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Manuel Fernández Ordóñez

La "reforma del mercado eléctrico" europea no reforma el mercado eléctrico

¿Cómo han conseguido poner de acuerdo a Francia y a Alemania? Pues con la salida fácil: dándoles a los dos lo que estaban pidiendo.

¿Cómo han conseguido poner de acuerdo a Francia y a Alemania? Pues con la salida fácil: dándoles a los dos lo que estaban pidiendo.
EUROPA PRESS

¿Tanto ruido para esto? Meses de espera y negociaciones, rumores, documentos, reuniones, filtraciones a la prensa. Al final, nada de nada. Lo acordado esta semana por los representantes europeos no dista prácticamente nada de lo ya propuesto por la Comisión Europea hace medio año.

En un eufemismo normal para los tiempos que corren, se ha llamado "reforma del mercado eléctrico" a algo que, en realidad, no reforma el mercado eléctrico. España lo intentó, con ahínco. Intentó por todos los medios acabar con el mercado marginalista de electricidad, pero la realidad se ha impuesto, demostrando lo evidente: que el mercado nunca fue el problema.

Los altos precios de la electricidad que hemos vivido (y estamos viviendo) no son culpa del mercado eléctrico, sino culpa de nuestra enorme dependencia de combustibles fósiles que no tenemos. El mercado ha funcionado de manera impecable. El mercado arrojaba precios altos porque el gas era muy caro. El mercado te estaba diciendo que tus inversiones deben ir hacia otras tecnologías y dejar de depender del gas. ¿Cuál es el problema real? Que no puedes dejar de depender del gas en el corto plazo y el poder político, en su sempiterno postureo, tiene que dar la impresión de estar haciendo algo por nosotros, los ciudadanos.

Al final, lo de siempre en Europa. Francia y Alemania van marcando el ritmo de tambores y el resto bailan al son que más les convenga en cada momento. Mandan ellos, siempre lo han hecho y siempre lo harán. En esta ocasión tenían posturas irreconciliables, fundamentalmente en torno a la energía nuclear. ¿Cómo han conseguido ponerlos de acuerdo? Pues con la salida fácil, darles a los dos lo que estaban pidiendo.

Alemania temía que la energía nuclear francesa supusiera una posición de ventaja competitiva para la industria gala, mientras que los germanos tienen que vivir con las decisiones erróneas de su política energética (entra ellas, haber cerrado sus centrales nucleares). Europa, además, quería dejar fuera de los mecanismos de financiación al carbón, algo que perjudicaba claramente a Alemania. Pues nada, se conceden contratos CfD a la nuclear francesa y, a la vez, se conceden mecanismos de capacidad al carbón alemán. Todos contentos, menos el clima. Parece que la emergencia climática ya no debe tener tanta importancia…

Si alguien cree que con esta reforma vamos a solucionar los problemas energéticos de Europa, se equivoca. Si alguien cree que vamos a dejar de sufrir episodios de precios altos de electricidad, se equivoca. Mientras sigamos dependiendo de los combustibles fósiles, tendremos problemas de altos precios. Mientras sigamos dando palos de ciego en materia energética, tendremos problemas de altos precios. Mientras sigamos pretendiendo cerrar las centrales nucleares europeas para seguir quemando gas y carbón, cavaremos más y más nuestra tumba. Seguimos perdidos y sin rumbo. Mal asunto.

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