El declive que atraviesa la economía española se observa de forma especialmente pronunciada cuando comparamos la distancia entre nuestros niveles de renta y los de nuestros vecinos europeos. A nadie escapa que la posición relativa del Reino se ha deteriorado notablemente a lo largo de las dos últimas décadas, en línea con un periodo de bajo crecimiento en el que el impacto de la Gran Recesión y la pandemia del coronavirus fue mucho mayor que en la mayoría de economías del Viejo Continente.
En 2003, al final de la Era Aznar, el PIB per cápita de nuestro país rozó el 98% del PIB per cápita observado en el conjunto de países miembros de la Unión Europea. Diez años después, al final de la Era Zapatero, este epígrafe había caído hasta el 87%. Es cierto que dicha rúbrica mejoró en la Era Rajoy, hasta llegar al 90% en 2018. Sin embargo, el mandato de Sánchez está propiciando un nuevo descenso en este indicador.
Los últimos datos facilitados por Eurostat se corresponden con 2022 y dejan nuestro PIB per cápita en el 86% de la media comunitaria. De modo que las dos últimas décadas han contribuido a situar a España cada vez más lejos de los niveles de desarrollo económico observados en el resto de la UE-27.
En el ranking que ordena a los países según su PIB per cápita, España aparece relegada al trigésimo tercer puesto de la UE-27, por detrás de Italia y Chipre. La isla mediterránea estaba por detrás de nosotros en 2018, de modo que el periodo de gobierno de Sánchez se ha saldado con ese primer "sorpasso" en nuestra contra, amén del creciente alejamiento respecto del promedio comunitario.
Sin embargo, esta posición puede ir a peor en los próximos años, puesto que el estancamiento que se observa en nuestro país choca con el crecimiento más acelerado de otros países del Viejo Continente.
En el siguiente gráfico se puede apreciar el diferencial de PIB per cápita entre España y otras economías europeas. En 2018, estábamos 2.380 euros por delante de Malta, cifra que se ha reducido a 260 euros. Nuestra ventaja frente a Eslovenia era de 4.650 euros, pero ahora se queda en 3.050 euros. En cuanto a Portugal, estábamos 6.700 euros por delante, pero ahora ese saldo positivo es de 5.600 euros. Grecia también se acerca y su diferencial se recorta de 6.900 a 6.200 euros. Por último, República Checa converge con nosotros al pasar su resto negativo de 6.900 a 6.450 euros.
El siguiente gráfico confirma esta evolución, al comparar el PIB per cápita de 2018 y 2022 de cada uno de los países analizados. La mejora en el caso de España es de apenas 20 euros, frente al salto de 2.140 euros de Malta, la subida de 1.620 euros de Eslovenia, el crecimiento de 1.120 euros de Portugal, el repunte de 1.280 euros de Grecia y la mejora de 470 euros de República Checa.
Así pues, la evolución de nuestra economía no solamente debe dibuja una senda decepcionante en relación con los niveles previos a la pandemia, sino que también describe una trayectoria preocupante en comparación con el resto de la Unión Europea, hasta el punto de que distintos países que antaño estaban claramente por detrás de nosotros en términos de PIB per cápita hoy empiezan a cerrar esa brecha gracias a su acelerado crecimiento y a nuestro decepcionante desempeño.