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Rainer Zitelmann

La deriva de Alternativa por Alemania: así abraza el anticapitalismo

La elección de Maximilian Krah en Alternativa por Alemania es una prueba más de que ahora prevalece una posición contraria a la libertad de mercado.

La elección de Maximilian Krah en Alternativa por Alemania es una prueba más de que ahora prevalece una posición contraria a la libertad de mercado.
Maximiliam Krah | Wikimedia

Maximiliano Krah acaba de ser elegido cabeza de lista de Alternativa por Alemania (AfD por sus siglas en alemán) para las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Sus ideas económicas tienen mucho que ver con las de la izquierda política.

Según las últimas encuestas, el apoyo al partido sigue creciendo. AfD es ahora el segundo partido más fuerte de mi país, con una intención de voto de entre el 18 y el 22 por ciento. La formación y ha logrado consolidar su posición como el partido más fuerte en muchos de los estados del este de Alemania.

Krah publicó recientemente un "manifiesto" titulado Política desde la derecha (Maximilian Krah, Politik von rechts. Ein Manifest, Verlag Antoaios, Schnellroda, 2023) en el que expone sus objetivos políticos y habla mucho de economía. El documento es revelador porque rompe con el manifiesto original de la AfD, que se adoptó en la primavera de 2016. Entonces, el ala pro-mercado del partido era mucho más fuerte. Hoy, es probable que lo que escribe Krah refleje de forma fehaciente el pensamiento dominante actual dentro del partido. Poco o nada queda del programa económico que tenía el partido hace siete años.

Al igual que hacen todos los políticos en Alemania, Krah se compromete con la propiedad privada y la economía de mercado. Esto es algo que también hacen los izquierdistas del SPD (los socialdemócratas aliados con el PSOE español) o Die Linke (La Izquierda, formación anticapitalista radical). Sin embargo, este supuesto compromiso tiene mucho de formalismo y se diluye entre todo tipo de propuestas que actúan en la dirección opuesta.

"La política de derecha, que se construye alrededor del arraigo del ser humano. Esa noción de una vida centrada en la persona, con la identidad como concepto fundamental, está siempre en tensión con el mercado", dice Krah. El mercado "no muestra consideración por la tradición, por la naturaleza o por la identidad" y no brinda la debida "dignidad humana". Según Krah, esa es la razón por la cual los partidos de derecha deberían "oponerse resueltamente al radicalismo de mercado".

Ese término, "radicalismo de mercado", también le gusta mucho a los anticapitalistas de izquierdas. Y, al igual que hacen éstos, Krah enfatiza siempre "la primacía de los intereses políticos" sobre el mercado. Su "manifiesto" está salpicado de términos típicamente asociados con el anticapitalismo y el anticonsumismo. Por ejemplo, cuando ataca la "basura y la inmundicia" que abundan en nuestra "sociedad desechable". Krah es escéptico acerca de los beneficios de la prosperidad que genera la "economía liberal occidental" y considera que esta prosperidad ha marginado a la derecha política.

En el libro también se asegura de criticar la "venta de casi todas las corporaciones más grandes de Alemania" a los "buitres capitalistas de Blackrock" y otras empresas de Estados Unidos. Krah es igualmente escéptico en relación con la globalización, porque, en su opinión, va "de la mano del liberalismo extremo". Sus puntos de vista sobre el libre comercio son similares. Así, declara un supuesto compromiso con el libre comercio pero enumera inmediatamente una larga lista de advertencias y salvedades al mismo. Las restricciones comerciales son necesarias, dice, porque "los productos llevan mensajes políticos y culturales". Como ejemplo, Krah cita a Coca Cola, que representa el "estilo de vida estadounidense" y, por lo tanto, promueve la "transformación cultural".

De igual forma, Krah considera que plataformas nacionales y regionales deberían ocupar el rol que juegan marcas globales como Google. De hecho, también se opone a la "inmigración de élite", es decir, a la llegada al país de altos directivos que no son de ascendencia alemana. ¿Vodka ruso en lugar de Coca Cola? ¿Prohibición de residencia a ejecutivos que no tengan pasaporte alemán? Por ese camino van las ideas económicas del dirigente de la AfD.

Krah también pone su mirada en el "capitalismo plutocrático". A su juicio, es necesario actuar contra los superricos, sobre todo en aquellos casos en que la acumulación de riqueza se ha producido en una sola generación, caso por ejemplo de los magnates que deben su fortuna a las nuevas tecnologías e internet. Los objetivos de estos superricos son "en su mayoría opacos y, en última instancia, siniestros", de acuerdo con el político teutón.

Para el cabeza de lista de AfD en las elecciones europeas, también es malo que las empresas se esfuercen por "ganarse potencialmente a todo el mundo como clientes". Como oposición, defiende que "una economía de derechas, sin embargo, se basa en la idea de que los estados tienen economías, no en que una economía global opere por los estados como meras entidades subsidiarias".

La mayoría de las afirmaciones de Krah pueden confluir con las de muchos izquierdistas. Podría decirse que muchas de sus aseveraciones son meras formulaciones o expresiones del consenso anticapitalista que se ha desarrollado en la Alemania actual. Sin embargo, los líderes de izquierda siguen criticando a AfD por su "radicalismo de mercado" y su "liberalismo económico", a pesar de que el partido ha abandonado gradualmente sus posiciones previas de política económica y ha abrazado este discurso anticapitalist.

Puede ser que todavía haya algunos defensores aislados del libre mercado en el seno de Alternativa por Alemania, pero la elección de Maximilian Krah es una prueba más de que ahora prevalece una posición diferente. Esto es lo que ha dado un impulso claro a la AfD en las últimas elecciones, especialmente en los comicios que se han desarrollado en los territorios del este de Alemania, donde el anticapitalismo está aún más extendido que en el oeste. Por esta vía, AfD ha logrado ganarse a importantes segmentos del electorado del SPD y Die Linke.

Por cierto, el prólogo del libro fue escrito por el fundador y presidente honorario de la AfD, Alexander Gauland, quien subraya que el autor "se haga eco de algunas ideas de Sahra Wagenknecht", en referencia a una ex dirigente de Die Linke. "Esto hace todo aún más emocionante (…). Maximilian Krah y Sahra Wagenknecht están unidos por el conservadurismo social", sostiene Gauland.

La misma tendencia se observa también en el resto de Europa: el anticapitalismo no solo se intensifica en las filas de la izquierda, sino que también crece por el flanco de la derecha. La derecha radical de muchos países ha adoptado políticas económicas propias de la izquierda radical, siguiendo los pasos de la familia Le Pen en Francia.

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