La Fiscalía y la Guardia Civil señalan al Ministerio de Teresa Ribera y al anterior gobierno socialista de Aragón por prevaricación a favor de las empresas de renovables –en concreto, Forestalia– y por delitos medioambientales al dar adjudicaciones omitiendo la ocupación de áreas protegidas. Así lo ha denunciado la Fiscalía ante los juzgados a raíz de los bloques de denuncias que ha ido presentando el Movimiento Ciudadano de Teruel Existe ante las fiscalías de Sala de Medio Ambiente y de las tres audiencias provinciales aragonesas. En total, siete grupos de denuncias contra más de setenta proyectos de renovables, 46 de competencia estatal y 26 de competencia autonómica, la mayoría adjudicados a Forestalia.
La investigación se inicia a raíz de una denuncia interpuesta en enero de este año en la que se evidencia el Gobierno de Javier Lambán habría estado otorgando autorizaciones ambientales a varios proyectos eólicos y fotovoltaicos de forma ilícita. A partir de ahí, la Fiscalía, encargó un informe a la Unidad de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil de Huesca.
Tras su investigación, el UPRONA señala la posibilidad de que se hayan cometido varias infracciones ambientales y prevaricación en el fraccionamiento de los macroproyectos eólicos y fotovoltaicos de la zona.
Este movimiento supone la judicialización del modelo de despliegue de las renovables en Aragón llevado a cabo por el Gobierno de Lambán. Este jueves, a las 10:30 ha tenido lugar en la Fiscalía de Huesca la primera declaración sobre este asunto de un miembro del Movimiento Ciudadano.
Seis nuevos proyectos en el Matarraña
Las denuncias llegan después de conocerse que el Ministerio de Teresa Ribera ha dado luz verde a otros seis macroproyectos de Forestalia en la Sierra del Matarraña que, de igual manera, afectan al ecosistema, paisaje y modelo turístico de la zona.
Uno de los casos más flagrantes es el del hotel Mas de Cebrián, en Puertomingalvo. Una masía en medio de un paraje natural que pasará a estar rodeada de un mar de placas fotovoltaicas. "Nuestra imagen de marca –explica su director, Diego Pilaquinga– es la de un turismo de naturaleza y tranquilidad"
En estas dos imágenes se ve el efecto que tendrá el proyecto: todo el terreno virgen que se ve en la de la izquierda se va a convertir en un mar de placas, como se ve en la de la derecha:
"Un despropósito, a 20 metros del hotel", como ha explicado su dueño, Salvador Arenere y que, además, ha paralizado una de las mayores inversiones hasta la fecha: una ampliación para crecer más allá de las 12 habitaciones que tiene en la actualidad.
Una apuesta personal en un negocio familiar situado en una zona donde encontrar trabajadores y llevar a cabo la logística del día a día se hace más difícil que en otros puntos del país.
En la misma situación está El Convent Hotel, que esta semana cumple 24 años de trayectoria. Ana Marta Romeo lo dirige junto a sus tres hermanas: "Hemos decidido invertir aquí. Nosotros decidimos restaurar las ruinas de un convento de 1613; 400 años de edificio en abandono", explica indignada.
"No lo hacemos –continúa– para que después vengan, te monten una industria eólica y que grandes fondos se lleven el dinero a costa de los que estamos aquí invirtiendo en turismo, patrimonio y en generar empleo". También ellas van a ver modificadas sus vistas: "Ahora vemos las ruinas de la ermita de Santa Bárbara, el cementerio medieval, el Torreón… " explica, Ana Marta Romero.
El turismo, clave para la zona
"Lo que plantean ahora tanto Capital Energy, como Forestalia es como meter una central encima de esas colinas. Por no mencionar el tamaño de los aerogeneradores, los más grandes instalados hasta la fecha."
Se hace así, a su juicio, porque hacerlo en otras zonas de España encontraría más oposición que en la sierra turolense. Opinión que comparte Ana Ferrás, directora de Torre del Visco, una fortaleza rodeada de naturaleza en la que se ha llegado a alojar Madonna.
"Nuestra labor es clave en la zona porque apostamos por el producto local, promovemos la trashumancia y contribuimos al mantenimiento de las especies locales", explica. De hecho, su hotel y Mas de Cebrián, cuentan con la Placa de reconocimiento al Mérito Turístico que otorga el Gobierno de Aragón, precisamente porque no sólo promocionan su hotel, sino los pueblos como destino.
Todo eso con lo que pretenden acabar los gigantes energéticos y que parece incompatible con la inversión a la que ha dado luz verde la UE: 1,5 millones para fomentar el turismo sostenible.
"No podemos decir que es sostenible –denuncia Ana Marta– y luego permitir esto". Y más con lo que les costó remontar tras el COVID. Así se lo ha trasladado también al nuevo Gobierno comarcal en una reunión mantenida hace dos semanas. Todavía están a la espera de una respuesta por parte del nuevo Ejecutivo autonómico.
Volver a la carta de paisaje
La solución que proponen los empresarios de la zona es volver al modelo de carta de paisaje y definir las amenazas para blindar su paisaje y su modelo turístico de las amenazas de los gigantes energéticos.
Un modelo que está acabando también con la inversión privada de los cada vez más particulares que quieren comprar y restaurar masías en la sierra turolense, como segunda residencia.