de los problemas que podían darse en sector. "Con diferencia, este es el más grave de todos los problemas inminentes que enfrenta nuestra economía", tuiteó en respuesta a un estudio que recalca la situación y recuerda que, en los cinco próximos años, hay 2,5 billones de deuda inmobiliaria pendiente de refinanciación.

Los bancos más pequeños poseen alrededor del 70% de todos esos pasivos asociados al segmento comercial del mercado inmobiliario. Pues bien, con todos esos vencimientos previstos para el próximo lustro y unas condiciones monetarias más duras que antaño, es más que probable que muchos propietarios descubran que sus propiedades no son lo suficientemente rentables como para seguir pagando las tasas de mercado de su deuda.

En última instancia, esta situación nos ayuda a ver los efectos catastróficos que tienen las políticas que han venido implementando los bancos centrales. Recordemos: después de que estalló la burbuja de las puntocom a finales de la década de 1990 y comienzos de los 2000, la Reserva Federal de Estados Unidos optó por implementar recortes sustanciales de los tipos de interés, que prácticamente llegaron a cero.

En un artículo de opinión publicado por el New York Times en 2002, el ganador del Premio Nobel Paul Krugman recomendó lo siguiente a la Fed: "Para luchar contra la recesión, la FED necesita más que una recuperación. Hace falta un nivel de consumo doméstico vertiginoso para compensar una inversión empresarial moribunda. Y para hacer eso, como dijo Paul McCulley de Pimco, Alan Greenspan necesita crear una burbuja inmobiliaria que permita reemplazar la burbuja del Nasdaq".

¡Qué estrategia más "ingeniosa" la del célebre economista anticapitalista! Tal formulación creó la siguiente burbuja, que estalló en 2008/2009 y condujo a una gran crisis financiera. ¿Y cómo respondió la Fed? De nuevo, con tipos de interés aún más bajos y, además, con la activación de gigantescos programas de compra de deuda.

Hace cinco años, en mi libro El poder del capitalismo, escribí sobre esta crisis financiera y la respuesta que dieron los bancos centrales: "La crisis financiera fue causada por tipos de interés excesivamente bajos, intervenciones de mano dura en el mercado y problemas de sobreendeudamiento. ¿Debemos creer seriamente que la terapia correcta pasa por aplicar tipos de interés aún más bajos, por defender intervenciones más fuertes y por emitir más deuda?".

Los bancos centrales han caído en una trampa. No pueden poner a funcionar las máquinas de imprimir de dinero a toda velocidad sin que, tarde o temprano, nos acabe golpeando la inflación. Primero, la inflación hizo que aumentaran los precios de los activos inmobiliarios, los bonos y las acciones. Ahora, afecta a los precios de los bienes de consumo. Por lo tanto, los bancos centrales se sienten finalmente obligados a subir los tipos de interés. Sin embargo, estas decisiones provocan problemas masivos en los mercados bursátiles e inmobiliarios, ya que dan pie a amortizaciones gigantescas. Insisto, pues, en que los bancos centrales han caído en una trampa, una trampa que ellos mismos han creado. Y lo peor de todo es que no está nada claro cómo saldrán de este atolladero.

En mi libro En defensa del libre mercado, que Unión Editorial publicará próximamente en España, escribí que "este es un juego que no funcionará indefinidamente. Cuando deje de hacerlo, sin duda muchos de los políticos y de los medios querrán culpar al capitalismo y a grupos que siempre terminan convertidos en chivos expiatorios, caso de ‘los ricos’, los ‘banqueros codiciosos’ o los ‘grandes ejecutivos’. Pero esta es una crisis causada esencialmente por la intervención del gobierno y de la banca central, de modo que lo que estará ocurriendo es que tal circunstancia se reinterpreta para hacerla pasar como una crisis del capitalismo".

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Rainer Zitelmann es empresario, doctor en Historia y Sociología y autor de más de 20 libros. Sus últimos lanzamientos en español son "El capitalismo no es el problema, es la solución" (Unión Editorial, 2021), "Los ricos en la opinión pública" (2022) y "En defensa del libre mercado" (Unión Editorial, publicación prevista en 2023).

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