La precariedad laboral, junto con las crecientes dificultades para acceder a una vivienda, condicionan de forma sustancial la emancipación de los jóvenes españoles. El paro juvenil cerró el pasado año en el 28%, casi el doble que la media de la UE. Y muchos de los empleos que ocupan las personas comprendidas entre los 16 y 29 años son inestable y están peor remunerados.
Además, a diferencia de lo que sucede en el resto de Europa, el 42% de los jóvenes están sobrecualificados, cursando una formación superior a la que exigen sus puestos e trabajo, mientras que la media europea es del 23,6%, lo cual aumenta el nivel de frustración.
A los problemas laborales se suma, por otro lado, el encarecimiento de la vivienda. Para cubrir el pago inicial de la compra de una casa es necesario un ahorro previo que supone alrededor de 3,7 veces el salario anual de un joven, lo que implica que esa opción, sin ayudas familiares, solo es viable tras un período de trabajo largo.
Como consecuencia, ha aumentado la demanda de alquiler, pero su coste puede llegar a suponer más del 80% del salario medio para un joven independizado que vive solo. Esta cifra hace imposible la emancipación de los que no cuenten con más de un ingreso para pagar el alquiler -por vivir en pareja o compartir piso- o reciban ayuda de sus familias, según el estudio Presente y futuro de la juventud española, publicado por la Fundación BBVA y el Ivie. En 2018, según el FMI, la media europea para esta cifra se situaba en algo menos de un tercio del salario para los jóvenes y en torno al 25% para la población general.
El resultado es que la tasa de emancipación de la población joven se sitúa en mínimos históricos desde que se dispone de datos (1977), ya que tan sólo el 16% de los jóvenes de 16 a 29 años viven en un hogar independiente, encabezado por un joven, mientras que la media de la UE es el 32%. Y esta tasa no ha dejado de caer en los últimos años, pasando del 26% en 2007 al 16% actual, un descenso próximo al 40%, tal y como muestra el estudio Juventud vulnerable y democracia en España de FEPS Europe.
Los jóvenes se van de casa a los 30,3 años de media, cuando ya no son considerados oficialmente jóvenes. La media en la UE es de 26,4 años. Por edades, la emancipación de los jóvenes entre 16 y 19 años es prácticamente nula. La de los menores de 25 años es baja, mientras que la de las personas entre 25 a 29 años cuadruplica la de 20 a 24 años.
En todos los subgrupos de edad se observa una reducción de la tasa de emancipación actual en comparación con la de 1977. En la actualidad, uno de cada tres jóvenes de 25 a 29 años reside fuera del hogar de origen, pero en 1977 este porcentaje era del 58,5%.
El cambio es sustancial en edades algo mayores: un 68% de los adultos de entre 30 y 34 años residen fuera del hogar de origen, doblando la proporción de los menores de 30. Así pues, la emancipación ha pasado a ser una decisión en buena medida de adultos jóvenes, mayores de 30 años, a diferencia de lo que sucedía en el pasado.