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¿Por qué el mundo sigue necesitando petróleo? En 2023 se batirá el récord de demanda pese a la 'revolución verde'

Pese al despegue de la renovables en Occidente, lo cierto es que el mundo sigue necesitando la energía estable y barata proporcionada por el petróleo.

Pese al despegue de la renovables en Occidente, lo cierto es que el mundo sigue necesitando la energía estable y barata proporcionada por el petróleo.
La demanda petrolera alcanzará los 102 millones de barriles diarios. | Alamy

Planes verdes, impuestos al carbono, restricciones de movilidad, energías renovables, sostenibilidad... Todo a nuestro alrededor rezuma de calificativos que pueden hacernos inferir que nuestro mundo está cada vez más alejado del uso de combustibles fósiles. Pero, nada más lejos de la realidad: energías tradicionales como el petróleo, el gas o el carbón siguen jugando un papel esencial en el desarrollo económico y social de la humanidad, y no parece que vayan a dejar de hacerlo en un futuro cercano.

El caso concreto del petróleo es especialmente relevante, y es que, según las cifras recién actualizadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda mundial del oro negro alcanzará en 2023 un nuevo máximo histórico de 102 millones de barriles diarios. De confirmarse el dato, impulsado en parte por la fuerte recuperación de la demanda en China, estaríamos hablando de un aumento del consumo mundial de 2,2 millones de barriles cada día respecto al año 2021.

Ante tal nivel de demanda, las potencias exportadoras están trabajando sin pausa para satisfacer las necesidades globales. Y eso incluye también a la Rusia de Putin. En concreto, el país euroasiático, pese a estar en bajo una cascada de sanciones por la guerra en Ucrania, logró este pasado mes de abril su récord de exportación de crudo desde que comenzara la invasión, con 8,3 millones de barriles diarios y unos ingresos de 15.000 millones de dólares en el mes. Todo un colchón financiero que, unido a las exportaciones de gas, facilita los planes belicistas del Kremlin.

La importancia del petróleo

Los sorprendentes datos de demanda petrolera contrastan con la aparente imagen de un mundo que busca depender cada vez menos de las energías fósiles, ya sea por su impacto en el cambio climático como por el miedo a un hipotético agotamiento de las reservas. Pero lo cierto es que existen una serie de elementos que debemos tener muy en cuenta antes de desconfiar del futuro del petróleo.

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  • No se está acabando. En primer lugar, es preciso comprender que el petróleo, al igual que la mayoría de los recursos naturales principales, no está menguando su disponibilidad, sino más bien lo contrario. Las reservas probadas de crudo van en aumento, habiéndose prácticamente duplicado desde los años 90 pese a los continuos avisos sobre su inminente agotamiento. Y es que el avance de la tecnología y los nuevos métodos de extracción como el fracking han elevado las posibilidades de maneras antes inimaginables.
  • Es relativamente asequible. Las continuas innovaciones y el descubrimiento de yacimientos utilizables han permitido un sostenido aumento de la oferta petrolera, contribuyendo así a un precio del petróleo relativamente estable y competitivo frente a otras fuentes alternativas. Así, no es de extrañar que la demanda de productos petroleros como la gasolina sigua en plena expansión en naciones tan relevantes como China, India o Nigeria, pese a la electrificación de Europa o Estados Unidos.
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  • Las alternativas progresan lentamente. En este sentido, las alternativas renovables siguen siendo caras pese a los enormes esfuerzos por su avance y los grandes planes de subvención e incentivos aprobados por los gobiernos occidentales. Y es que las energías solar, eólica o hidroeléctrica son aún incapaces de liderar el mix energético, especialmente en los países en vías de desarrollo, que necesitan crecer rápidamente con costes energéticos bajos. En concreto, las fuentes fósiles como el gas o el petróleo apenas lograrán bajar del 75% en el mix energético global para el año 2030. Además, la injustificada condena política a la que se ha visto sometida la energía nuclear en los últimos años ha hecho aún más necesario el uso de energía fósiles ante la insuficiencia de las renovables.

¿Se está produciendo lo suficiente?

Pese a que la importancia del petróleo en el mix energético global está garantizada en el medio plazo, en los últimos años hemos asistido a una serie de tendencias políticas, empresariales y económicas destinadas a limitar la cantidad de crudo ofertado en el mercado. Así, tal y como abordábamos en un anterior artículo en Libre Mercado, las presiones ecologistas han tenido bastante que ver en el reciente encarecimiento de los combustible. Grosso modo, este ha venido producido por una oferta insuficiente ante la fuerte recuperación de la demanda tras la pandemia. Y, en buena medida, dicha falta de oferta responde a la disminución de las inversiones (capex) en prospección petrolífera, incentivada por corrientes ecologista promovidas por gobiernos y fondos de inversión.

No obstante, la insuficiente inversión en petróleo y gas viene no es solo es fruto de la crisis del coronavirus, y dichas carencias –que luego vemos, por ejemplo, en forma de de subidas de precios al llenar nuestro depósito de gasolina– no serán fácilmente subsanables. Así, según un informe de Goldman Sachs, los retrasos en las inversiones desde el año 2014 han comportado que el mundo perderá 10 millones de barriles por día de crudo y 3 millones de gas natural licuado (GNL) para 2024-25.

En este sentido, para lograr que la oferta se recomponga y los precios del petróleo puedan normalizarse, la OPEP estima que se necesitarán alrededor de 12,6 billones de dólares en inversiones relacionadas con el petróleo para 2045, orientados a satisfacer las proyecciones de aumento de la demanda y compensar el declive natural en los campos petroleros.

En cualquier caso, los datos y proyecciones más recientes confirman que la cruda realidad y la dictadura de las tasas de rentabilidad se está sobreponiendo a las presiones por reducir las inversiones en petróleo y gas, de forma que estas están volviendo a recuperarse cerrando la brecha entre oferta y demanda. Y así, la confianza en el sector de los hidrocarburos se ha visto fortalecida al calor de las importantes revalorizaciones bursátiles de compañías como ExxonMobil, Chevron o BP.

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Concretamente, las estimaciones de Goldman Sachs proyectadas en el gráfico superior prevén que el capex energético siga recuperándose con fuerza, no solo por la expansión de inversión en renovables, sino también en petróleo y gas, claves en la construcción de un sistema energético seguro y estable.

A fin de cuentas, la industria petrolera y gasística siempre ha pasado por ciclos de abundancia y escasez de inversión, a menudo en respuesta a los precios. Y en este caso, si es que la agenda climática radical no lo impide, así seguirá siendo.

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