España se prepara para tiempos duros en la deuda pública. El gasto público no deja de crecer en manos del Gobierno socialista comunista, el ansia recaudatoria del Ejecutivo ha supuesto ya un aumento de 100.000 millones de euros en impuestos con respecto al año de llegada de Pedro Sánchez al poder, el BCE -tras más de medio billón de euros de rescate real a España en compras de bonos públicos y liquidez- se ha cansado de una barra libre que ha disparado la inflación, y, ahora, España se enfrenta al momento de colocar la deuda pública, al menos, parcialmente, a su coste real.
Al cierre de 2023 el nivel de emisión bruta de deuda pública superará el cuarto de billón de euros y el Tesoro, con ese panorama, sabe que debe colocar emisiones con atractivo para que sean competitivas con los bonos de otros países más solventes. Y de ahí surge la iniciativa: un bono ligado a la inflación a 15 años. Eso sí, como la inflación siga su nivel elevado, habrá escalada libre del coste financiero del Estado.
En 2022, el Tesoro mantuvo ya un brutal nivel de "acceso al mercado, con una elevada participación de inversores internacionales", admite el propio Gobierno. Traducido, que la deuda se ha disparado. Y, pese a ello, "el Tesoro Público cuenta con una estrategia de financiación para 2023, ejercicio en el que la emisión neta prevista será de 70.000 millones de euros, en línea con la que cerró en 2022". Es decir, que el descontrol de la deuda continua. Y, por ello, "la emisión bruta prevista ascenderá a 256.846 millones de euros, un 10% superior a la de 2022, debido a que las amortizaciones vuelven a situarse en los niveles habituales", admite el propio Gobierno.
En este contexto, el Tesoro Público ha ejecutado ya su cuarta sindicación del año y lo ha hecho "con la emisión de un nuevo bono a 15 años ligado a la inflación de la zona euro, con vencimiento en noviembre de 2039". El volumen de la emisión alcanza un importe de 3.000 millones de euros y ha contado con demanda: 29.325 millones de euros, diez veces por encima de la cantidad emitida. Porque, efectivamente, se espera que tenga tipo de interés elevados en línea con la inflación. "Es también la mayor demanda registrada en Europa para un bono ligado a la inflación y supera en más de 10.000 millones las peticiones registradas en la última sindicación española de bonos ligados a la inflación realizada en 2018", destacan desde el propio Gobierno.
El Tesoro está encantado con la decisión. "La buena acogida de la emisión, en términos de volumen de demanda y calidad de las órdenes, refleja la confianza de los inversores en la economía española", señala. Lo cierto es que da una idea de la necesidad de productos de cobertura frente a la inflación, con lo que descuenta que las tensiones de precios no han terminado ni mucho menos.
De hecho, el bono emitido y ligado a la inflación europea vence el 30 de noviembre de 2039 y ha salido con un cupón del 2,05%. La rentabilidad, por su parte, se ha situado en 2,082%. Con lo que confirma ya el alza de los pagos del servicio de la deuda pública española.
Con esta sindicación el Tesoro ya lleva emitidos 148.196 millones de euros de instrumentos a medio y largo plazo. La vida media de la deuda del Estado en circulación se mantiene en los 7,8 años y el coste medio de la cartera de deuda del Estado asciende ya a 2,07%. Citibank, Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan, Morgan Stanley y Société Générale han actuado como directores de esta emisión.