Los ataques de Hamás a Israel han terminado desencadenando un problema de primer orden en el campo de la logística. Precisamente ahora que el comercio internacional lidia con un preocupante ajuste en la actividad del Canal de Panamá, los inversores se han encontrado con un nuevo frente abierto, puesto que diversos grupos violentos están mostrando su respaldo a Hamás a base de interrumpir y boicotear el tránsito de buques comerciales por las aguas del Mar Rojo. Esta circunstancia está teniendo repercusiones significativas en el Canal de Suez, que canaliza el 12% del comercio internacional a través de su infraestructura.
El boicot violento está encabezado por la rama militar del grupo rebelde de los Houthi, que operan desde Yemen con respaldo iraní. A lo largo de las últimas semanas, dicha agrupación ha venido desarrollando todo tipo de ataques contra embarcaciones que se dirigen a o proceden de Israel. Esta sería su respuesta al conflicto en curso y su manera de mostrar su adhesión a Hamás. La consecuencia directa es una crisis logística que se trasladará próximamente a los precios del comercio.
A raíz de un ataque sufrido el 15 de diciembre en uno de sus barcos, la compañía naviera más grande del mundo, MSC, ha decidido suspender todas sus rutas a través del Canal de Suez. "Esta decisión afectará directamente a los tiempos de navegación de los barcos, alargando los desplazamientos en varios días", señaló la compañía en un comunicado, no sin pedir también "comprensión ante estas graves circunstancias". El caso es que la decisión de MSC llega justo después de anuncios similares por parte de otras corporaciones esenciales para el comercio por vía marítima, caso del gigante danés Maersk, la potente firma alemana Hapag-Lloyd o la compañía francesa CMA CGM.
La experiencia pasada y los episodios recientes muestran que los ataques de los Houthi acostumbran a incluir el lanzamiento de drones y misiles, así como la retención de embarcaciones y el secuestro de trabajadores de las navieras como rehenes. La prensa ha documentado al menos tres incidentes recientes: (1) el ataque sufrido por la naviera japonesa NKY el pasado 19 de noviembre, que resultó en la captura de 25 de sus trabajadores, así como del barco Galaxy Leader, (2) el lanzamiento de un misil contra el buque Gibraltar de la naviera Maersk a lo largo del 14 de diciembre, o (3) una serie de ataques coordinados contra barcos de Maersk, MSC o Hapag-Lloyd. En total, se sabe de al menos 10 barcos atacados desde que Hamás desató las hostilidades contra Israel con sus atroces ataques terroristas del pasado 7 de octubre.
Un portavoz de la milicia, Ali al-Qahoum, ha declarado públicamente que su grupo "no abandonará a Palestina" por mucho que sigan "las amenazas de Israel, Estados Unidos y Occidente". Ante esta circunstancia, las empresas del sector han optado por cambiar sus rutas, aunque esto supone alargar significativamente los tiempos de viaje. El trayecto alternativo más habitual pasa por rodear el Cabo de Buena Esperanza, lo que entraña distintos retos, puesto que dicha ruta ha sido un foco de piratería en el pasado y, además, exige una navegación más lenta, puesto que los vientos son más fuertes, los arrecifes de la zona son rocosos y el tráfico marítimo es mucho más intenso. Esta circunvalación implica elevar los tiempos de viaje de 19 a 31 días y supone un aumento de costes que va de los 400.000 a los 800.000 dólares por buque y trayecto. El valor de los portes que han sido desviados ya supera los 30.000 millones de dólares.