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Los informes que desmontan el mito de los alimentos ecológicos que fomenta la UE: ni más nutritivos, ni más seguros

Las autoridades insisten en que los productos ecológicos son más sostenibles, sanos y nutritivos pero no hay evidencias científicas que lo demuestren.

Las autoridades insisten en que los productos ecológicos son más sostenibles, sanos y nutritivos pero no hay evidencias científicas que lo demuestren.
Los productos ecológicos no son más sanos ni más seguros. | Cordon Press

La Unión Europea pretende que los países miembros aumenten la cantidad de tierra dedicada a la agricultura ecológica, reducir a la mitad el uso de plaguicidas y fertilizantes y "garantizar suficientes alimentos, asequibles y nutritivos, sin superar los límites del planeta". Es lo que se conoce como la estrategia "De la granja a la mesa", una serie de normas que pretenden que la población consuma mayoritariamente "productos ecológicos". Pero, ¿y si gran parte de esa estrategia está basada en postulados que nunca se han podido demostrar científicamente? ¿Y si los consumidores están siendo víctimas de los mitos y falsedades que rodean a la agricultura ecológica?

Los productos ecológicos, también conocidos como biológicos u orgánicos, son todos aquellos que se han cultivado sin utilizar pesticidas químicos ni fertilizantes sintéticos a través de sistemas como la rotación de cultivos. Esos alimentos llevan impreso el logotipo de la UE y un código numérico que los distingue del resto. Según las autoridades europeas, nacionales y autonómicas, este tipo de productos tienen "un impacto medioambiental limitado" y son de "máxima calidad nutritiva y sensorial". Ninguna de esas dos afirmaciones está demostrada. Pero lo que sí es verdad es que los alimentos ecológicos son mucho más caros.

Productos ecológicos: ¿son más sanos?

No. Los productos orgánicos o ecológicos no son más seguros o más sanos. Y esta es una afirmación realizada por el propio director de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), Bernhard Url. El nivel de seguridad alimentaria en Europa es muy alto, todos los pesticidas y herbicidas se evalúan antes de aprobarse y se marcan límites máximos de residuos. Los informes europeos indican que más del 97% de la comida está por debajo del umbral máximo, el 50% no tiene ningún residuo y solo el 2,4% está por encima. "Los mayores peligros son las intoxicaciones alimentarias, bacterianas y virales", afirmó Url en una entrevista en El País.

"¿Qué tipo de agricultura queremos? ¿Queremos pesticidas o no? Si lo hacemos, ¿dónde están los riesgos y quién se beneficia de ello? Es una discusión política. No es sobre ciencia, sino sobre valores, sobre economía. No deberíamos mezclarla con la ciencia basada en evidencias", destacó Url.

¿Los ecológicos son más sabrosos?

Esta cuestión depende de múltiples factores, como la calidad de la semilla, el momento de recogida y el proceso de maduración y almacenado, así como la propia percepción subjetiva del consumidor.

Múltiples encuestas aseguran que los consumidores perciben los productos orgánicos como más sanos, nutritivos y sabrosos. Sin embargo, en las catas a ciegas, esa percepción se diluye y muchos de los participantes no son capaces de distinguir entre productos convencionales y orgánicos.

Los productos ecológicos sí utilizan pesticidas

La agricultura ecológica tiene prohibido utilizar fungicidas o pesticidas químicos, pero sí pueden utilizar tratamientos naturales para controlar las plagas. En muchos casos, el ‘veneno’ es el mismo, como en el caso de las piretrinas, que se utilizan para acabar con los pulgones. La agricultura ecológica emplea piretrinas extraídas de las flores de crisantemos, un producto muy caro. Sin embargo, las piretrinas que utiliza la agricultura convencional son de síntesis química, mucho más barata. El efecto es el mismo.

En otros casos, el remedio puede ser incluso peor que la enfermedad. Es el caso del cobre, un fungicida natural autorizado por la UE para los cultivos orgánicos. Es corrosivo para la piel y los ojos, puede dañar el hígado y es sumamente dañino para los acuíferos: afecta gravemente a los peces, anfibios, cangrejos…

Otro ejemplo son los aceites naturales, uno de los medios más económicos para combatir plagas utilizado por la agricultura ecológica. El problema es que la película que el aceite crea sobre las hojas, asfixia tanto a los bichos como a la propia planta. Este método requiere de gran precisión para evitar dañar la cosecha y puede dañar la producción. Por eso, entre otros motivos, los productos de la agricultura ecológica son más caros.

Agricultura ecológica: no siempre más sostenible

Sí está demostrado que la agricultura ecológica es más respetuosa con el medio ambiente gracias a los sistemas de rotación de cosechas, que castiga menos los suelos y se utilizan menos fertilizantes.

Sin embargo, la agricultura ecológica es menos productiva, aproximadamente un 20% por debajo de la convencional. Eso significa que para generar la misma cantidad de producto, la agricultura ecológica necesita más agua. Teniendo en cuenta que el agua es un recurso escaso, no siempre se puede afirmar categóricamente que un producto catalogado como ecológico es más sostenible.

La agricultura ecológica es más cara

La agricultura ecológica no es más sana ni más nutritiva. Sin embargo, sí es más cara. El coste de producción es mayor y el rendimiento es menor, por lo que en muchos casos no es rentable. De hecho, "en la mayoría de los cultivos, sobre todo en los de producción industrial, para ser viable necesita compensación pública", explica Anastasio Yébenes, miembro de la Unión de Uniones de Castilla La Mancha.

Según Víctor Viciedo, portavoz de SOS Rural, incluso "a pesar de las ayudas, la agricultura ecológica no es rentable para los agricultores. No es razonable que la Unión Europea pretenda obligarnos a ir hacia ese modelo por motivos ideológicos".

Por ese motivo, pocos ciudadanos pueden permitirse el lujo de recurrir a supermercados como la Garbancita Ecológica, donde hace la compra la ministra Ione Belarra, y donde un paquete de un kilo de arroz cuesta casi cinco euros, un litro de aceite alcanza casi los once euros y las avellanas están a 33,75 euros el kilo.

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